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FEDERICO AZNAR FERNÁNDEZ-MONTESINOS | Capitán de fragata, doctor en Ciencias Políticas y Sociología, especialista en civilización musulmana y profesor de Estrategia y Relaciones Internacionales de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas

"Los yihadistas se movilizan por el paraíso, pero no saben qué quieren en concreto"

"Una de las claves para prevenir la radicalización pasa por la educación, que encuentren sus propias vías, que no tienen que ir matando al de al lado"

Federico Aznar Fernández-Montesinos, en Avilés. mara villamuza

-Cuando te enfrentas a un problema lo primero que hay que buscar es la referencia. En la Edad Media pensaban que los cielos giraban en torno a la Tierra, pero siempre había algo que fallaba porque se habían equivocado en las referencias. Tomar bien las referencias es fundamental.

Federico Aznar Fernández-Montesinos, capitán de fragata, ingresó en la Escuela Naval en 1985 y en 1990 se convirtió en oficial de la Armada. Es licenciado y doctor en Ciencias Políticas y Sociología, especialista universitario en cultura, religión y civilización musulmana, especializado en submarinos y en relaciones entre España y el norte de África, entre otros títulos y méritos que atestiguan su amplia formación. Es profesor de Estrategia y Relaciones Internacionales de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas dentro del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional y miembro del Instituto Español de Estudios Estratégicos. Conferenciante ameno, se le pudo escuchar esta semana en Avilés en una conferencia en el Centro de Servicios Universitarios; el título de su ponencia, sugerente: "De la gestión del salvajismo", sobre el terrorismo islámico extremista.

-Los nuevos tiempos llegan con falta de conocimiento por parte del mundo occidental de lo que realmente ocurre en Oriente.

-Estamos en el siglo XXI, que es el siglo de la globalización, de la conectividad? No puedes dominar todo lo que está en el escenario, pero tienes que tratar de descubrir las piezas angulares para determinar el escenario. Nos hemos acostumbrado a gestionar muchas cosas al mismo tiempo y con un conocimiento sobre ellas que es a veces liviano, y las cosas no son lo que parecen. La globalización no es un choque, es un encuentro interactivo hegeliano, no acaba como las películas, como un fundido en negro, sino que se reproduce y se reproduce. Antes no había musulmanes en España, en los años ochenta, cuando la gente soñaba con encontrarse un jeque árabe. Ahora la globalización se ha consumado y el encuentro es inevitable. El mundo se ha plegado sobre sí mismo y tienes fronteras con todos. A Tailandia llegas en avión en horas, en internet somos todos vecinos. Y el encuentro no tiene que ser colisión, pese a que lo aparente. En cualquier caso, la globalización se utiliza como eje de la cultura occidental. El centro del mundo se desplaza hacia Oriente, sí, pero hablando inglés. Son los valores de Occidente los que predominan.

-¿Era previsible en aquellos años ochenta lo que iba a ocurrir?

-Si al presidente Ronald Reagan le dijéramos que el enemigo, 20 años o 30 años después, iba a ser éste, estaría aún riéndose.

-En lugar de los rusos.

-Eso es, el enemigo ya no son los rusos. Hoy percibimos el riesgo de la amenaza del terrorismo, pero no es el que corríamos en la Guerra Fría, que era mucho mayor.

-Ahora son acciones más localizadas de lo que fue aquella amenaza de guerra total, ¿no?

-Vivimos en la época de la seguridad, rodeados de máquinas de rayos X? Pero la defensa, lo militar como forma de aproximarse a los problemas, se queda corta, es sólo una de las patas. Y es que hay muchas variables. China, por ejemplo, en el siglo XXI, para la Reserva Federal de Estados Unidos es una cosa y para el Pentágono otra. Y con el radicalismo islámico pasa tres cuartos de lo mismo. Es el enemigo, pero tiene petróleo? Somos competidores. Tenemos que estar preparados para el ascenso de los otros, para la aparición de cambios. El escenario es evolutivo. Si antes necesitábamos un muro muy alto direccional dirigido hacia el Norte, ahora necesitamos uno pequeño pero de 360 grados.

-Todo está relacionado y tiene múltiples ángulos.

-¿Sabía, por ejemplo, que el terrorismo islámico está vinculado al cambio climático? El problema de Darfur está directamente ligado. La disminución de las precipitaciones hizo emigrar hacia el sur tribus que invadieron otras zonas. Hay que interrelacionar las cosas y no verlo todo en clave de seguridad. Les explico a mis alumnos que el mundo hay que mirarlo con los ojos de una mosca, desde el punto de vista multidisciplinar. Con pluralidad.

-Porque realmente, por mucha seguridad que haya, siempre habrá brechas?

-La seguridad es un sentimiento. Hay gente que se siente absolutamente segura y otra no. Tú siempre tienes que aceptar la existencia de un umbral de seguridad. Cuando se acabó el tema de los rusos empezaron a hacerse películas de invasores de los cielos.

-La sensación de inseguridad hizo acto de presencia primero con el ataque a las Torres Gemelas; ahora está instalada en Francia.

-Cuando se produjo el 11-S las bolsas cayeron varios años; cuando el 11-M, cayeron durante varios meses, y cuando los ataques en Londres, varios días. Desde entonces Al Qaeda ha quedado como una especie de fantasma en un universo poliformo yihadista. Su gran éxito es subsistir, conservar el nombre. Pero, sobre todo, haber introducido la palabra yihadista en nuestras cabezas. Antes había tres grupos yihadistas, ahora más de 70 y 18 escenarios en los que pueden estar actuando estas organizaciones. El riesgo para Occidente existe, pero son más peligrosas para los propios musulmanes, que son de largo los principales afectados por la existencia de estos grupos.

-Siria se desangra y nadie sabe cómo detener esa hemorragia.

-Ahí hay muchas circunstancias. Los encuentros de mundos no son choques militares, sino de identidades, y un campo de batalla no puede servir parar resolver un problema de identidad si no aniquilas a todo el mundo, como hacían los romanos. Sólo lo debilitas. Por eso el problema no es parar una guerra, que es relativamente fácil. El problema se sitúa en algo mucho más dificultoso, ganar la paz. Eso es un compromiso que requiere tiempo. En los Balcanes llevamos 25 años. Hay que fortalecer el Estado y eso requiere la participación de muchos especialistas, no sólo militares. Militares al principio, pero no se trata de reconstruir sólo un Estado, también una sociedad que se ha desangrado. Y para eso, 60 o 70 años son poco. Es un compromiso en el tiempo, no sólo económico. Y para resolverlo, además, es necesaria la complicidad de todos los países del entorno: Rusia, China, Jordania, Arabia Saudí? Es el agujero negro en la Pentalasia, el Asia de los cinco mares. Es un vacío geopolítico.

-Las páginas de los periódicos se llenaron de conceptos nuevos desde hace unos años: Al Qaeda, Daesh? ¿qué es lo básico para poder hablar sin cometer incorrecciones?

-Lo básico es comenzar aceptando que sabemos muy poco. Y que, aunque sepas mucho, no sabrás suficiente.

-Pero es incorrecto hablar de Estado Islámico, ¿no?

-Hay una anécdota muy famosa de una patrulla que detiene a un coche y pregunta a los que van dentro qué son, si cristianos o musulmanes. Responden que ateos. Los soldados, un poco desconcertados, acaban preguntando: "¿Pero ateos cristianos o musulmanes?". No estamos hablando de religión, sino de cultura. Son otras claves. No todo es religión, hay mucho de cultura y la cultura no es eterna.

-Es decir, esta situación de tensión no tiene por qué perpetuarse en el tiempo.

-No. Y una de las claves para prevenir la radicalización pasa por la educación. Que encuentren sus propias vías, que no tienen que ir matando al de al lado en la sociedad. Los estados demasiado represivos se disuelven por eso. No tienen una cultura de respeto, de mayorías, minorías, democracia. Tienen otras reglas, ancestrales, que en este caso son mal aplicadas. Ellos nos conocen mucho mejor a nosotros que nosotros a ellos, porque no nos hemos molestado. Y, sin embargo, Mauritania está muy cerca de las Canarias. Nosotros somos racional-cartesianos y ellos no, emplean otras lógicas. Nosotros valoramos el individuo y la libertad es el valor supremo, ellos la colectividad y la justicia.

-Pero tenemos también elementos comunes.

-Abraham es común. Mucha gente no sabe que cuando Abraham murió -está enterrado en la Gruta de los Patriarcas, que es de común adoración- estaba presente Ismael. Eso aparece en la Biblia, pero ese detalle pasa desapercibido.

-Usted dice que no hay un único Islam. ¿Eso explica que la mayor parte de los musulmanes rechacen los actos de terrorismo?

-Sí, es por eso. El Islam está muy desintegrado. De hecho, la lucha contra el yihadismo debe poner en primera línea a los musulmanes. Porque es deslegitimarlos. Y se está haciendo bien. Pero siempre será poco. Es la actitud correcta, porque confundir la parte con el todo es lo que pretenden ellos.

-¿Cómo se puede entender que en una sociedad cada vez más agnóstica haya jóvenes occidentales dispuestos a implicarse en una facción religiosa tan exigente como el islamismo radical?

-Pues por eso. Porque es exigente. Porque frente al nihilismo, la pérdida de referencias, hay gente que les da una referencia que da sentido a sus vidas. Es un discurso falso pero muy fuerte que hace que la gente se adhiera a él. Vivimos en una sociedad posmoderna, posheroica. Todo está relativizado. Y ver que alguien es capaz de dar una vida por una causa la legitima. Pero es que ver que alguien es capaz de tomar la vida de otro por su causa también la legitima. Ése es el terrorismo suicida. Falso, incorrecto, hay que combatirlo. La base del terrorismo no son los terroristas, más importante es la narrativa terrorista. Porque las narrativas dan al terrorismo coherencia intelectual.

-Atacan a Occidente por su depravación.

-Claro, es lo que ellos dicen. Vivimos una época de valores débiles, pero en realidad son fuertísimos, como la democracia, que va despacio pero no es débil, se basa en el Estado de derecho. Lo que no se puede hacer para combatir contra el terrorismo es atentar contra las esencias de nuestra sociedad.

-¿Y no es atentar contra esas esencias un Estado de sobrevigilancia?

-Claro, exactamente. Si eres capaz de mantener el mismo régimen de libertades aún con un entorno de menos libertad has derrotado al terrorismo. Es un riesgo, somos conscientes de que un atentado puede ocurrir en cualquier momento.

-¿Qué opina de la polémica del velo y del burkini? ¿De las caricaturas de Mahoma?

-Hay que ser respetuoso con la gente. El respeto al otro es un elemento importante. Errores no corrigen otros. Aceptar también una cierta capacidad de crítica, pero desde el respeto. Vivimos todos juntos, tienes que tener cuidado de no hacer todos los días una fiesta y molestar a los vecinos.

-¿Qué modelo de sociedad aspiran a implantar estos radicales?

-Yo creo que no lo saben ni ellos. Una Arcadia feliz? Utilizan el pasado para diseñar el futuro. Buscan algo que no saben exactamente lo que es. Quieren ser ricos, felices, tener 72 huríes? ellos se movilizan por eso, por el paraíso, pero no saben qué es lo que quieren. No salen de qué es su base el Corán. No tienen respuesta. Es un mundo de conceptos indefinidos donde la gente va a librarse de sus frustraciones y aspira a alcanzar unos sueños que son lo que son: abstracciones.

-Pero saben lo que no quieren, su situación actual.

-Muchas veces se usa el terrorismo global para obtener legitimidad en términos locales, para ganar legitimidad en sus territorios. Ahora hay una ofensiva en marcha en Siria, están siendo derrotados, y pueden venir a Occidente a buscar lo que les falta allí. Es lo que hay, el mundo de la globalización. Estamos condenados a vivir juntos.

-Entonces usted receta educación.

-Mucha educación. Son problemas de identidad. Y no tienen una solución militar. Los problemas se encuentran interrelacionados. Y cuando la gente se adapta y vive integrada, su perspectiva cambia.

-Sin embargo, jóvenes asentados en países occidentales de dos o tres generaciones se radicalizan.

-Eso tiene que ver con la identidad, la integración y el ofrecimiento de narrativas de salvación. Para todo esto no hay soluciones exactas, hay que ir adaptando el marco a la situación, sin renunciar a las esencias. No tenemos una postura. La postura es un componente fijo y esto es dinámico. Las soluciones tienen que ser acordes a nuestros principios. Estamos en la lógica de la globalización, el mundo en veinte años ha cambiado muchísimo, tenemos que adaptarnos unos a otros. Las reglas de Occidente son las de Occidente, pero dentro de esas leyes puedes hacer tu vida. No imponemos cómo tienes que vestir o dormir. Ahora bien, sí te imponemos el marco de esas relaciones. Nos acabamos de encontrar. La globalización la inventamos los españoles cuando descubrimos América. Luego el proceso ganó velocidad. El primer gran choque fue la colonización. Y después la descolonización. Los países que sufrieron ese proceso no estaban preparados para gestionar sus propios estados, hechos según paradigmas occidentales. Y el tercer gran choque fue en los años ochenta, con los medios de comunicación de masas que han proyectado nuestro mundo en el suyo y les han hecho conscientes de las desigualdades. Genera un sentimiento de injusticia. La globalización nos ha puesto en contacto a todos con todos y tenemos que sobrevivir, es un hecho, no hay que ser radicales. ¿Por qué estamos donde estamos? ¿Porque tenemos recursos? No. ¿Fuerzas Armadas? Tampoco. Es porque tenemos una civilización, unos valores y unos principios exitosos. Debemos ser fieles a esos valores en ese contacto.

-Frenar a los refugiados por miedo a que sean terroristas puede ser ir en contra de esos valores.

-Claro. Y es que acoger a los refugiados es una obligación. Aunque no te exime de contrastar e impedir que quien sea un terrorista sea perseguido. Son temas bastante importantes. Y luego, no hay que magnificar el tema. Tendremos atentados terroristas, seguro, lo están intentando y lo van a conseguir. Pero el hecho de que 3.000 personas al año mueran en accidentes de tráfico no impide que cojamos el coche, ellos no pueden impedir con 30 muertos que renunciemos a nuestro régimen de libertades. Habrá que luchar contra ellos, pero sin extremismos. El problema del terrorismo siempre está en excederse en la respuesta. Y ésa es nuestra responsabilidad. Son los medios los que justifican los fines. A medios puros, fines puros.

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