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Las mujeres que más pitan de Asturias

Las árbitras de la región son un ejemplo en España de la pujanza de las féminas en el "deporte rey"

Zaira Moro, la gijonesa de 15 años que abandonó el arbitraje, de asistente en un partido la temporada pasada. Irma Collín / Juan Plaza

Las mujeres en el arbitraje de fútbol son una minoría que busca el espacio que les pertenece y que, al fin, lo están ganando. La temporada 2016-2017 es el inicio de una nueva era para ellas. Haciendo oídos sordos a los insultos sexistas, con un proyecto que pretende que sólo las mujeres arbitren la Primera División femenina y con partidos de esa Liga televisados, la presencia de mujeres en el deporte rey español se reafirma. Y el Principado juega un papel preferente.

El Comité Técnico de Árbitros en Asturias tiene 374 colegiados, de los cuales sólo 21 son féminas. Una de ellas es la llanisca Judit Romano, la única mujer que esta temporada asiste en Segunda División. Otras dos, Sara Fernández y Eliana Fernández, son asistentes en Tercera. Hasta el momento sólo ha habido una colegiada en Primera División. Ella es María Luisa Villa. Ahora, como coordinadora del arbitraje femenino del Comité Técnico de Árbitros (CTA), lidera a nivel nacional un proyecto que marcará un antes y un después para las colegiadas en España. La idea es que en la temporada 2017-2018 todos los partidos de Primera División de la Liga femenina estén arbitrados por mujeres. Entre las 500 árbitras que hay en España seleccionarán a las 20 mejor preparadas. Porque no arbitrará cualquiera, no. Sólo las mejores. Por eso algunas de las aspirantes que están arbitrando la Segunda División femenina, junto con compañeros de segunda B, tienen todas las esperanzas puestas en alcanzar el ascenso la temporada que viene.

Otras tantas colegiadas están en ligas y categorías donde sólo juegan hombres. Llegar a arbitrar en Tercera División, como lo hacen Sara y Eliana, no es fácil. En todas las categorías de fútbol profesional las pruebas son iguales para hombres y mujeres. Ya de por sí son más difíciles que en el resto de países por la exigencia que tiene este deporte en España. A eso se añade que el físico de las mujeres, en principio, juega en su contra. Para Villa, las mujeres en nuestro país están muy preparadas, pero no alcanzan a arbitrar en categorías superiores por esas pruebas físicas. "Lo que tenemos en Asturias con Judit Romano es un hito. Su condición física es excelente", explica Villa. Las demás son muy buenas, pero no para fútbol profesional de hombres. Eso sí, que algunas pasen ahora a arbitrar fútbol femenino no quiere decir que lo hagan porque no valgan para el masculino. De hecho, podrán estar en ligas de ambos sexos.

"Una chica no corre igual que un chico y los tiempos son los mismos. Pero si se entrena y te esfuerzas y eres constante, que es lo más importante, estás a la misma altura que ellos", explica la gijonesa Eliana Fernández. El inicio de esta árbitra de 26 años resultó ser un acto de amor propio. Le dieron una charla en el instituto y sus compañeros varones comenzaron a decirle que no tenían narices para apuntarse. Cuatro amigas les callaron la boca inscribiéndose, aunque con el tiempo ella fue la única que continuó. "Me dejaron sola ante el peligro", bromea.

Su compañera Sara Fernández, de Sotrondio, tiene 28 años y lleva desde los 15 arbitrando. Su hermano por aquel entonces jugaba al fútbol y a ella le gustaba ir a ver los partidos. Le hablaron de la posibilidad de hacer un curso de arbitraje y fue a ver si le gustaba. "Y me enganchó. Es una manera diferente de ver el fútbol y el deporte, pero si estás dentro engancha". Sara estudió Magisterio, oposita para maestra y trabaja en el negocio de sus padres. Eliana estudia Ingeniería Industrial y trabaja en una ortopedia. Las dos entrenan cuatro días a las semanas y juegan los partidos que les toque. También han debutado ya internacionalmente. Sara lo hizo en un encuentro de la Champions femenina entre El Esparta de Praga y Gintra Universitetas, la temporada pasada, y un partido de la fase de clasificación de la Eurocopa femenina, Albania-Ucrania. Eliana, en un torneo en Belfast, en un clasificatorio sub-19, donde coincidió tres veces con Suiza: un Suiza-Irlanda del Norte, Inglaterra-Suiza y Noruega-Suiza.

El proyecto que lidera Villa también dará la oportunidad para que, jugando en la categoría máxima de la Liga femenina nacional, puedan acceder también a los encuentros internacionales. Las dos asistentes califican el ambiente de esos acontecimientos como "excelente".

Gritos sexistas

En su contra también juegan los insultos sexistas que llegan desde la grada. Hace unas semanas la prensa puso el foco en el machismo que hay en los campos con Marta Galego, una asistente que durante unos segundos decidió parar el partido UE Valls contra Cambrils Unió (Tarragona) cuando un aficionado la mandó "a fregar platos". Ella, inmediatamente, aplicó la normativa de la Federación Catalana de Fútbol "Cero insultos en la grada", detuvo el partido y se dirigió al delegado local para pedirle que expulsara al espectador, un socio habitual que tardó sólo tres minutos en abandonar el campo. Después, junto con sus tres compañeros, fue ovacionada.

Mandar a fregar es un clásico entre los insultos sexistas que les dedican algunos aficionados a las árbitras. Las asturianas lo han escuchado alguna vez, pero ambas coinciden en que hay que inhibirse. Concentrarse en el partido y obviar lo que se grita fuera. Porque igual que los "hijos de puta" o los "vete pa tu casa gilipollas", las alusiones directas a su género son una estrategia para desconcentrarlas y sacarlas del partido.

Ésa fue la decisión que tomó Zaira Moro, una joven gijonesa de 15 años que aparcó durante unos meses el arbitraje. Moro comenzó con 14 años porque cuando veía partidos le gustaba más el papel del árbitro que el de los jugadores. En un encuentro, un aficionado le gritó que dejara el arbitraje y se fuera a una casa de citas. El disgusto fue grande y decidió dejarlo, pero se dio cuenta de que no merecía la pena. "Volví con el apoyo de todo el mundo, porque me di cuenta de que por lo que me había dicho uno no puedo dejar de hacer lo que me gusta" , relata la joven en un derroche de sensatez que bien le hubiera venido al espectador. Y como lo que le gusta, y mucho, es arbitrar, ha vuelto al cursillo y espera volver en cuanto pase las pruebas físicas.

"En un partido cuando empecé se metieron conmigo, pero si quieres seguir tienes que olvidarlo y no darle importancia porque al final ganan ellos, no nosotras", dice Sara, que está segura de que cada vez hay menos machistas en las gradas. "Todas las iniciativas que se tomen para intentar erradicar la violencia en el fútbol, sobre todo a partir de fútbol base, me parece que van por buen camino para que, desde pequeños, adquieran unos valores que les servirán en todas las facetas en la vida. Es lamentable que muchas veces los insultos machistas que recibimos las mujeres, actualmente cada vez menos, vengan por parte de las propias mujeres, ya que al final somos nosotras mismas las que nos creamos las barreras hacia la igualdad", añade.

"No te insultan por ser mujer. Te insultan por ser árbitro. No tenemos que sentirnos mal por lo que nos diga", apunta María Luisa Villa. "Pues sí. Dime a qué árbitro no han insultado. No tenemos que hacernos víctimas de eso". Que los insultos no son iguales a veces es una obviedad. "Es un mensaje para todas las árbitras, que últimamente salimos mucho a decir que el fútbol es muy machista, que nos insultan... pero no es por ser mujer -repite-, es por ser árbitro". A día de hoy considera que sería muy difícil erradicar los insultos en las gradas.

Las colegiadas no sienten que los jugadores las cuestionen más por el hecho de ser mujeres. Villa asegura que ha salido de muchos partidos donde los futbolistas ni se habían dado cuenta de que pitaba una mujer . Sobre los compañeros árbitros, dicen que las tratan de tú a tú, que no establecen diferencias. Lo mismo dice Alba Junqueira, arbitra en fútbol base y asistente en categorías hasta la Preferente. La colegiada, que acaba de pedir una excedencia de un año porque va a cursar un "Erasmus", habla de la falta de equipamientos que los campos tienen para que haya árbitros de ambos sexos. Normalmente hay sólo un vestuario para los colegiados, así que tienen que alternarse para poder cambiarse y ducharse después de los partidos.

Prejuicios

La única que de momento fue a colegios e institutos para dar charlas a jóvenes sobre el arbitraje ha sido Sara Fernández. Y en ellas anima a las chicas a seguir sus pasos. "A ellas les suele costar más que a ellos. Les digo que es probar, igual que con el resto de deportes. Si no pruebas no sabes si te puede gustar o no. Además, los compañeros son excelentes, no vas a tener ningún problema porque sean chicos o chicas, todo lo contrario. No hay distinción", dice. "Para eso también hay que empezar a tener más ejemplos de mujeres que se dediquen no sólo al arbitraje, también que sean entrenadoras, como María Antonia Is". De los pocos equipos femeninos que hay en Asturias, casi todos están dirigidos por hombres.

Las aspiraciones de Sara Fernández y Eliana Fernández no tienen límites. Sara espera que, a corto plazo, pueda alcanzar la Primera División femenina en esta nueva etapa que está comenzando. A largo plazo quiere subir de categoría y poder ser internacional femenino, igual que Eliana. Alba Junqueira, sin embargo, se lo toma más como un hobby y Zaira Moro quiere seguir disfrutando, como todos los jugadores de fútbol de su edad.

Con los ojos puestos en el futuro, también esperan que haya más niñas que se animen. En el cursillo de Zaira son tres aspirantes. El año pasado eran tres o cuatro. "Cada vez se dan más cuenta de que no tiene por qué haber sólo para chicos, nosotras también podemos", sentencia la joven. Y eso les volverá a mostrar a partir de enero, cuando vuelva a los campos.

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