La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La gran eclosión

De la poesía a la pintura y de la fotografía a la tonada y el cómic, Asturias vive un momento de renovación cultural pese a sus crisis superpuestas

La gran eclosión

Una de las paradojas de la larga mutación socioeconómica asturiana es la extraordinaria pujanza con que las generaciones de jóvenes artistas y creadores han dado respuesta a las numerosas dificultades de ese giro histórico, agudizado por la recesión que desde el año 2008 ha golpeado a España, entre otros países. Sólo en el Principado, y según datos de la Encuesta de Población Activa para el periodo 2008-2014, la tasa de paro pasó del 8,5 por ciento al 21,3 por ciento (ahora está en el 19,29 por ciento) y descendió en 80.000 el número de personas con trabajo.

Aunque hay una ligera recuperación a partir del 2015, el Directorio Central de Empresas ha certificado la desaparición de 5.673 empresas en el sexenio del gran hundimiento, con una caída agregada del PIB que rondó el 13 por ciento. Mientras sectores enteros de la vida asturiana agonizan ostensiblemente o sobreviven a duras penas (de la minería a la pesca, de la construcción naval a las instalaciones agropecuarias), se ha producido sin embargo el curioso (y casi diríamos que milagroso) fenómeno de una eclosión cultural joven que incluye la poesía y el cine, la música y el teatro, la pintura y la fotografía. Casi todo está en horas bajas, menos el talento.

Son artistas y creadores cuyo trabajo, en algunos casos, ha trascendido las fronteras asturianas: del novelista Ricardo Menéndez Salmón al ensayista César Rendueles; de los cineastas Ramón Lluis Bande o Marcos Merino al cantautor Nacho Vegas o el insólito dúo "Fasenuova"; de Irma Álvarez-Laviada al historietista Alfonso Zapico o el fotógrafo García de Marina, por dar sólo unos pocos nombres de autores cuyo trabajo ha logrado premios o un amplio reconocimiento más allá del Pajares.

Unos han optado por las maletas de la emigración, forzados por las notables insuficiencias de una industria cultural local muy castigada por los recortes de las ayudas de la Administración, cuando no por hachazos de aplicación estatal como la tan criticada subida del IVA, mientras que otros han preferido quedarse en el Principado y hacer de la necesidad virtud. Se expresan en asturiano o en castellano (o en ambas lenguas, y en otras, como en inglés) sin que suponga conflicto alguno. Y casi todos hacen uso de las nuevas tecnologías, además de los medios tradicionales de comunicación (de la prensa a la radio, pasando por la televisión), para dar a conocer su obra.

A veces preguntamos por curiosidad y oficio a algunos de esos jóvenes y casi todos parecen tener entre manos una novela, una próxima exposición o los temas de un disco inmediato. Compaginan, en general, una cotidianidad emborronada por los trabajos precarios o el desempleo con un deseo persistente de expresión en los distintos campos artísticos de su interés. Cualquier atento seguidor de la actividad cultural que recoge la sección "Agenda" de este diario se habrá percatado de que ese febril listado de convocatorias, muchas de ellas desde espacios alternativos a los institucionales, excede lo que podría esperarse de una comunidad demográficamente envejecida, con poco más de un millón de habitantes y en ininterrumpida caída por la cordada del escalafón económico. Y también de que detrás de esa profusión de actividades hay una juventud creadora que, pese a los signos de este tiempo y a tenerlo casi todo en contra, no se rinde. Digamos, porque así parecen constatarlo los datos y los especialistas consultados, que casi todo está en crisis -el insidioso vocablo que los asturianos no pueden quitarse de la boca desde hace más de cuatro décadas- menos la cantera de la cultura, sea o no un "mito" de nuestra época, según diagnosticó el filósofo Gustavo Bueno, que la ha comparado a aquel otro de la Gracia de Dios, de tanta pesquisa intelectual durante la Edad Media.

Los expertos a los que hemos pedido su opinión para elaborar esta información no entran a debatir que sea eso a lo que llamamos cultura (es sabido que ya en 1952 los antropólogos Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn registraron hasta 164 definiciones); tampoco analizan el absentismo creciente de la Administración autonómica o de los ayuntamientos en la asignación de los necesarios recursos para mantener las estructuras culturales, y no se paran a examinar la cuestión siempre controvertida de cuándo podemos hablar de cultura asturiana y cuándo no. En realidad, lo que se les ha pedido es que digan si confirman la hipótesis de trabajo de que Asturias vive un momento de especial viveza creativa por las aportaciones de las generaciones más jóvenes. La mayoría, con todas las entendibles cautelas que ofrece un asunto tan abierto a los matices, cree que sí.

Parece que Asturias sufre muchas crisis, confluyentes y superpuestas, pero que el vivero cultural está a pleno rendimiento. El talento y una voluntad entusiasta -individual o de grupo-, además del aprovechamiento de las estructuras públicas o privadas que ha dejado en pie la recesión (de Laboral Centro de Arte a las galerías, de las fundaciones a los ateneos o las editoriales, de las librerías a los bares que ofrecen con la cerveza un recital de poesía), caracterizan a muchos de estos nuevos creadores asturianos. Fue Balzac quien dijo que en las grandes crisis "el corazón se rompe o se curte".

De la "Muestra" a la vanguardia

"En más de una ocasión he tenido la oportunidad de señalar el más que notable nivel con que vienen trabajando los nuevos artistas asturianos, sobradamente preparados, en su mayoría con formación universitaria y ligados a los modos más modernos de la práctica artística contemporánea", afirma el crítico y comisario Luis Feás. Pone como ejemplo, para ilustrar su convicción, la exposición que se celebró en 2015 bajo el título "Mirar en un espejo", con la que se celebraron los veinticinco años de la Muestra de Artes Plásticas de Asturias. Allí se reunió obra de treinta artistas destacados: Chechu Álava, Irma Álvarez-Laviada, Pablo Armesto, Cristina Busto, Mónica Cabo, Paco Cao, María Castellanos, Maite Centol, Soledad Córdoba, Carlos Coronas, Isabel Cuadrado, Adrián Cuervo, Sandra Paula Fernández, Sara García, Fernando Gutiérrez, Pablo Iglesias Prada, Ramón Isidoro, Alicia Jiménez, Santiago Lara, Pablo de Lillo, Mario M. Martínez, David Martínez Suárez, Rebeca Menéndez, Natalia Pastor, PSJM, Jaime Rodríguez, Avelino Sala, Cuco Suárez, Carlos Suárez y Pelayo Varela.

Luis Feás subraya, además, que esa extensa nómina y la verificada proyección de casi todos ellos (algunos exponen con galerías nacionales e internacionales de primer nivel) se han ido perfilando "a pesar de la falta de apoyos", excepción hecha de la sala Borrón y de la mencionada Muestra de Artes Plásticas. Aún cita algunos nombres más: Luis Vigil, Javier Riera, Guillermo Simón y Federico Granell. Una lista que se puede ampliar con artistas aún jóvenes que ofrecen ya una sólida carrera, de Hugo Fontela a Marcos Tamargo. "Tienen la desventaja de trabajar en la periferia, lo que en determinadas circunstancias les obliga a emigrar", añade el crítico.

Otro buen conocedor del arte asturiano más joven es el comisario Alfredo Aracil, muy atento a la creación más vanguardista. Trabajó en Laboral Centro de Arte, donde programó varias exposiciones. Señala que la "escala territorial" de Asturias ha permitido la relación y el contacto entre algunos de los creadores nacidos entre los años setenta y ochenta del pasado siglo. Y, también, el papel que en esa floración han jugado Laboral y los también espacios gijoneses Antiguo Instituto y Museo Barjola: "Se han podido ver propuestas experimentales, alejadas de lugares comunes y de las complacencias gratuitas". Y subraya la apuesta de galerías como Espacio Líquido, Guillermina Caicoya, Gema Llamazares y ATM. "Este ecosistema se completa con la vitalidad de diversos proyectos de carácter no institucional o autogestionado, caso de Paraíso Local Creativo, ParaiSurural, Espacio Local o Proyectos Creativos Casa Antonino (PACA)", explica.

Alfredo Aracil da nombres: Irma Álvarez-Laviada, Fran Meana, David Ferrando Girado (tras lograr una beca DKV se mudó a Gijón), Paco Nadie, David Martínez Suárez, Fernando Gutiérrez y "Fasenuova" (de la música a la "performance"). "Cabe destacar el singular papel que ocupa "Offmothers", un colectivo de artistas, sociólogas, filósofas y músicas asturianas que reflexionan sobre el hecho de ser mujeres, madres y artistas", dice. A su juicio es justo reseñar, asimismo, el trabajo de comisariado y crítica que realiza, entre Gijón y Madrid, Semíramis González. Una objeción: "No se trata sólo de solidificar el papel de las instituciones y promocionar la inexistente política cultural del Gobierno del Principado por medio de exposiciones en la capital del Reino, que siempre son una buena noticia, sino de pensar entre todos los actores de este drama posibles modelos de ayuda (no sólo económica) a artistas, colectivos y espacios, así como proyectos formativos que, a largo plazo, contribuyan a hacer de la cultura una profesión y no un pasatiempo".

Un "buen momento" musical

El músico Pedro Vigil, buen conocedor del cambiante panorama de la música joven asturiana por su trabajo en los locales de ensayo y creación que mantiene el Ayuntamiento de Gijón, además de por su experiencia en varios grupos, hace síntesis: "Ciertamente estamos en un buen momento creativo, pero, sobre todo, por la mezcla de toda la gente de otras generaciones anteriores o bandas consolidadas que siguen haciendo música y las nuevas que van surgiendo; no es menos cierto que la repercusión que tienen las nuevas propuestas lejos de aquí es mínima". Y matiza: "No hablo de la gente consolidada, ojo". No cree, sin embargo, que se haya producido un "relevo generacional real" a muchos de los grupos de generaciones anteriores "con proyectos en activo", aunque valora la calidad instrumental, así como la "música variada y mejor presentada" de las formaciones jóvenes. En su opinión, "la cantera es más que prometedora".

El análisis de Pedro Vigil va más allá: "Creo que la crisis sí que se ha notado en la situación de los jóvenes grupos asturianos, bien sea porque mucha gente de grupos más o menos consolidados ha tenido que emigrar a otras regiones o países a buscarse la vida, bien porque los ensayos se han ido espaciando e incluso porque algunos han desaparecido". Y más: "Aunque es cierto que todos los meses surgen grupos nuevos, el problema latente que había antes sigue persistiendo, y es que la mayoría no tiene muchas posibilidades de tocar o de llegar a editar algún tipo de material para consolidarse". Prefiere no dar nombres, pero aporta una lista que ha circulado por las redes en la que se incluyen cincuenta músicos o grupos: desde Nacho Vegas, Pablo Und Destruktion, "Fasenuova" y Francisco Nixon a Fee Rega, "Elle Belga", Chiquita y Chatarra, "Pauline en la Playa", "Petit Pop", "La Villana" y "Blues & Decker", por hacer sólo algunas referencias.

Las películas de la resistencia

"El nuevo cine asturiano es un cine que nace de la resistencia", afirma con contundencia Víctor Guillot, director del Centro de Interpretación del Cine en Asturias (CICA). Y lo explica: "Con el tiempo ha ido alcanzando una identidad, enmarcada por los bajos costes de su producción (gran parte a través de subvenciones, mecenazgo, becas?), la determinación de transitar por circuitos no convencionales en el mercado y la voluntad de contar sin ambages una poética de la realidad asturiana". Para el también crítico y periodista, "definir un nuevo cine asturiano implica, por lo tanto, una forma de mirarnos, o de mirarse, que incorpore todas las contradicciones que confluyen en sus trabajos, como el resultado final de un proceso histórico huérfano hasta entonces de una narración".

Víctor Guillot destaca, en este sentido, las películas de Ramón Lluis Bande, Lucinda Torre, Marcos M. Merino, Diego Llorente y Teresa Marcos, algunos con premios en festivales internacionales importantes, caso de Bande y Merino. "Historia social de Asturias contada a través de imágenes", resume el director del CICA. Éste hace, asimismo, el retrato de esta generación de nuevos cineastas asturianos: "Directores realistas que apuestan por los conflictos sociales y emocionales, la represión franquista, los procesos de reconversión industrial, el papel de la clase obrera (Bande y Merino); o por historias intimistas, tendentes a la abstracción, ligadas a un estilo cercano a Rosales o Guerín (Llorente), que apuestan por una narración fragmentada, alejada de tópicos y arquetipos culturales".

Irrupción poética

La literatura es, quizás, una de las manifestaciones artísticas en que más notable resulta la irrupción de una nueva generación de autores. El tópico quería que Asturias, a diferencia de Andalucía, no fuera tierra de poetas. Salvo desde el empecinamiento, nadie sostendría hoy algo así. "Lo que destacaría, con el riesgo que siempre conlleva generalizar, es la naturalidad con la que los poetas jóvenes asturianos están teniendo presencia en el contexto nacional; los caminos que las generaciones precedentes abrieron a este respecto posiblemente haya contribuido a que no tuvieran ningún temor en ir dando esos pasos", indica Pablo Núñez. Poeta, periodista y antólogo (ha preparado con Carlos Iglesias la antología de poetas asturianos en castellano "Siete mundos"), pone como ejemplo los nombres incluidos en este último trabajo: Laura Casielles, Alba González Sanz, Rodrigo Olay, Diego Álvarez Miguel, Sara Torres, Raquel F. Menéndez y Xaime Martínez, todos nacidos después de 1984. Una nómina a la que deberíamos añadir a los mismos Pablo Núñez y Carlos Iglesias.

"Casi todos ellos tienen una formación académica humanística y, además de escribir poesía, ejercen la crítica o están presentes en las redes sociales con sus poemas y reflexiones; mantienen un contacto fluido con poetas y editores", puntualiza el antólogo. Y aún perfila más el retrato generacional: "Algunos ya están viviendo en Madrid, en Barcelona y en otras ciudades, de tal forma que se están integrando en otros contextos. Y en no pocos casos, además, escriben tanto en castellano como en asturiano". Pablo Núñez hace resaltar el interés que estos poetas despiertan en especialistas de fuera de Asturias. José Luis Morante ha seleccionado nada menos que a cinco asturianos (el mismo número que de madrileños y andaluces) en su antología "Re-generación", en la que incluye a un total de veinticuatro autores españoles nacidos después de 1980. Y Antonio Rivero y el ovetense Miguel Floriano seleccionan hasta siete poetas asturianos, de un total de veintiocho, en otra antología nacional reciente, "Nacer en otro tiempo".

¿Y la narrativa en castellano? El crítico (además de poeta, novelista, ensayista y editor) Antón García, con una sección semanal en el suplemento "Cultura" de LA NUEVA ESPAÑA, confiesa que sigue con mucho interés "todo lo que hacen Ricardo Menéndez Salmón y Nacho Guirado, que andan por los 40 años". Y añade: "Sergio C. Fanjul, nacido en 1980, me parece un autor muy inteligente, capaz, y me interesa casi todo lo que publica. También citaría a Miguel Barrero y a Héctor Gómez Navarro, además de lo que conozco de Aníbal Menchaca; lo mismo me pasa con Sibisse Rodríguez, aunque no tengo claro que estos dos sean narradores duros y puros". No pueden faltar en ese listado novelistas ya tan acreditados como Pablo Rivero, Ignacio del Valle y Chus Fernández.

Para Antón García, el género "incombustible" de la literatura escrita en asturiano es la poesía. Ha prestado atención a los autores posteriores a Vanessa Gutiérrez en la antología "La prueba del once": Henrique G. Facuriella, Alejandra Sirvent, Pablo X. Suárez, Iván Cuevas, Carlos Suari, Laura Marcos, Sofía Castañón, Rubén d´Areñes, Sergio Gutiérrez Camblor, María García y Xaime Martínez. Y menciona a otros: de Ángel Cima o Inaciu Galán a Miguel Ángel Gómez. "Para mí, la última sorpresa es la aparición de Gonzalo G. Barreñada". El estudioso da la alarma por la situación de la narrativa en asturiano, pese a su despegue en décadas anteriores, al convocarse ya tan sólo un premio, el "Xosefa Xovellanos". Ahí volvemos a los años ochenta. Espiga, no obstante, el nombre de algunos narradores: David Artime, Francisco Álvarez, Quique Faes y Pablo Rodríguez Medina. Considera una "pérdida importante", pese a reconocer el derecho que le asiste, "el paso al castellano de un narrador como Xandru Fernández". Y da algunas alarmas por "la crisis editorial" asturiana, que comparte problemas con el resto del sector español pero tiene también características propias: "La misma baja respuesta social ante la publicación de una obra mediocre o mala que ante la salida de algo extraordinario, la falta de profesionalización o de unos mínimos estímulos económicos". Pone "peros" a algunos de los requisitos que exige la Administración asturiana para conceder ayudas a la edición.

De cantadores y otros fenómenos

La eclosión y renovación de la que venimos dando cuenta tiene un capítulo importante, asimismo, en la música tradicional asturiana. Lo explica un experto, Ismael González Arias, coautor de un libro tan importante como "L´asturianada". Una vez más, los agoreros que veían próxima la defunción de la tonada por falta de renovación generacional se han equivocado: "Nunca hubo el volumen actual de voces menores de 18 años actuando en festivales y, sobre todo, matriculadas en escuelas de asturianada". Muchos han aprendido con los abuelos, viendo los programas que dedica la TPA al género. "La nueva generación estudia música y algún instrumento musical, así que el nivel se deja notar", dice este especialista. Destaca que son los cantadores de 30 años quienes "copan" en estos momentos los primeros puestos en los concursos: Lorena Corripio, Liliana Castañón, María Llatores, Belén Arboleya, Celestino Rozada, Álvaro Fernández Conde, Carlos Velasco, Sergio Menéndez, Esteban Verdeja e Isaac Sierra Longo. Y explica: "Dentro de esa generación ya existe un grupo con propuestas de concierto fuera del ámbito de los concursos y festivales". Son los casos de Anabel Santiago, Marisa Valle Roso, Álvaro Fernández Conde, Fernando Valle Roso y Odón Alonso, entre otros. Jóvenes que se miden con cantadores de generaciones anteriores tan notables como Jorge Tuya, Mariluz Cristóbal Caunedo, José Manuel Collado, Che de Cabaños, Rosario González e Ismael Tomás.

¿Y el resto de la música tradicional asturiana? "Hay una generación de gaiteros con mayores conocimientos musicales y, sobre todo, que se acerca a la canción asturiana como ´género más identificativo de la música asturiana´", sostiene González Arias. "Unos músicos que están creando nuevas formaciones, o reciclando los grupos de folk en grupos de acompañamiento de baile; el baile tradicional regresa a las fiestas tradicionales, de la misma forma que lo ha hecho en Andalucía, Cataluña, La Provenza o Liguria", indica. Y no hay que olvidar propuestas como la de Rodrigo Cuevas, cuya mixtura de géneros le ha convertido en el último fenómeno musical asturiano.

NachoVegas

Algunas de las listas de músicos asturianos destacados de los últimos años ponen al frente al artista gijonés, quien dejó "Manta Ray" a principios de los noventa para iniciar su personal carrera.

César Rendueles

Es uno de los nuevos ensayistas españoles con mayor seguimiento

César Rendueles nació en Gerona, pero, hijo del psiquiatra Guillermo Rendueles, es asturiano a todos los efectos. Es el autor de ensayos tan potentes como "Sociofobia", "Capitalismo canalla" y "En bruto".

Ricardo Menéndez Salmón

El novelista asturiano más destacado de las últimas generaciones

Más de una decena de novelas y un puñado de relatos han convertido a Ricardo Menéndez Salmón en uno de los narradores más sólidos y aplaudidos de las últimas promociones de escritores españoles.

Irma Álvarez-Laviada

Artista reconocida por la consistencia de su investigación plástica

Irma Álvarez-Laviada está considerada como una de las jóvenes artistas asturianas más consistentes. Ha logrado la beca de la Fundación Botín y ha participado en exposiciones y ferias de carácter internacional.

Compartir el artículo

stats