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Un motor llamado tercera edad

La tercera edad será el motor de la Asturias del futuro

La región, que envejece muy rápido, desarrollará una economía de industria y servicios para los mayores

La tercera edad será el motor de la Asturias del futuro

La sociedad envejece. Es ley de vida y afecta a todos los países, sin excepción, del llamado Primer Mundo en el que, afortunadamente, nos movemos.

Unas sociedades, sin embargo, envejecen más rápidamente que otras, y en ese ranking Asturias bate todos los récords. Como el tiempo es el mismo para todos, el problema tiene que ver más con los niveles de natalidad. En Asturias, los más bajos del país; en España, los más bajos de la Unión Europea. Echen cuentas.

Como punto de partida: el 24,5% de los asturianos tienen 65 o más años. Dentro de quince años, en 2031, esa cifra se pondrá en el 33,2%. Unos 308.000 asturianos por encima de 65 años, frente a unos 192.000 asturianos menores de 30 años. Por el medio, 500.000 personas entre 20 y 64 años, esa franja que se define como en "edad de trabajar".

Los datos, con un poco de imaginación, nos dibujan el paisaje de esa Asturias de la tercera década del siglo que se va a parecer poco a la actual. Para empezar, y según las prospecciones del SADEI, seremos cien mil personas menos que ahora.

Los retos del envejecimiento activo y saludable fueron esta semana protagonistas en Asturias. Un experto de la UE, el irlandés del norte John Farrell, explicó las inversiones en su tierra, región cercana a Asturias en lo estadístico y en lo económico; hasta un pasado industrial venido a menos compartimos.

Asturias forma parte de la red europea de envejecimiento activo y saludable a través de la unión de un grupo de empresas e instituciones comprometidas: la Consejería de Servicios Sociales, los ayuntamientos de Gijón, Oviedo y Avilés, los centros tecnológicos CTIC y Prodintec, la Fundación FICYT, el Centro de Empresas e Innovación, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, el Clúster de Biomedicina de la Universidad de Oviedo y la Cruz Roja.

María José Hueso se hace todos los días unos 250 kilómetros por carreteras secundarias de la Comarca de la Sidra. Anteayer, viernes, tuvo compañía de LA NUEVA ESPAÑA en su trabajo diario. Al volante de una furgoneta, María José trabaja en el servicio de transporte accesible de la Mancomunidad de la Comarca de la Sidra (Villaviciosa, Bimenes, Nava, Sariego, Cabranes y Colunga). Su labor matinal: recoge a personas mayores y las acompaña a realizar trámites. "Por lo general vamos al médico, a la farmacia, al economato o a cualquier comercio de la zona. Y si hay tiempo, nos tomamos un cafetín".

Es de carácter gratuito, reservado, como explica el coordinador de actividades de la Mancomunidad, José Antonio Labra, a personas "con cierto grado de dependencia en actividades instrumentales o básicas". Dos auxiliares y una furgoneta, con rutas distintas cada día de la semana, sirven para mantener la socialización de los usuarios, para ayudarles a vivir en su entorno, para mantenerlos activos.

"Llevo veinte años trabajando en esto y no lo dejaría por nada del mundo", dice María José Hueso a pie de furgoneta. Sin ella, Josefa Orviz, de 92 años de edad, una de las cuatro usuarias del transporte accesible ayer, tendría casi imposible bajar a San Julián, en Bimenes.

A media hora de camino de allí, en el Centro Tecnológico CTIC, en Gijón, los investigadores trabajan en un sistema automático de predicción del riesgo de enfermedad crónica, muy asociada a la tercera edad. Lo explica Jimena Pascual, gestora de proyectos. "Cuanta más tasa de envejecimiento de la población, más recursos hay que emplear en el tratamiento de enfermedades crónicas. Lo que queremos a través de un modelo matemático predictivo, estudiando las variables de mayor riesgo, es prevenir esa cronificación. En suma, actuar antes de que suceda".

Del CTIC, y a través de las sinergias de un consorcio internacional con presencia asturiana, salió el ya consolidado Elf@home, un entrenador virtual con ejercicios de gimnasia para mayores y de rehabilitación. Un mini-PC con sensor de movimientos conectado al televisor que permite hacer seguimiento de los ejercicios del usuario, enviar instrucciones concretas, mediar las constantes vitales y adecuar las indicaciones a la capacidad de la persona. Un sistema interactivo en el que el usuario se "relaciona" directamente con la pantalla, sin necesidad de mandos.

Cuando echamos un vistazo a algunas de las líneas de investigación de otro de los centros tecnológicos asturianos, Prodintec, involucrados en la red de envejecimiento activo y saludable, observamos el interés de los países de la Unión Europea.

El proyecto Biolife, para el desarrollo de productos alimenticios orientados a consumidores mayores de 65 años, involucró, además de a Podintec y el Centro de Empresas del Principado de Asturias (CEEI), a una Universidad finlandesa, otra sueca, un grupo empresarial francés y una institución pública húngara.

Aquí hay negocio. Desde programas de intervención social a gran escala a equipamiento básico. Casi a modo de anécdota, Prodintec trabaja actualmente en el diseño de atriles, masajeadores de pared y calzadores flexibles con distanciador a partir de la idea base de un inventor particular.

"Estamos ante un cambio social profundo", dice la directora general de Planificación de la Consejería de Servicios Sociales, Nerea Eguren. El reto es compensar el tiempo perdido. "No se aprovechó, por ejemplo, el pasado boom de la construcción en España para mejorar los niveles de accesibilidad. Sin ella y sin entornos urbanos más amigables, hay personas mayores que no se pueden permitir ni bajar a comprar el pan".

Todos los lunes, miércoles y viernes el personal de la Mancomunidad de la Comarca de la Sidra reparte decenas de menús a personas mayores de la zona rural. Muchas viven solas. Dos platos para el almuerzo, dos platos para la cena, pan y postre por 7,24 euros. El coordinador de la Mancomunidad, José Antonio Labra, tiene claro que "sin este servicio muchos de los usuarios estarían abocados a vivir en una residencia".

Desde 2001 se reparten los menús, adaptados individualmente a cada necesidad. "No es sólo que les facilitamos esa necesidad básica sino que el servicio sirve para realizar un seguimiento del usuario, ver si come o no, charlar un rato con él o ella y si vemos algún cambio, avisar al centro de salud o a la familia", explica Labra.

La actividad comienza a primeras horas de la mañana. Se recoge la comida preparada en una empresa especializada, en Langreo, y comienza el reparto a partir de dos rutas. Una, por Villaviciosa y Colunga; otra, por Bimenes, Nava, Sariego y Cabranes. En total, unos 20 menús por ruta, cada uno con alguna singularidad: poca sal, menús para diabéticos o incluso alimentos triturados.

Piloña está interesado en sumarse al servicio, aunque no sea concejo de la Mancomunidad. "Es algo muy interesante porque se pueden aprovechar mejor los recursos". Servicios parecidos funcionan a nivel municipal en Cangas de Onís o Taramundi, por poner dos referencias.

La actividad genera puestos de trabajo, garantiza cierto nivel de socialización en una población muy aislada, previene problemas de salud y mantiene a los mayores en su casa, en su entorno. Se cuenta con ayuda del Principado, pero más que ayuda es toda una inversión.

En Asturias el 36% de los mayores de 65 años tiene más de 80. En los cinco concejos de la Mancomunidad de la Sidra, utilizada como ejemplo para este reportaje, la cifra es del 38%. En Cabranes, uno de esos concejos, llega al 47%, y con una dispersión que hace difícil la puesta en marcha de cualquier servicio de proximidad.

Las TIC tienen mucho que decir a la hora de paliar los riesgos del aislamiento. Durante años unas cuarenta personas de la zona disfrutaron de una red inalámbrica de internet que propiciaba la posibilidad de contactar con los usuarios de la tercera edad a través de videoconferencia. "Llegamos a tener dos operadores y una psicóloga que daba entrenamiento cognitivo en tiempo real", recuerda José Antonio Labra, que es profesor del área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Cantabria.

El proyecto cesó cuando se quedó sin financiación pública. Ponerlo en marcha costaría muy poco "porque la instalación está hecha", con una tecnología adaptada a través del televisor a cada usuario. Cuando la tele se apagó el disgusto fue enorme. "Había gente que nos decía: 'Yo pongo lo que haga falta, pero no me quitéis el servicio'".

Lo que puede parecer una anécdota tiene hondura. "Cuando se empezó a hablar de envejecimiento activo hace veinte años todo el mundo se centraba en lo físico. Después comenzaron a hablar de lo cognitivo. Ahora se habla de mantener el compromiso con la vida. Lo que tenemos que hacer con nuestros mayores es fomentar la riqueza cultural", detalla Labra.

Al final se trata de hacer la vida más cómoda y más atractiva a quienes les pesa la edad avanzada. Ana García Lorenzo, directora de Gestión de la Innovación en el centro tecnológico Prodintec, con sede en Gijón, habla de algunas de las líneas de investigación, pasadas y presentes: "Trabajamos en el diseño y fabricación de implantes, en sistemas de dosificación de fármacos, sistemas de diagnóstico o dispositivos para electromedicina".

Jimena Pascual, investigadora del CTIC, resalta que el propio centro de investigación asturiano "cuenta con una línea especializada que llamamos Envejecimiento Activo y Bienestar. Se trata de buscar soluciones tecnológicas para mantener la vida activa y saludable de los mayores".

CTIC trabaja desde hace tiempo en el diseño de sensores que ofrecen información sobre la actividad y salud del usuario. Con algunos se obtiene información específica como, por ejemplo, la tensión, y permiten enviar esa información a otros sistemas. Es la base -señala Jimena Pascual- de la nueva era de la teleasistencia y la telemedicina.

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