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Asturias es la leche y también el café

Las empresas tostadoras de la región, una pequeña potencia económica, ganaron peso en la crisis al adquirir decenas de competidoras, fabricar para las marcas blancas y lanzar nuevos productos

Asturias es la leche y también el café

En agroalimentación, Asturias es la leche, pero también tuesta café como para "manchar" toda la producción láctea. El sector cafetero tiene hondas raíces en la región y sigue medrando pese a haber sufrido como pocos la plaga de la crisis. El consumo en las cafeterías, taza a taza, llegó a caer cerca del 40%, según datos del sector. El recorte del gasto en ocio y el cierre de establecimientos hosteleros -lo que se tradujo en apagones de cafeteras- amenazaron con moler el negocio del tueste, que también se vio afectado por otros factores ligados a los hábitos que acompañaban al "cafeteo", como la prohibición de fumar en los bares. Las empresas asturianas, todas familiares y en la mayoría de los casos con la segunda o la tercera generación al frente, tuvieron que cambiar la mezcla tradicional, el "blend" del negocio, para seguir viviendo del café. Unas apostaron por crecer a base de adquirir empresas con mercados regionales consolidados, otras por las alianzas con las grandes cadenas de supermercados y otras por salir al exterior. Y todas se vieron obligadas a conjugar verbos como diversificar -con la entrada en los segmentos de las infusiones, los chocolates, las galletas...-, fidelizar -con servicios nuevos a los clientes de la hostelería como la formación de baristas- o, sobre todo, innovar -llevando el nuevo mercado de las cápsulas a las cafeterías, incrementando el valor del producto ofreciéndolo en carta y sirviéndolo en vajillas específicas, con nuevos lanzamientos como el café ecológico o el café que se "tira" como si fuera una caña, o con nuevos envases que incluyen hasta válvulas de retención de aromas.

Las empresas asturianas Cafento, Toscaf y Oquendo han salido de la crisis situadas en los primeros puestos del ranking nacional por facturación (se encuentran entre las siete primeras sin contar las multinacionales), y otras de menor tamaño, como El Globo o El Águila del Caribe, han consolidado su posición en el mercado regional. Juntas tienen una cifra de negocio de cerca de 150 millones de euros anuales y dan empleo a más de 700 personas. "El peso de Asturias en producto interior bruto o en población ronda el 2% de España, pero en el caso del café está muy por encima", afirma Rafael Piñera, gerente de Oquendo, que destaca que hasta los años ochenta del pasado siglo -cuando se fundó en Llanera la empresa que dirige- las cafeteras asturianas eran de tamaño pequeño y ámbito local. Entre los empresarios había camaradería porque venían de un antiguo régimen en el que el comercio del café estaba intervenido por la Comisaría de Abastecimientos y Transportes, que fijaba los cupos a cada tostador, así como las calidades y los precios. La preocupación de los tostadores era conseguir materia prima, apenas había capacidad de crecimiento, pero eso cambió a partir de los años ochenta con la liberalización del sector. "Desde ese momento comenzó a registrarse una fuerte competencia en un mercado pequeño como es el asturiano. Fue un estímulo para mejorar, no bajar nunca la guardia y salir fuera, todo eso enriqueció mucho el producto", añade Piñera.

"En el 90% de las cafeterías de Asturias se sirve café tostado en la región. A la competencia exterior le cuesta entrar porque el café de Asturias tiene una calidad muy alta, y no me refiero sólo al nuestro", afirma Carlos Manuel Rodríguez, consejero delegado del grupo Cafento. "En Asturias hay buen café", ratifican José Luis García, director general de Toscaf, y José Ramón Iglesias, gerente de El Globo. No tienen reparos a la hora de piropear al vecino. Ellos están al frente de las tres empresas que quedan del eje cafetero asturiano, el formado por los concejos de Tineo, Salas, Pravia y Grado. Sólo este último ha perdido la tradición cafetera tras el cierre en 2008 de la fábrica de Areces, compañía que fue adquirida por el grupo tinetense Cafento, que tiene su origen en Cafés El Gallego.

Areces fue la primera adquisición de lo que hoy es el principal grupo cafetero de capital español. Luego llegarían otras 16 empresas de diferentes puntos de España con sus respectivas marcas que el grupo Cafento conserva. Junto con las asturianas El Gallego, Areces y Saroma figuran Juli, Tarrero, La Flor de América, Capuchinos, Valiente, Beltrán, Cafegal, Rovi, Va Café, El Trópico, Valdés, Lugomer y Victoria. "Somos una empresa global con un enfoque local, mantenemos esas marcas porque están ligadas a unos gustos regionales y a una larga relación de confianza entre hosteleros y proveedores", destaca Carlos Manuel Rodríguez en la biblioteca de la fábrica de Cafento en Tineo, donde la mayoría de las baldas están ocupadas por muestrarios de las decenas de productos que comercializa Cafento con sus marcas regionales y con su marca de calidad, Montecelio, a la que se suma Stracto para el segmento de cápsulas. No sólo hay café. También infusiones, chocolates, bebidas frías, galletas y todo tipo de tazas y platos para mejorar la experiencia de consumo del producto.

El café de todas las marcas del grupo Cafento se procesa en la moderna fábrica que la compañía tiene desde 2008 en el polígono de La Curiscada. La torre de silos, donde se almacena el grano, compite en altura con los aerogeneradores "plantados" entre La Espina y Tineo. Los molinos parecen expandir un olor a café que se multiplica en el interior de la fábrica, donde tres gigantescas tostadoras (dos de café natural y una tercera de torrefacto, con azúcar añadido) no paran de transformar la materia prima que luego pasa a la secadora y de allí o bien al molino industrial o directamente a la línea de empaquetado si se va a comercializar en grano. "Tenemos capacidad para envasar 18 millones de kilos de café al año, pero de momento aún estamos lejos de ese tope, hay margen para seguir creciendo", señala desde la sala de mandos que controla todo el proceso Esteban Peláez, jefe de producción de la fábrica de La Curiscada. Allí trabajan 125 de los 400 empleados del grupo Cafento. La compañía factura al año 72 millones de euros, más del doble que al inicio de la crisis. "Las adquisiciones de empresas, la salida al extranjero y el nuevo mercado de las cápsulas, que aporta el 20% de la facturación, nos han permitido crecer", señala Carlos Manuel Rodríguez, consejero delegado de Cafento, grupo que ha sido pionero en España en llevar la tecnología de la cápsula a las cafeteras profesionales. "Ya en 2007, en la Feria de Milán, nos dimos cuenta de que el futuro estaba ahí. Compramos la patente italiana del que nos pareció que era el mejor sistema de cápsulas y con ellas en la mano empezamos a buscar por España una empresa de maquinaria que estuviera dispuesta a fabricar una cafetera profesional para ellas", destaca el consejero delegado, que añade que en 2009 ya pudieron lanzar ese producto que les diferencia de la competencia. "Las cápsulas acaban con los ruidos en la cafetería y dan uniformidad al producto, ya da igual quién prepare el café", añade Rodríguez, tercera generación familiar al frente del negocio cafetero.

José Luis García Menéndez, director general de Toscaf, es segunda generación. "Cuando mi padre fue al banco a pedir dinero para abrir el tostadero en Pravia le dijeron que ese negocio no tenía futuro. Han pasado más de 60 años y aquí estamos, creciendo a nuestro ritmo", señala García, con un retrato de su progenitor a su espalda. La compañía factura al año más de 40 millones de euros y da empleo a 115 trabajadores que sacan adelante una producción de más de 9 millones de kilos de café desde la factoría de Peñaullán. A diferencia de Cafento, Toscaf eligió otra dieta para ganar peso. Aunque en 2009 adquirió Cafés Coty y la dirección de la empresa no descarta nuevas compras, reconoce que "es muy difícil unir filosofías y sincronizar departamentos". Por ello apuesta por el crecimiento endógeno a través de sus marcas tradicionales (Toscaf, El Cacique y Boku); por el lanzamiento de nuevas, como Cafeneto, un café de variedad arábiga y de producción ecológica que le ha posicionado en el segmento "premium", y por la fabricación para las marcas de las grandes cadenas de distribución. De la línea de envasado de Toscaf salen paquetes de las marcas blancas de Carrefour, Dia, Alcampo y El Corte Inglés. "Trabajar para los gigantes de la distribución nos obliga a estar al día, porque cualquier innovación que hay en el mercado nos la demandan", afirma García Menéndez tras mostrar la maquinaria de encapsular que han instalado en un anexo de la nave de producción, donde apenas quedan espacios libres.

Toscaf es la única empresa cafetera asturiana que tiene más presencia en el canal de la alimentación (65% de la producción) que en el de la hostelería (45%) y ello le ha ayudado a esquivar la crisis porque durante esa época hubo un trasvase de consumo de las cafeterías a los hogares. Sin embargo, la empresa no descuida el canal hostelero ni el lado más elitista del café. Para cocineros-estrella como Quique Dacosta, Mario Sandoval, Nacho Manzano o Alberto Chicote elaboran cafés exclusivos a partir de mezclas de granos seleccionadas por ellos.

Ligado al sector de la hostelería nació en 1986 Cafés Oquendo. Es la más joven entre las grandes tostadoras asturianas y la que más se ha movido en el mercado en todas las direcciones. Para su expansión adquirió empresas regionales (en Asturias Caycho y fuera otras como Costa Verde, Genio, Mingot, Costa Blanca, Salmerón y Táboas), también elabora café para marcas blancas de supermercados (de cadenas españolas e inglesas), entró de lleno en el negocio de las cápsulas compatibles con las cafeteras Nespresso y Dolce Gusto y es la que tiene mayor presencia internacional, con penetración en América (Estados Unidos, Canadá, México y República Dominicana), Asia (Japón y China), África (Marruecos y Senegal) y prácticamente toda Europa gracias a la obtención de todo tipo de certificaciones de calidad. "Exportar un producto como el café no es fácil porque todos compramos la materia prima en los mismos sitios, como mucho cambian los brokers", señala Rafael Piñera, gerente de Oquendo, compañía que ha innovado en el proceso de fabricación y de empaquetado para mantener los aromas del café mediante válvulas. Con más de un centenar de referencias, Oquendo produce unos 2,5 millones de kilos de café al año, factura 27 millones de euros y da empleo a 165 trabajadores, unos 70 en la fábrica del polígono de Silvota. El 6% de su producción en 2015, el equivalente a 18 millones de tazas, se bebió en el extranjero.

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