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El "baby Trump", camino alternativo de la evolución

El hiperrealismo no sólo se centra en la reproducción literal del cuerpo humano en su integridad. También caben representaciones parciales, como la obra de Maurizzio Cattelan, siempre teñida de ironía y humor. En esta exposición se muestra su obra "Ave María", tres brazos que salen de la pared haciendo el saludo fascista. Es una de las muchas sorpresas de la muestra. Otra: "Josh", de Tony Matelli, un hombre en pantalones cortos que parece haber entrado en trance y "flota" a dos palmos del suelo.

De todas las esculturas, quizá la más desconcertante, y repulsiva, es una de la australiana Patricia Piccinini, que lleva las técnicas del hiperrealismo al desarrollo de cuerpos alternativos al del ser humano. En esta ocasión se presenta la obra creada en 2010 y titulada "Recién nacido", que muestra un bebé con lo que parece una trompa de elefante en vez de nariz, brazos como tentáculos y extremidades inferiores informes. Si no fuera por el flequillo, un poco a lo Donald Trump, el horror estaba servido. Con Piccinini la evolución toma caminos divergentes. Sus seres alienígenas somos nosotros en un universo paralelo. Es nuestra misma carne. Son nuestros mismos tejidos orgánicos. Ellos son lo que no fuimos.

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