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Los buckaroos, los vaqueiros norteamericanos

El antropólogo Benito Amable Concha ve claros indicios para considerar a esta comunidad de Estados Unidos descendiente de los trashumantes de Asturias

Imagen del cementerio de Alzada, en el Estado de Montana (EE UU).

Existe un grupo de personas en Estados Unidos que dedican su vida al ganado, a la trashumancia y a la vida nómada. Tienen costumbres y tradiciones propias, y están especializados en mover grandes rebaños y encontrar recursos en los territorios más duros. Viajan entre diferentes campamentos, en los que se alojan en rudimentarias cabañas. Son los "buckaroos", término que es idéntico en su pronunciación a "vaqueiros". ¿Existe una relación entre ambos grupos humanos? ¿Puede esta comunidad de ganaderos del Medio Oeste americano hundir sus raíces en el occidente de Asturias? El abogado y antropólogo Benito Amable Concha está convencido de que así es, y desde hace meses se afana por encontrar líneas de unión que sellen esta relación a través del Atlántico.

El interés del investigador saltó al conocer la cultura buckaroo, y descubrir sus similitudes, más allá del término que los define, con la cultura vaqueira asturiana, radicada principalmente en los concejos occidentales de Tineo, Salas, Valdés, Belmonte, Cudillero, Villayón y Somiedo. También al descubrir que buckaroo no es lo mismo que cowboy. "Los buckaroos y los cowboys no son la misma cosa. Existe toda una cultura buckaroo, una cultura material y un conocimiento especial para hacer el trabajo, de tal manera que puede decirse que un buckaroo es quien está dentro de esta cultura y participa en ella mientras que un cowboy está fuera", explica el antropólogo.

Los buckaroos son anteriores a los colonos ingleses. Se extendieron por los estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Oregón, Idaho, Montana, Utah y los desiertos de Sonora y el Mojave. Son territorios duros, en los que apenas crece nada y tampoco hay riqueza en el subsuelo. El ganado es la única forma de ganarse la vida. Además, se vieron obligados a aprovechar las "badlands", tierras que pueden llegar a producir algo en algún momento del año, pero no siempre: "Son suelos semidesérticos que dependen en gran medida del régimen de lluvias", explica Concha, así que "deben moverse hacia lugares con alimento, tal y como hacen los vaqueiros. La vida va con el ganado y no el ganado con la vida", continúa.

El trabajo del antropólogo se ha centrado hasta el momento en rastrear los apellidos propios de los vaqueiros en Estados Unidos. Los resultados no han hecho sino confirmar sus primeras sospechas. En Norteamérica hay 581 personas apellidadas Riesgo, 327 Arnaldo y 238 Gayo, apellidos vaqueiros. Se da el caso, además, de que en Estados Unidos hay más Verdascos, por ejemplo, que en muchas comunidades autónomas españolas. Pero la mayor sorpresa fue dar con una pequeña localidad, Alzada, en el Estado de Montana. "Cuando llegaron por primera vez los soldados del famoso Séptimo de Caballería de los Estados Unidos, en 1878, denominaron el lugar como Stoneville, pero el nombre anterior, Alzada, es el que pervivió y por el que hoy se conoce mayoritariamente este lugar en toda la cultura buckaroo", reseña Concha, que destaca además que en esta región se celebra anualmente, cada mes de agosto, un festival cultural muy famoso entre todas las personas que participan de la cultura buckaroo. Algo similar a lo que sucede con el Festival Vaqueiro de Aristébano.

La teoría que plantea el estudio parte del hecho de que los vaqueiros, como acreditados profesionales de la trashumancia, fueron contratados por los grandes terratenientes del centro y sur peninsular para manejar su ganado desde la época de los Reyes Católicos. Cuando hubo que viajar a América, en los siglos posteriores a su descubrimiento, los mismos vaqueiros serían llevados hasta el nuevo continente para hacerse cargo de los grandes rebaños, en especial en el virreinato de Nueva España. Sus costumbres y tradiciones se habrían preservado hasta la actualidad, manteniéndose siempre como una comunidad diferenciada.

Para confirmar este extremo, y asentar de forma científica esta relación entre pueblos, Benito Amable Concha señala que aún tiene por delante un arduo trabajo. "Lo primero que estudiaremos serán los archivos eclesiásticos, que aportarán información desde el siglo XVI. Hay que rastrear cuándo llegaron estas personas, si se casaron, si tuvieron hijos, para poder completar una gran lista. Después, realizar encuestas personales a esas personas con apellidos vaqueiros para conocer qué se recuerda allí de su pasado". Considera interesante, además, realizar un análisis de los documentos de la Casa de Contratación de Indias para intentar conocer en la medida de lo posible la emigración vaqueira hacía aquellos territorios en los tiempos de la colonia.

"Sería muy interesante descubrir que la cultura de trabajar y de estar con el ganado más auténtica de Estados Unidos tiene conexión con el Occidente de Asturias y la cultura vaqueira. Daríamos una respuesta histórica, les ofreceríamos a los buckaroos una certeza sobre su origen y abriríamos muchas puertas de futuro para posibles intercambios", considera el antropólogo, que afirma que la Buckaroo Society está muy interesada en este aspecto. "La impronta de Asturias en América es enorme. Somos muy pocos en relación con todo lo que hemos hecho allí".

Benito Amable Concha cuenta con el respaldo del Museo Rural Etnográfico de Luarca, impulsado y gestionado por Ramón Fernández y su hija Sara. En su museo guarda un importante número de piezas de origen vaqueiro y se han propuesto editar el estudio para seguir investigando sobre esta comunidad. Si todo va bien, en noviembre del año próximo se presentará al público.

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