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La diversión de verse atrapados llega a Asturias

Las salas de escape, un juego en el que un grupo de personas encerradas en una habitación debe lograr salir antes de cumplirse una hora, triunfan en la región, donde en apenas año y medio se han abierto diez -todas en Oviedo, Gijón o Avilés- y hay al menos otras tres en preparación

Algunos de los utensilios entregados a los jugadores para resolver "El misterio de Andrew Wolf". Yurmuvi

"Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae". Las palabras del "Drácula" de Bram Stoker vienen a la memoria al cruzar las puertas de la sede gijonesa de Yurmuvi, empresa de alternativas de ocio especializada en actividades de rol en vivo, que gestiona la sala de escape "La fuga de Drácula". Una impresión cuando Alejandro Castrillo, uno de los socios de Yurmuvi, aparece ataviado como el legendario conde transilvano, con una terrorífica máscara cubriendo su rostro.

"Esto no aparece en la actividad, aquí nadie pasa miedo", aclara Castrillo, recuperada ya su faz y al calor de un café. Yurmuvi es una de las diez empresas que, en la actualidad, ofertan entre sus actividades las salas de escape, una alternativa de ocio para adultos que ha crecido de manera decisiva en los últimos años, y que llegó a Asturias, más concretamente a Gijón, en septiembre de 2015.

La dinámica de las salas de escape es muy sencilla: un grupo de entre dos y seis personas está en una habitación cerrada y tiene una hora para, sin utilizar la fuerza, lograr escapar. Un objetivo que sólo se puede lograr tras resolver una serie de desafíos, actuando con habilidad e ingenio y jugando con los objetos que hay en la sala, combinándolos para crear algo nuevo que permita avanzar. Una dinámica heredada de las aventuras gráficas, un género de videojuegos que experimentó un notable auge a finales del siglo pasado.

El nacimiento de las salas de escape se sitúa en Silicon Valley, la meca californiana de la tecnología, en 2006. A Europa llegaron a través de Hungría, donde la actividad tomó su formato más habitual: el objetivo es escapar, y no resolver un misterio, como sucedía en la versión estadounidense. A España, las salas de escape llegaron en 2013, aunque hay división de opiniones sobre si la primera se instaló en Barcelona o en Lugo.

Los pioneros de las salas de escape en Asturias fueron Verónica Martínez y Adrián Castro, propietarios de Escape Real, que hace año y medio comenzaron a desarrollar su atracción: "El misterio de Andrew Wolf". "Nos gustaban las aventuras gráficas y nos decidimos a probar. Nos encantó y volvimos para Asturias con la idea de abrir una sala", explica Verónica Martínez.

Aunque Escape Real abrió tras apenas tres meses de preparativos, el proceso de desarrollo de una sala de escape suele demorarse varios meses. "Es complicado, porque primero tienes que centrar la temática y la idea del juego, desarrollarlo todo. El diseño del juego lleva mucho tiempo, porque tienes que ver que todo funcione. Y luego está el desarrollo espacial, adecuarlo a las posibilidades del espacio del que dispones", detalla Álex Conde, propietario de Hora de Escape, que gestiona en Oviedo "La guarida del pirata".

Esta sala de escape centra las influencias que, a nivel de videojuegos y cultura popular, cimentan esta actividad. En el juego, el grupo se interna en una cabaña que resulta ser la guarida del pirata Jack "el tuerto". Una vez dentro, los intrusos se encuentran encerrados y, ante el inminente regreso del bucanero, han de encontrar la manera de huir. Por su temática y la dinámica del juego, remite a "The Secret of Monkey Island", mítica aventura gráfica lanzada en 1990, en la que el jugador ayudaba al joven Guybrush Threepwood a convertirse en pirata y a vencer al fantasma del temible LeChuck. Pero, además, hay otra influencia notable: la película "Los Goonies", de 1985, en la que un grupo de adolescentes buscan el tesoro del pirata "Willy el tuerto" mientras huyen de una familia de bandidos.

Estas referencias sirven para situar al jugador y activan una componente nostálgica que hace más atractiva la aventura, aunque cada desarrollador busca sus propias coordenadas. Yurmuvi, en su aventura vampírica, se ha inspirado para la ambientación en las adaptaciones cinematográficas de la novela de Bram Stoker, especialmente en la dirigida por Francis Ford Coppola en 1992. Por su parte, los responsables de Objetivo Escape, en Avilés, han buscado la conexión asturiana con "La leyenda de la Cruz de la Victoria", centrada en la búsqueda de la pieza original que blandió Pelayo en Covadonga, en el corazón del castillo de Gauzón. Y profundizando en la nostalgia ochentera, otra empresa, Baker Street, abrirá próximamente en Oviedo una sala de escape con un título que toca la fibra sensible de muchos: "El videoclub de los 80".

Para montar una de estas salas, la inversión varía en función de las pretensiones. Los propietarios estiman en unos 20.000 euros la inversión inicial, aunque la cantidad puede dispararse en función de las pretensiones. "Hay una sala en Barcelona que tiene invertido 200.000 euros. Pero lo importante no es cuánto inviertes, sino la imaginación, lo que seas capaz de crear dentro de la sala, y cómo lo prepares", explica Verónica Martínez.

Entre las principales cualidades que ha de tener una sala de escape, los profesionales destacan la diversidad en los juegos, una buena preparación y un grado de dificultad bien afinado. "Que haya variedad es muy importante, porque es un juego en grupo. Tiene que haber puzles, juegos de lógica, de habilidad..., que cada participante tenga su momento de protagonismo", explica Álex Conde. "Al preparar el juego tienes que pensar como jugador. Que el tiempo sea justo, para que logres salir o no por pocos minutos, y tiene que haber mecanismos y sorpresas. Que el juego sea como estar viviendo una película", añade Alejandro Castrillo.

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