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Llamando a las puertas del Paraíso

Ejemplares de especies amenazadas con origen en proyectos de reintroducción en otras regiones de España o de Europa han llegado hasta Asturias en sus movimientos dispersivos

Llamando a las puertas del Paraíso

La conservación de la fauna es una cuestión global, exige pensar y trabajar en red. Un ejemplo: Cádiz desarrolla, exitosamente, desde 2004 un proyecto de reintroducción del ibis eremita, un ave en peligro de extinción de la que queda una única población reproductora silvestre viable, en Marruecos, con 116 parejas y algo más de 500 ejemplares en 2015. Esta cooperación internacional es clave para la especie, pues disponer de un solo núcleo (los de Siria y Turquía, vestigiales y precarios, no cuentan para asegurar su futuro) supone jugárselo todo a una carta frente a una eventual epidemia o cualquier otra fatalidad. El caso es que los íbises eremitas liberados en Cádiz se mueven. Y algunos realizan desplazamientos insospechados: uno apareció la semana pasada en Tuernes el Pequeño, en Llanera. Asturias se ve, accidentalmente, implicada en la conservación de la decimosegunda especie de ave más amenazada del planeta. El ibis, un joven, murió, por causas aún desconocidas. Un borrón en el proyecto de recuperación, con membrete asturiano. Puede parecer anecdóctico, pero en una población tan exigua cada ejemplar vale su peso en oro; cada pérdida es una tragedia y debe llevar a examinar las causas y prevenirlas. Incluso tan lejos del "área natural" del proyecto (la especie habitó en el sur de España hasta hace unos 500 años). El ibis eremita necesita hallar territorio "amigo" allí donde su instinto y sus alas lo lleven.

Este se puede considerar un caso extremo, pues el ibis eremita nunca habitó en Asturias, en el norte de España, y es improbable una llegada regular de la especie y, menos aún, una colonización. Pero hay otras especies en circunstancias afines en las que el Principado tiene un papel activo, incluso decisivo. El quebrantahuesos, un extraordinario buitre especializado en "reciclar" los restos óseos de los ungulados de mediano tamaño, vivió en Asturias hasta mediados del siglo XX y hace más de cuarenta años que llega regularmente desde la población pirenaica, el gran bastión de la especie en Europa. Las aves pirenaicas tienen vocación de recolonizar los Picos de Europa, y para asegurar y acelerar ese proceso se están introduciendo ejemplares jóvenes. Ahora también aparecen aves con origen en la sierra de Cazorla, en Jaén, donde se desarrolla otro proyecto de reintroducción (el quebrantahuesos se extinguió allí en 1986). Un caso intermedio puede ser el del buitre negro, un ave de distribución netamente mediterránea en Europa pero de la que, desde hace, al menos, un cuarto de siglo, llegan anualmente a Asturias varios ejemplares, sobre todo en primavera y al final del verano, y casi invariablemente de edad juvenil. Se desconoce el origen de estos buitres, pero la creciente frecuencia y abundancia de las citas lleva a relacionarlos con los proyectos de reintroducción que desde 1992 se llevan a cabo en el sur de Francia. De momento, sólo es una hipótesis, pero verosímil: aves de esas poblaciones han sido identificadas en Aragón y en Andalucía.

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