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"Trasgu", fiel a Josín Lazcano hasta el último momento

Llegó a la redacción de LA NUEVA ESPAÑA vestido con una chaqueta tres cuartos de cuero holgada. Llevaba un perro negro, de ojos marrones muy grandes, en los brazos. "Soy Josín Lazcano, este es 'Trasgu', ¿podemos pasar?". Sentado en una silla, con el can rodeando sus piernas y moviendo la cola sin parar, Lazcano soltó una bomba: "Me muero. Quiero encontrar una familia para 'Trasgu'. Estoy muy enfermo, me quedan unas semanas aquí, pero no lo voy a abandonar". La onda expansiva alcanzó todos los rincones de España. "Trasgu" y Josín pudieron escoger a la que consideraron la mejor candidata para quedarse con el can: Antonia Morales, de Lorca y vecina de Lugo de Llanera. Lazcano y "Trasgu" se dijeron adiós sólo dos días después de aquel grito de auxilio. "Trasgu" está iniciando una nueva vida. Josín guarda recuerdos para terminar la suya: "Su ausencia se nota en cada rincón de la casa".

Tres años, veinticuatro horas al día y siete días a la semana pasaron Josín y "Trasgu" juntos. La vida trataba bien entonces a Josín Lazcano, que vivía en Cangas del Narcea y estaba poniendo en marcha su estudio de arte conceptual "CajaLata". Los parroquianos del bar "Trasgu" le sorprendieron una tarde de octubre con un cachorro: "No me gusta decir que me lo regalaron, para mí acoger una mascota es mucho más que aceptar un regalo", explica Josín, sentado solo en un banco de Mieres. Aquel 9 de octubre de 2013, se miraron a los ojos y, afirma Lazcano, conectaron. Supieron que serían amigos siempre.

Pronto descubrieron que los dos rezaban al mismo dios: al de la libertad. "Él es un perro callejero, como yo. Aventurero, le encanta callejear y descubrir todo lo nuevo". "Seguro que ahora mismo está en Lugo de Llanera olfateando, buscando su sitio", dice Josín, parpadeando rápido, ocultando la pena. Los primeros días sin él están siendo muy duros, se siente como "quien pierde una pierna, sólo. Era lo único que tenía". No quiere que sus palabras se malinterpreten, está contento con la nueva familia de "Trasgu": "Mejor que Antonia no la pudimos encontrar".

Vive de recuerdos. De una foto desgastada que tiene en la habitación. Lazcano sonríe a la cámara, y a "Trasgu" le brillan los ojos. Se la hicieron el día de la Descarga: "A 'Trasgu' le gusta el ruido, como a mí". Otro punto de conexión, igual que esa debilidad casi gamberra del perro por las hembras: "Aquí en Mieres dejó una novia, ya había dejado otra en Cangas. A estas alturas, habrá encontrado ya un ligue en Llanera", dice Josín riéndose, con una carcajada que tiene un eco de amargura.

Su viaje de Cangas a Mieres no fue fácil. Sin recursos, les costó encontrar un hogar en el que aceptaran a "Trasgu". Así que los dos compartieron, durante meses, dos mantas para dormir en la calle. Iban cambiando de "cama": un banco del parque Jovellanos, un cajero en la calle Manuel Llaneza, los soportales del Ayuntamiento. "Una manta la poníamos de colchón, la otra nos tapaba y nos quitaba un poco de frío". En ese "hogar" tan precario, lograron unirse aún más. Hace cinco meses, a Lazcano le detectaron una enfermedad terminal. "Fue el peor momento de mi vida pero, una vez más, 'Trasgu' estuvo conmigo", afirma. Josín decidió no seguir adelante con su tratamiento el viernes pasado, sólo unas horas antes de acudir a LA NUEVA ESPAÑA en busca de ayuda. "Trasgu" seguía moviendo la cola, pero más nervioso. Esa noche fue la primera vez que durmió en la cama con Lazcano: "Desde que encontramos la casa, él siempre se quedaba en su cestina". El día que entregó a "Trasgu" se quedaron un rato lejos de los amigos que querían acompañarlos en ese duro trance.

-¿Qué le decías a "Trasgu", Josín?

-Le di unos consejos, eso queda entre nosotros.

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