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JUAN DELGADO GARCÍA | Empresario e impulsor del montañismo en Asturias

"José Ramón Lueje fue el que hizo que el montañismo fuera algo más que ir al monte"

"Lo que se trabajó aquí por el parque nacional de los Picos de Europa no lo hicieron ni en Cantabria ni en Castilla y León, pero el esfuerzo no se corresponde con la influencia de Asturias en el montañismo español"

Equipo campeón del Trofeo "Costa Verde" de baloncesto en 1957. Juan Delgado es el primero por la izquierda de pie.

Nada más comenzar la conversación, Juan Delgado García saca de un bolsillo un lápiz de memoria y lo coloca encima de la mesa de reuniones de su despacho de presidente del consejo de administración de la firma gijonesa Fundiciones Infiesta, S. A., con sede en el polígono industrial de Somonte. Es un lápiz de 16 GB de almacenamiento que contiene, puede decirse, toda una vida dedicada a la montaña asturiana y su promoción. En el minúsculo artefacto informático se almacenan alrededor de 2.000 páginas escritas por Juan Delgado en los últimos diez años. Es una obra monumental, en busca de editor, donde este gijonés y montañero histórico cuenta, en tres tomos, todo lo que sabe de los Picos de Europa. Un tomo para cada uno de los tres macizos: Oriental, Central y Occidental. De las montañas que Juan Delgado, ahora con 85 años de edad, no dejó de recorrer, estudiar y documentar hasta hace dos años, cuando definitivamente dejó de subir al monte.

Del Ensanche del Arenal al baloncesto en el Grupo Covadonga y la primera montaña. "Nací en Gijón el 24 de junio de 1931, ya hizo 85 años, en la calle de la Caridad (del llamado Ensanche del Arenal, que en la segunda mitad del siglo XIX extendió el caserío de la villa de Gijón hacia el Este a partir de la calle de Capua). Éramos cuatro hermanos. Yo era el pequeño. Mi hermano mayor, Blas, murió hace siete años y tuvimos negocios toda la vida juntos. Mi padre se llamaba Cipriano y mi madre Marina. Mi padre era oriundo de la provincia de Zamora, de un pueblín que se llama Jambrina. Vino a Asturias con 22 años y se casó aquí. Mi madre era de Avilés. Mi padre trabajó de apoderado de una firma de ferretería de Gijón muy conocida, Gregorio Alonso, S. A. Estudié, primero, en la Academia España, que dirigía Cándida Aguirre. Luego en la Escuela de Comercio (al lado de la plaza del Parchís). Soy profesor mercantil. Con pocos años viví la Guerra Civil y siempre recuerdo el racionamiento de la comida y ver pasar a la gente por la calle de la Caridad para refugiarse en la playa cuando había bombardeos. También recuerdo que en las ventanas de casa que daban a la calle mi padre puso colchones. Fueron momentos muy difíciles y lo que me quedó de aquella época fue la austeridad en la vida. Mi hermano también estudió Comercio, mi padre consideraba que era la mejor salida para nosotros y tenía también la impronta de la cultura mercantil. De mis dos hermanas una también estudió Comercio y la otra Bachillerato. Lo que había entonces en casa no nos permitía ir a estudiar a Oviedo, era un dispendio muy importante. De mi curso en la Escuela de Comercio acabamos quince o dieciséis. Había buen ambiente, tanto con los profesores como con los compañeros, y al terminar la mayoría ya teníamos trabajo. Yo empecé a hacer prácticas en la empresa donde trabajaba mi padre y mi hermano estuvo de dependiente en la ferretería, que estaba donde tenía antiguamente su sede el Grupo Covadonga (en la calle del Molino, ahora de Emilio Tuya). Enseguida me hice socio del Grupo Covadonga, ya que empecé pronto a jugar al baloncesto cuando comenzaba a repuntar en Asturias. Mido 1,85 y entonces no había mucha gente alta. Estaba entonces en el Grupo Ángel Varela, que fue una persona clave para el desarrollo de muchos deportes en Gijón. Como yo era alto se fijó en mí Carlos Ordieres y me reclutaron para el equipo de baloncesto grupista. Así me hice socio, además ya tenía mi independencia y podía pagarlo. Después de trabajar en la ferretería mi hermano y yo fundamos una compañía de representaciones de empresas de ferretería y materiales de construcción. Logramos hacer un mercado importante en Asturias, León y Santander, y así estuvimos muchos años. Hacia el año 1975 ya empezamos en el mundo más empresarial. Llegué a Fundiciones Infiesta por mi hermano, que estaba casado con una nieta del primer Infiesta. Con los años la propia familia Infiesta no tenía posibilidades de seguir en el negocio y mi hermano y yo, junto con los de talleres Zitrón, compramos la empresa en 1985. Desde entonces estoy vinculado a ella, en la que soy el presidente del consejo de administración y el mayor accionista. Tenemos treinta y cinco empleados. Aunque se nos conoce por hacer la barandilla del Muro y las farolas que llaman 'estilo Gijón', nuestra principal actividad es fabricar para la industria vasca de máquinas-herramientas, también para Alcoa y Arcelor. Y hacemos mobiliario urbano para otras partes de España, pero ese mercado cayó mucho por la crisis. La etapa de jugador de baloncesto en el Grupo -hace años que me borré, no estaba de acuerdo con la política del club- fue buena en mi vida y también cuando empecé a ir al monte. La primera vez, con varios amigos, al pico Fario, donde acampamos tres días. Tenía 18 años. Me casé a los 28 con Virginia Zapico González, de La Felguera. Su padre era perito industrial. No tuvimos hijos".

Juan Delgado García habla bajo, a pesar del ruido que penetra en el despacho desde los contiguos talleres de la fundición, y piensa cada frase que pronuncia.

El estudio de la montaña y la amistad con Lueje. "Como cuando fuimos al Fario (vértice en el que confluyen los concejos de Gijón, Siero, Sariego y Villaviciosa) era por el verano, enseguida me aficioné al monte, que tiene mucho gancho. Conoces los sitios más inhóspitos de la región. Siempre tuve mucha preocupación por el estudio de la montaña y llegué a tener muy buena relación con Lueje -José Ramón Lueje (1903-1981)-, que es ya una leyenda del montañismo asturiano y español. De él es la frase: 'Montañero no es solamente el que vence la montaña, también lo es, y muy relevante, el que la siente, la admira y la contempla'. Fue en los años en los que se empezó a organizar el montañismo federado en Asturias, a partir de la Escuela y el Grupo de Alta Montaña, y Lueje me puso de director de la Escuela de Alta Montaña. Enseguida, como digo, tuve con él muy buena relación, a mí me gustaba mucho la documentación y Lueje había hecho un trabajo sobre el macizo de Ubiña, así que me encargó un trabajo complementario sobre el macizo, donde hicimos muchas prácticas y lo visité muchos años. El trabajo tenía como objetivo dar a conocer la alta montaña del macizo de Ubiña, con prólogo de Lueje, que era un ejemplo para todos. Hizo montañismo en la época más difícil, en la posguerra, y en el monte no había seguridad entonces, estaban los que llamábamos 'fugaos'. José Ramón Lueje fue el que hizo que el montañismo fuera algo más que ir al monte. También tengo desde hace años mucha amistad con el padre Laínz, jesuita, con el que salí mucho al monte y aprendí algo de botánica".

Clubes montañeros. "Soy de toda la vida del Torrecerredo, y antes del Alpino (desaparecido hace años). Recuerdo que el ambiente de los clubes era muy bueno y entonces eran vitales para organizar excursiones colectivas, ya que no teníamos medios de locomoción propios para ir al monte. Las colectivas de montaña eran muy importantes y por eso los clubes eran una necesidad. Yo enseguida fui por mis propios medios, en Vespa. Casi todos los fines de semana subía al monte y en una de las salidas conocí a mi mujer, en una excursión de fin de semana por la zona de Sajambre. Congeniamos por la afición al monte".

La creación de la que acabaría siendo la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo del Principado de Asturias y la política en la montaña. "Era el director de la Escuela de Alta Montaña cuando se creó la Federación, pero con retraso con relación a otras regiones de España, especialmente Madrid, donde el club Peñalara (la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara se fundó en el año 1913) ya había desarrollado una actividad muy importante en los Picos de Europa y dominaban la región. Lógicamente barrieron hacia su lado, tanto es así que los límites de Peña Santa los pasaron a León completamente. Estuve en el núcleo fundador de la Federación, en la que Luis Estrada, un médico de Oviedo, era el presidente. Estuve diez años como vocal de la Escuela de Alta Montaña. En la montaña también hay política y Asturias estaba desligada completamente del alpinismo del resto de España. Con los años Pedro de Silva, que es montañero (y expresidente del Gobierno del Principado), hizo en Asturias lo que no hicieron en ninguna región del entorno: la modernización de los refugios, sobre todo en los Picos de Europa y en el macizo de Ubiña. Lo que se trabajó aquí por el Parque Nacional de los Picos de Europa no lo hicieron ni en Cantabria ni en Castilla y León, pero el esfuerzo no se corresponde con la influencia de Asturias en el montañismo español".

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