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"Fofisanos" por supervivencia

Los animales que migran o hibernan necesitan engordar ahora para acumular reservas de grasa, como combustible o como despensa

"Fofisanos" por supervivencia

Estar gordo no siempre es malo. No si eres un ave migratoria, un lirón o un oso pardo. Ahora que el ideal de "hombre perfecto" ha cambiado de la "tableta" a la barriga cervecera, del físico atlético al "fofisano" ("dad bod" o "cuerpo de papá" en origen, en Estados Unidos), ahora que reivindicar una gordura moderada está de moda -Leonardo di Caprio y Ben Affleck mediante-, no sobra recordar que el concepto forma parte del ciclo biológico anual de diversas especies de animales que engordan, comiendo en exceso, para afrontar el alto gasto energético de un largo viaje, la escasez de recursos del invierno o el ayuno de un sueño invernal.

Sea cual sea la solución elegida para afrontar el déficit de recursos de la estación invernal, la estrategia consiste en acumular reservas energéticas en forma de grasa subcutánea. La fauna hibernante y la que se mantiene activa en invierno consume gradualmente esa "despensa" corporal, en el primer caso reduciendo el metabolismo al máximo, para garantizar la cobertura de un "mantenimiento" de subsistencia, y, en el segundo, tratando de conseguir todo el alimento fresco posible, para que el "depósito" de emergencia dure y esté disponible en caso de necesidad. Más compleja es la energética de las migraciones, parte de un "plan de vuelo" que incluye la acomodación del sistema enzimático para el uso rápido de la energía almacenada; un incremento del hematocrito, que potencia la eficacia del transporte de oxígeno en la sangre; la hipertrofia de los músculos de vuelo, y el desarrollo de una conducta migratoria.

Por lógica, a un ave migratoria lo último que le conviene es llevar lastre. Pero, al mismo tiempo, necesita cargar suficiente "combustible" para cubrir las distancias entre dos puntos de repostaje. He ahí el dilema. ¿Cómo se resuelve? Pues con un "efecto yo-yo" como el que se trata de evitar en las dietas humanas: engordan rápidamente cuando es preciso (hasta un 50 por ciento de sobrepeso), mediante la hiperfagia inducida por el tiroides, y adelgazan también de forma radical cuando no necesitan excedentes.

La acumulación de las reservas en forma de lípidos es una buena fórmula porque proporcionan el doble de energía que los hidratos de carbono y las proteínas. Un estudio científico concluye que cada gramo de grasa produce nueve kilocalorías, un rendimiento que otorga a las aves una autonomía de vuelo de hasta 20 horas o 750 kilómetros sin escalas.

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