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Industria asturiana que inspira a Europa

Gondán, Asturfeito e Isotrón, distinguidas por la Bolsa de Londres, han conseguido dar una vuelta de tuerca a los sectores tradicionales de la región para convertirse en firmas punteras en el mundo

Industria asturiana que inspira a Europa

Fabrican lo de siempre en Asturias, pero lo hacen como nunca. Las compañías Astilleros Gondán, Asturfeito e Isotrón han sido incluidas en el ranking de las "1.000 empresas que inspiran a Europa", que ha elaborado la Bolsa de Londres. Para entrar en ese selecto club hay que demostrar pujanza tecnológica, innovación y fuerte expansión en mercados internacionales. En los albores de la cuarta revolución industrial, cuando el mundo se mide en bits, el mercado de valores de la "City" londinense se fija en compañías asturianas dedicadas a sectores añejos en la región como el naval, el metalúrgico y el de la ingeniería eléctrica. Eso sí, Gondán, Asturfeito e Isotrón representan la versión mejorada de la industria asturiana, la que aprovecha el saber hacer de la región, lo adapta a las nuevas demandas y lo sabe vender por el mundo. Empresas que son capaces de fabricar por primera vez en Europa barcos remolcadores con propulsión dual (gas y gasoil), de suministrar equipos para los grandes observatorios espaciales de la NASA o de asumir un papel destacado en la expansión de las energías renovables en Iberoamérica.

"Generalmente se ve la innovación como una punta de lanza, pero en realidad es una pirámide que precisa de una base de conocimiento muy sólida. En Asturias tenemos un saber hacer en sectores industriales que sirve de base para poder realizar cosas nuevas", señala Alberto Cuesta, director general de Isotrón, la filial más potente del grupo Isastur. "No sólo tienen proyección las compañías TIC, que ahora están muy de moda, las empresas clásicas asturianas con mucha carga de empleo y mucha infraestructura también pueden tener futuro y es bueno que la Bolsa de Londres lo reconozca", apunta Álvaro Platero, presidente de Astilleros Gondán. Y es que las tres empresas asturianas seleccionadas por el observatorio de la "City" comparten mucho más que un origen común:

1. Tradición renovada. La compañía de bienes de equipo Asturfeito dispone actualmente de más de 40.000 metros cuadrados de naves distribuidas por los polígonos de Tabaza (Carreño), Baíña (Mieres) y Parque Empresarial Principado de Asturias (Avilés), en los que trabajan 240 personas, pero su origen, hace 27 años, está en un diminuto taller de 40 metros cuadrados que el somedano Belarmino Feito abrió en Oviedo cuando tenía 24 años. "Al principio yo era el único trabajador", afirma sonriendo Feito, que aprendió el oficio trabajando desde los 15 años en el taller de su hermano mayor. De las pequeñas reparaciones se pasó al mantenimiento de maquinaria y después el taller comenzó a trabajar como subcontrata, primero de pequeñas empresas y después de las grandes de la región. Como muchas compañías asturianas del metal, Asturfeito creció en las áreas de mecanización y calderería amamantada por los contratos de Ensidesa, Hunosa y Santa Bárbara. "El año 1999 supuso un hito para la empresa. Nuestra situación era buena, aunque avanzaba el declive de la grandes compañías asturianas para las que trabajábamos, y empezamos a plantearnos si era exportable lo que hacíamos, si podíamos ir más allá del mercado local", señala Feito.

Ficharon a un experto en comercio exterior con muchos años de experiencia y en junio de 2000 llegó el primer contrato internacional, con una empresa de Burdeos (Francia). A los cuatro años el 25% de la facturación ya procedía de fuera, siete años después el 50% y luego no ha dejado de crecer en sectores como el petroquímico y gasístico (oil & gas), la energía nuclear, las renovables o la exclusiva industria de la ciencia, a la que Asturfeito accedió tras obtener homologación y pequeños contratos del CERN (Laboratorio Europeo para la Investigación Nuclear). Ahora ese sector se ha convertido en un continuo suministrador de actividad con la construcción de gigantescos telescopios y antenas para consorcios internacionales y agencias aeroespaciales. En poco más de una década Asturfeito pasó de Hunosa a la NASA.

También Gondán dio un salto cualitativo sin soltar amarras con la tradición industrial. Hasta la década de los años ochenta del pasado siglo, el astillero de la ría del Eo fabricaba casi en exclusiva barcos pesqueros para armadores gallegos. El negocio naval vinculado a la pesca en España se fue a pique y Gondán buscó, obligado, alternativa en países del Tercer Mundo que seguían aumentado su flota de capturas. "Por aquella época, como excepción, nos entró un pedido para construir un arrastrero para Islandia con unas características muy específicas para poder navegar en aguas heladas. Aquel barco nos reabrió la puerta del Primer Mundo, nos permitió entrar en el mercado nórdico y desde entonces hemos construido más de una veintena de barcos para Noruega, donde tenemos nuestro principal nicho de negocio", explica Álvaro Platero, presidente de Gondán y perteneciente a la cuarta generación de una familia dedicada a la construcción naval. Trabajar para los noruegos obligó a Gondán a estar a la altura de sus requerimientos, a competir en tecnología y calidad, no sólo en precio. Con ellos entraron en nuevos negocios, como el de la construcción de barcos para el sector "offshore" (primero de apoyo a plataformas petrolíferas y después a parques eólicos marinos), para las investigaciones científicas marinas, para el rescate, para el transporte de pescados vivos entre piscifactorías... y comenzaron a lograr hitos tecnológicos como la propulsión dual gas & gasoil o las hélices voith que facilitan las maniobras. "En Noruega ya nos consideran de los suyos. Siempre cuento una anécdota que llegó a mis oídos en la inauguración de un barco allí. Un armador preguntó a un suministrador cuál era el mejor astillero noruego para hacer buques de un determinado tipo y el interpelado respondió: Gondán", cuenta Platero en el camarote de presidencia, decorado con maquetas de barcos fabricados en el astillero de Figueras. Al otro lado de la ventana, cientos de trabajadores se mueven como hormigas entre los siete buques que se construyen al mismo tiempo en el muelle y en las gradas, a los que hay que sumar otros dos que se fabrican en las instalaciones que Gondán tiene en el muelle sur de Castropol, ya muy cerca de Vegadeo, reservadas para embarcaciones de fibra. "Estamos al 120% de capacidad. No deberíamos asumir tanta carga de trabajo, pero es que un mismo armador nos ha pedido tres barcos y no queremos fallarle", justifica Platero.

2. La internacionalización. Gondán y Asturfeito crecen con casi los dos pies fuera de España. Lo mismo le ocurre a Isotrón, que tiene ahora el 75% de la actividad en el exterior. Esta empresa, que fue filial de Babcock Montajes -que a su vez dependía de la Sociedad Española de Construcciones Babcock-& Wilcox, con sede en Vizcaya-, siempre tuvo una vocación internacional y una tupida red de oficinas exteriores en su negocio: el del montaje eléctrico industrial . El grupo asturiano Isastur compró el 100% de Isotrón en 2007, a las puertas de la crisis. "Hasta entonces Isastur, que había crecido al calor de industria asturiana, tenía vocación nacional, pero entonces se vio la necesidad de salir fuera y se hizo en buena parte a través de la compra de Isotrón, un acierto visto lo que llegó después con la recesión", explica Alberto Cuesta, director general de Isotrón, que fue contratado por el grupo Isastur hace ocho año precisamente por su experiencia internacional. Durante años el grupo Isastur mantuvo en paralelo su filial Isastur, especializada en subestaciones y líneas de alta tensión en España, con Isotrón, mas internacionalizada y especializada en montaje eléctrico industrial. "Antes se solapaban en pocas áreas, pero hace año y medio se decidió fusionarlas bajo la marca Isotrón porque a nivel internacional cada vez tenía más peso la especialidad de Isastur y una nueva área: la de las energías renovables", apunta Cuesta en un despacho de la sede central del grupo Isastur, en el polígono de Silvota. Isotrón, que factura al año más de 100 millones de euros, tiene 689 empleados (más de la mitad de todo el grupo Isastur), 520 en España y el resto en delegaciones internacionales. Su principal actividad ya es la vinculada a las energías renovables, con proyectos "llave en mano" de plantas fotovoltaicas y de obra civil e infraestructura eléctrica para parques eólicos principalmente en países de Iberoamérica, con Chile, México y Uruguay como principales focos, y con cada vez mayor presencia en Argentina, Brasil, El Salvador, Bolivia o Perú, donde se multiplican los concursos de renovables. "Nosotros tenemos un bagaje de conocimiento del que carecen en esos países", afirma Cuesta, que no obstante reconoce que "salir al exterior es abrir la caja de las sorpresas, hay muchos factores que no puedes manejar aunque tengas el mejor plan de internacionalización".

3. La estrategia de la anticipación. La rápida internacionalización redujo el impacto de la crisis nacional en el grupo Isastur y la diversificación de actividades ha librado a Asturfeito de los altibajos de los mercados en que opera. "Durante la época dura de la crisis el sector del oil & gas fue uno de lo que más tiró de nuestra actividad, pero ante los primeros síntomas de agotamiento por la caída del precio del petróleo comenzamos hace dos años a diversificar hacia el sector de los bienes de equipo para la energía eólica marina y la nuclear. Hay que estar siempre evolucionando, el día que paras tienes fecha de caducidad", señala Belarmino Feito tras mostrar en la nave de la compañía en Avilés un gigantesco criostato que cuando esté concluido pesará más de 400 toneladas y contendrá un reactor de fusión nuclear desarrollado por un consorcio internacional en el que participan la Unión Europea y Japón.

4. El tamaño importa. Feito destaca que el crecimiento de su empresa le ha permitido optar a contratos internacionales a los que sólo se llega por invitación. "Es que si no tienes cierto tamaño hay clientes que no te consideran", señala por su parte Alberto Cuesta, que añade que en el caso de Isotrón "pertenecer al grupo Isastur nos aporta solidez financiera". En lo que también coinciden Cuesta y Feito es que en Asturias apenas hay experiencias de colaboración entre empresas para sumar esfuerzos y salir juntas al exterior, un modelo muy desarrollado en otras comunidades, como el País Vasco. "Quizás es una herencia de un pasado en el que las grandes compañías industriales públicas estaban en el centro de la actividad económica regional y el resto de empresas se limitaban a competir entre sí para intentar obtener los mejores contratos", afirma Belarmino Feito.

5. Ágiles y flexibles. Asturfeito ha ganado en tamaño, pero su presidente destaca que no ha perdido agilidad a la hora de tomar decisiones. "Aquí no hay que esperar a que se reúna un consejo de administración, no hay burocracia. Tenemos una estructura con grandes profesionales y yo estoy aquí todos los días para reunirme con ellos y tomar decisiones", afirma Feito, que destaca que cuando en 2007 la empresa optó al "proyecto ALMA" (25 antenas de grandes dimensiones para el mayor observatorio astronómico del planeta en Chile) un representante del consorcio internacional que lo promovía visitó la parcela que Asturfeito había adquirido junto a la ría de Avilés para levantar las naves donde se construirían los equipos. "Por aquel entonces era un descampado con una charca en medio en la que había hasta patos. Pese a todo se arriesgaron y nos dieron el contrato. Luego hubo un sinfín de modificados y cambios en el proyecto que una empresa sin la agilidad de la nuestra, aunque tuviera más estructura, no hubiera podido asumir. Al final aquella decisión arriesgada fue un acierto para ellos y para nosotros", destaca Feito con una sonrisa. Astilleros Gondán también tiene que tener flexibilidad para poder asumir los picos de actividad en un negocio con tantos altibajos como el naval. Ahora, al 120% de capacidad, trabajan 550 personas en las tres instalaciones que la empresa tiene en el concejo de Castropol. La plantilla fija son cerca de 200 trabajadores. El resto pertenecen a subcontratas de Asturias, Galicia, Andalucía e, incluso, una de Lituania. "De todas formas estas empresas contratan a mucho personal de la zona", señala Platero, que añade que la plantilla fija de la empresa está formada, en buena parte, por descendientes de antiguos trabajadores porque los familiares siempre han tenido preferencia de entrada. "Eso nos garantiza baja rotación de personal, tener trabajadores arraigados e implicados con la empresa. Al final los de casa siempre son los que resuelven los problemas", destaca el presidente de Gondán.

6. Falta personal. De todas formas Platero, que es uno de los siete ingenieros del astillero, reconoce que tienen dificultades para encontrar personal cualificado. "Nosotros organizamos cursos periódicamente y contratamos a muchos alumnos. Llevamos años demandando estudios de FP de soldadura y calderería en nuestro entorno, pero tenemos poco éxito", señala Platero. En Isotrón tienen planes internos de formación en los que trabajadores especialistas en un área forman al resto, y desde Asturfeito claman por una solución. "Hasta en los años de crisis hemos tenido problemas para encontrar personal cualificado e incluso hemos traído ajustadores de Bosnia. Los mercados son globales y nosotros, que somos competitivos a niveles de exigencia muy altos, vamos a dejar de serlo por falta de personal. Asturias es una región de salarios altos, no podemos competir ahí con los asiáticos. Podemos tener tecnología y procesos innovadores, pero detrás siempre está la especialización, que requiere de personal cualificado", afirma Feito, ya sin sonreír.

TRES EJEMPLOS

ÁLVARO PLATERO | Presidente de Gondán | El castropolense Álvaro Platero preside desde 1995 Astilleros Gondán, empresa que fundó su abuelo a finales del siglo XIX y que heredó su padre. Ingeniero naval, bajo su dirección la empresa ha registrado su pico de actividad centrándose en el mercado internacional y construyendo barcos muy especializados que incorporaban nuevos avances tecnológicos.

ALBERTO CUESTA | Director general de Isotrón | Ingeniero de minas de 44 años, el ovetense Alberto Cuesta fue contratado por el grupo Isastur hace ocho años para aportar experiencia en proyectos internacionales. Estudió en Inglaterra, realizó prácticas en Sudáfrica, y con Duro Felguera trabajó en México y Venezuela. Tras pasar por Flour y Arcelor-Mittal, dirige la expansión internacional de Isotrón.

BELARMINO FEITO | Presidente de Asturfeito | Somedano de 51 años, Belarmino Feito es un emprendedor de manual. Con 24 años montó en Oviedo un taller de reparaciones tras abandonar la empresa de su hermano, en la que había aprendido el oficio. El negocio fue creciendo hasta convertirse en una de las compañías de bienes de equipo más punteras de la región, homologada como suministrador de la NASA.

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