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Pantallazos

¿Sufre la empatía si se juega a matar?

Un estudio cuestiona el vínculo entre consumir videojuegos violentos y el comportamiento antisocial que dispara las agresiones

¿Sufre la empatía si se juega a matar?

Uno de los asuntos que generan más debates cuando se trata de videojuegos es el vínculo entre la violencia de algunos títulos y el comportamiento antisocial que puede provocar un incremento de agresiones y una reducción de la empatía. Es decir: que jugar a ametrallar villanos puede tener efectos nocivos luego en la relación de los jugadores con la realidad y el entorno humano en el que se mueve. De ahí el interés de un estudio realizado por investigadores alemanes que, sirviéndose de imágenes de resonancia magnética funcional en jugadores a largo plazo de videojuegos violentos, han concluido, como recoge "Europa Press", se vio la misma respuesta neural a imágenes emocionalmente provocativas que los no jugadores. En consecuencia, el estudio demostraría que la empatía no se ve mermada aunque se juegue a largo plazo a títulos en los que la violencia es parte fundamental de la propuesta, como los "shooter" en los que el jugador empuña un arma y se mueve por los escenarios disparando a diestro y siniestro.

Este nuevo estudio contrasta con otros anteriores que sí defendían el riesgo de perder sensibilidad hacia la violencia o de perder empatía cuando se pasaba demasiado tiempo pegando tiros o tirando bombas a las hordas de enemigos. La diferencia entre estos estudios antiguos y el que llega ahora de Alemania está en el tiempo: los primeros hacían referencia a los efectos a corto plazo, cuando los jugadores apretaban los gatillos poco antes o incluso mientras lo hacían, lo que influye al establecer unos criterios rigurosos en cuanto a reacción a los estímulos emocionales se refiere.

El doctor Gregor Szycik, de la Escuela de Medicina de Hannover, concluye: "La pregunta de investigación surge primero del hecho de que la popularidad y la calidad de los videojuegos están aumentando, y segundo, nos enfrentamos en nuestro trabajo clínico con más y más pacientes con consumo problemático y compulsivo de videojuegos". Los jugadores que tomaron parte en el estudo eran hombres. No hace falta estudio alguno para saber que la mayoría de los consumidores de videojuegos violentos son hombres, y que los comportamientos más agresivos son los masculinos. Además, se habían curtido en títulos en primera persona, como "Call of Duty" o "Counterstrike" durante al menos dos horas diarias a lo largo de los cuatro años anteriores, si bien el participante medio le había dedicado al ocio bélico una media de cuatro horas diarias. Luego llegó la comparación con personas sin experiencia en videojuegos violentos, y que tampoco jugaban a otros géneros regularmente. Todos respondieron a cuestionarios psicológicos. Mientras se les hacía un escáner en una máquina de resonancia magnética se les enseñó imágenes diseñadas para provocar una respuesta emocional y empática. Y se les pidió que imaginaran cómo se sentirían en esas situaciones. Se midió la activación de regiones específicas del cerebro para comparar la respuesta neural de los jugadores y no jugadores. Ambas pruebas no mostraron diferencias en las medidas de agresión y empatía entre jugadores y no jugadores. El debate sigue abierto.

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