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Pinos, de otro tiempo y de otro lugar

Las coníferas, que en el pasado formaron la cubierta forestal dominante en Asturias, son hoy un cultivo y, aunque aceptadas por parte de la fauna, restan biodiversidad y facilitan los incendios

Pinos, de otro tiempo y de otro lugar

Los pinos tienen una impronta notable en el paisaje asturiano. Es una imagen entre lo exótico y lo evocador, pues todas las masas actuales de coníferas son cultivadas o tienen su origen en plantaciones, aunque antiguamente hubo pinares naturales, como atestigua, en León, pero pegado al límite meridional de Caso, el bosque de Lillo. Es éste un pinar de pino albar o silvestre, la única especie que con certeza habitó de forma natural en Asturias y que constituyó la cubierta forestal dominante durante las glaciaciones cuaternarias (más extendido en los períodos fríos y replegado a la montaña en las fases cálidas interglaciares) y hasta hace unos 8.000 años, cuando los robles comenzaron a desplazarlos, aunque aún sobrevivieron a la "era del haya", que comenzó hace unos 3.000 años, y llegaron tal vez hasta la Edad Media. Bellmunt y Canella aún citan pinares en Somiedo a finales del siglo XIX y no es imposible la supervivencia actual de ejemplares silvestres de pino albar en el seno de hayedos maduros.

En el otro extremo, el pino insigne o de Monterrey tiene un origen indudablemente alóctono, pues es nativo del sur de California. El pino marítimo o gallego podría haber estado presente en algún momento de los últimos 10.000 años en los bosques naturales, pero las masas que hoy cubren la mayor parte de la rasa costera del Occidente y las zonas inmediatas del interior derivan de las plantaciones emprendidas en el siglo XVIII, cuando también empezó a plantarse pino silvestre. La introducción del pino insigne es más tardía, del siglo XX.

Parte de la fauna ha aceptado los pinares como hábitat -algunas especies por elección, otras forzadas por la desaparición de las carbayedas-, aunque esa circunstancia no palía la pérdida de biodiversidad ni compensa su facilitación de los incendios.

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