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SILVIA RODRÍGUEZ MAESO | Socióloga

"Las soluciones al racismo implican repensar nuestros privilegios"

"En el campo universitario europeo hay bastante silenciamiento sobre cómo la historia colonial se ha configurado en la sociedad contemporánea"

"Las soluciones al racismo implican repensar nuestros privilegios"

Silvia Rodríguez Maeso, langreana criada en La Felguera, es doctora en Sociología Política por la Universidad del País Vasco. Lleva una década adentrándose en el germen del racismo. Va a dirigir un proyecto de investigación sobre el racismo estructural que se desarrollará durante cinco años en Latinoamérica y Europa y en el que participarán la Universidad de Sevilla, la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil), la Universidad Nacional San Marcos de Lima (Perú) y la Universidad de Coimbra, la suya.

Fue una de las escogidas entre 2.300 propuestas. Se trata de un análisis a largo plazo que contará con una financiación de 1,9 millones de euros, aportados por el Consejo Europeo de Investigación.

-¿Que hayan seleccionado su propuesta significa que el racismo preocupa?

-Tengo que reconocer que fue un poco sorpresa que escogiesen el proyecto. En el ámbito de la política científica no es fácil que financien proyectos relacionados con el racismo o, quizá, para ser más específicos, con ciertas formas de abordar el racismo y de entenderlo.

-¿Qué propone su proyecto?

-Lo que propone, y en lo que yo he estado trabajando con otros colegas, es abordar el racismo como un fenómeno y un proceso estructural. No es simplemente un problema que atañe a individuos o a grupos específicos en la sociedad, sino que es un fenómeno que estructura situaciones de desigualdad en las sociedades.

-¿Cómo se va a plantear el estudio?

-Está dividido en tres grandes áreas.

-La primera.

-Es la de decisión política. Se va a trabajar con marcos políticos y legislativos, tanto a nivel supranacional -por ejemplo, directivas de la Unión Europea o de la Organización de los Estados Americanos- como a nivel nacional, en políticas públicas, en el ámbito del Estado español y del portugués. En América Latina será dentro de los estados peruano y brasileño.

-Segunda área del trabajo.

-La producción de conocimiento y la enseñanza en la Universidad. Es un espacio bastante poco analizado. Queremos analizar realmente cómo se estudia y se enseña el racismo y los legados del colonialismo en universidades estatales.

-¿Han visto en el campo universitario que no se estudian bien los legados del colonialismo?

-Hay bastantes vacíos. Es difícil generalizar, pero en mi caso, que estudié Sociología y me especialicé en Sociología Política, mi experiencia internacional en el contexto europeo es que hay bastante silenciamiento y bastante vacío en relación a cómo la historia colonial se ha configurado en las sociedades contemporáneas. También hay muy poco análisis y poca enseñanza en cuanto al racismo y a cómo podemos entender las categorías de raza.

-¿Y eso afecta?

-Mucho. Tanto en nuestras propias investigaciones como después en la relación que hay entre investigación y políticas públicas... Es un espacio que merece mucho análisis, si bien es verdad que en diversos contextos europeos y latinoamericanos, y también en el caso de Norteamérica, hay un fuerte movimiento en la Universidad para que éste sea un tema de debate: el currículum, qué tipo de literatura leemos en las licenciaturas...

-¿Cuál es el tercer ámbito de su trabajo?

-Será a un nivel de los movimientos sociales, de base, que son procesos de denuncia relativos a la violencia policial: perfil racial en los barrios y medios de comunicación. Queremos enfocarnos mucho en el humor: tanto en programas de televisión y humoristas que reproducen el racismo a través del humor como en el humor que combate el racismo.

-¿Muchos programas de humor reproducen el racismo?

-Sí. Sucede tanto en el humor de programas de televisión como en nuestra vida cotidiana. Tanto en el contexto español como en el asturiano hay chistes relacionados con la comunidad gitana. Y hay muchas series de televisión de comedia que sí utilizan un humor que reproduce el racismo y los estereotipos raciales. Está bastante naturalizado. Es importante analizar esos procesos. La forma como hablamos, el lenguaje que usamos...

-¿Los medios de comunicación reproducimos esos estereotipos?

-Pues... (resopla).

-¿Tenemos cierta responsabilidad?

-Nosotros realizamos un estudio europeo entre 2010 y 2013, el "Tolerance", e hicimos un seguimiento de la prensa escrita. Era un proyecto en red con varios equipos -en España, Portugal, Reino Unido, Dinamarca...- y con noticias de la comunidad gitana, los musulmanes, el islam...

-¿Qué resultados descubrieron?

-Hay una reproducción bastante fuerte de estereotipos. Pero obviamente es muy heterogéneo. Muchas veces un mismo medio de comunicación -escrito, televisivo o radiofónico- puede tener noticias mejor tratadas, con mayor profundidad, y otras veces, no. Es un campo en el que hay mucho por hacer. También en la Universidad. Soy académica, trabajo en la Universidad y también me preocupo por la institución donde trabajo. Es muy fácil poner el ojo en el trabajo que hacen otros profesionales y no en el nuestro.

-Pero los medios de comunicación tendríamos que hacer un trabajo para intentar evitar...

-Se necesita mayor diálogo, también con los movimientos sociales. En España ha habido un fortalecimiento de movimientos gitanos, feministas... esta cuestión del lenguaje, que es muy importante, y que a veces los medios también reproducen. Hay mucho trabajo por hacer y los medios de comunicación tienen que estar más abiertos a debatir el tratamiento de determinadas temáticas, seguir ciertos protocolos... y se puede dialogar con organizaciones y movimientos sociales.

-Su trabajo va a ir a las bases históricas del racismo...

-Nuestra propuesta es que para entender los contornos contemporáneos del racismo tenemos que vincularlos con procesos históricos que están muy sedimentados.

-En Europa, ¿continúa habiendo racismo institucional?

-Sí. Cuando hablamos de racismo institucional hablamos de que el racismo condiciona el acceso a recursos que son vitales, que marcan y delimitan una vida digna: tener acceso a vivienda digna, a empleo, a educación de calidad... Faltan buenos datos en relación a la discriminación racial y a procesos estructurales que son vitales. La mayor parte de los estados miembros de la Unión Europea no hacen buenos estudios para tener datos de calidad en Sanidad.

-¿Se incide demasiado en los aspectos negativos de la inmigración?

-En los últimos treinta años de Europa se ha construido el problema de la inmigración. Se reproduce la idea de quiénes son los que tienen privilegios en las sociedades europeas, lo que se denomina el "privilegio blanco". Es un aspecto que la gente, tanto políticos como académicos, no quieren tocar. Lo vemos en el día a día, en la política de fronteras que la Unión Europea lleva aplicando desde hace varias décadas...

-Dé ejemplos.

-La frontera sur europea es un ejemplo de lo que está pasando. Igual que la política policial en los barrios marcados como de inmigrantes o de comunidades gitanas. A muchas personas, como podría ser yo, mujer blanca de clase media, eso nos pasa desapercibido. No experimentamos eso y se tiende a negar que exista. Hay una cuestión fundamental.

-¿Cuál?

-La falta total de diálogo con los movimientos sociales antirracistas, los movimientos de inmigrantes, los colectivos gitanos... Tiene que haber mucho más diálogo político con los movimientos de base y escuchar sus demandas y experiencias.

-¿Por qué no hay ese diálogo?

-Es un tema complejo, son varios factores. Hay una política principal en los estados que es el discurso de la integración y de la inclusión. Generalmente es un discurso en el que el peso de esa integración está siempre en ese que es configurado como otro, que no pertenece y se tiene que integrar. Hay mucho discurso de aparente diálogo, pero luego, en realidad, hay poco interés en la forma en la que se construyen las políticas públicas, en dialogar, porque creo que las visiones son diferentes. Desde mi punto de vista, sigue habiendo mucho paternalismo.

-¿Cómo se manifiesta?

-En la forma como, a veces, incluso cuando ese diálogo tiene lugar, se mira a la población inmigrante y gitana, como si no fuesen actores políticos que tienen su visión de lo que pasa y sus propuestas políticas. Un tercer aspecto es que hay un énfasis muy fuerte en discursos e ideas sobre la diversidad cultural. No estoy diciendo que no sea importante, pero me parece que son discursos...

-¿Cómo son?

-Aparecen mucho en el ámbito educativo. Enfatizan mucho esa idea de la diversidad, de que tenemos que convivir... pero realmente acaba siendo siempre un poco exoticizantes o folcloristas. Los ejemplos clásicos son los festivales en las escuelas de diversidad cultural... Se mantienen en un nivel muy superficial. El mirar al otro simplemente como alguien que aporta algo diferente, que es una comida o unos bailes... pero queda ahí. Muchas veces el antirracismo se entiende como un proceso un poco naif de diversidad cultural sin ir realmente a los procesos de desigualdad social que están configurando las relaciones cotidianas y las experiencias de las personas en las instituciones.

-Por ejemplo.

-Cuando tienen que relacionarse con instituciones como el Ayuntamiento, hacer gestiones, relacionar papeles burocráticos... Eso se mira poco. Es un poco banal en la diversidad cultural.

-¿Todavía no se sabe muy bien en Europa cómo abordarlo? Si integración, multiculturalidad...

-Tenemos que ser más honestos políticamente.

-¿En qué sentido?

-Hay poca voluntad política porque el racismo tiene que ver casi con la forma como históricamente se han estructurado nuestras sociedades, que tienen una sedimentación muy fuerte... Romper con esto implica dejar de dar por sentados privilegios que tenemos y que no estamos dispuestos a abandonar. Esta idea de quién accede a la nacionalidad, los discursos clásicos de "vienen a robar nuestro trabajo" o, cuando se trata de la comunidad gitana, de "son ellos que son así y no se quieren integrar"... No queremos nunca mirar cuáles son los procesos históricos de siglos que han colocado a las asociaciones gitanas en esa situación, en un contexto por ejemplo como el español o el portugués. Creo que es un conflicto político. Y, obviamente, hay diferentes intereses en ese conflicto político. Las soluciones al racismo implican repensar nuestros privilegios. Y eso es algo que no...

-¿También abordan en su trabajo la situación en los centros de internamiento de extranjeros (CIE)?

-No son casos que vayamos a ver en principio en el proyecto, pero no van a estar de lado. Aunque nuestro foco está más puesto en la política policial de los barrios, los CIE es uno de los temas cruciales. En España hay muchos movimientos de protesta y violación de los derechos humanos constante.

-Van a desarrollarlo en Latinoamérica y en Europa. ¿Hay mucha diferencia a la hora de abordar el proyecto a un lado y otro del charco?

-La idea del proyecto no es comparativo en el sentido clásico de tener casos similares. Lo que procura es ver conexiones, relaciones, qué se puede aprender de diferentes experiencias. Hay relaciones históricas comunes, aproximadamente una historia común de relación colonial entre España, Portugal y Perú y Brasil. Latinoamérica y Europa, por un lado.

-¿Cómo es el racismo actual en el contexto latinoamericano?

-Se da sobre todo en los últimos dos siglos. Se ha configurado realmente considerando, por un lado, cómo las repúblicas independientes a partir del siglo XIX van reproduciendo muchas de esas estructuras desiguales que vienen de la historia colonial. Un elemento principal ahí es el discurso del mestizaje.

-¿De qué forma?

-En América Latina es muy fuerte. Durante muchas décadas ha sido un discurso que ha alimentado una negación del racismo. La idea de que América Latina son países sociales mestizos y que, por tanto, el racismo no fue un proceso fundamental para entender las desigualdades sociales. En Brasil ha sido un discurso dominante durante décadas. Allí se ha llamado la democracia racial. Esa idea del mestizaje no es un discurso que tenga una similitud equivalente en el contexto europeo. Tenemos que mirar esas diferencias históricas.

-Estudió Sociología en el País Vasco.

-Sí, hice mi tesis doctoral en el contexto latinoamericano en Perú y en Ecuador.

-¿Cuándo llegó a Coimbra?

-En 2007. Vine contratada como investigadora y fue sobre todo aquí donde enfoqué más mi trabajo en el racismo, junto a una colega, Marta Araújo, también investigadora. Hemos trabajado y publicado bastante juntas.

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