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El amor real de Flavita Banana

La ilustradora Flavia Álvarez, nacida en Oviedo, se convierte en una estrella en las redes sociales con sus viñetas sobre las relaciones de pareja, cargadas de ácido realismo

El amor real de Flavita Banana

Una pareja. Desnudos. Él le está haciendo un cunnilingus. Ella le dice: "Ricardo, para, que me siento sola". Una pareja. Desnudos. Él: "Dime guarradas". Ella: "Tu ombligo". Una pareja, abrazados en la cama. Ella le dice: "Quédate conmigo para siempre hasta el martes". Una pareja, vestidos; ella, sentada leyendo. Él: "¿Qué haces?" Ella: "Me pongo guapa".

Es el mundo de Flavita Banana, firma artística de la ilustradora nacida como Flavia Álvarez en Oviedo hace 29 años. Sus viñetas se han convertido en un fenómeno en las redes sociales en España (423.000 seguidores en Facebook y 177.000 en Instagram). Colabora en la revista "Mongolia", entre otras publicaciones, y acaba de sacar al mercado "Las cosas del querer" (Lumen Gráfica), donde le da afiladas vueltas a los temas preferidos de sus viñetas: el amor y las relaciones de pareja. Flavia dibuja con una especie de rotulador-pincel recargable, siempre en blanco y negro. Habla de la vida misma. Dibujo sencillo; contenido complejo, nunca condescendiente. Esto no es el mundo de Mister Wonderful. No todo en las redes es superficial.

Flavia es, como ella dice, "asturiana de DNI". Nació en Asturias por motivos de trabajo de su padre, leonés. Pero al año y medio ya estaba en Cataluña. Es y se siente, sobre todo, barcelonesa. Barcelonesa con bicicleta. Lleva las uñas muy rojas, el pelo muy negro, muchos tatuajes en las piernas y mucho pantalón corto. Su voz es grave. Es castellana de padre, asturiana de DNI y también francesa. Su madre nació en el país vecino y allí pasaba los veranos con sus hijas. Flavia tuvo una compañera de piso norteamericana que se llamaba Tina. Flavia le decía Tina Mandarina y la americana a ella, Flavita Banana. Así surgió su firma artística. Ahora es una de las estrellas de las redes sociales, pero, sin duda, esta ilustradora es más adicta a la vida real que a la vida virtual. De hecho, tiene una visión muy crítica de las plataformas digitales que tanta notoriedad le están dando. Es amor-odio, mejor dicho.

"En mi cuenta de Flavita Banana no hablo de mi vida, no estoy ahí para enseñar mis vacaciones; o lo que como, nada de eso. Si alguien tiene Instagram y muestra su vida real, lo veo bien, está bien; mucha gente lo tiene como álbum de fotos, en privado, para sus amigos. Pero lo que me parece que está haciendo mucho mal son esas cuentas que muestran una vida personal ficticia. Viven de cara a la galería. Ni ellos mismos saben ya quiénes son. Viven de la imagen que proyectan y ganan dinero con ello. Hay chavalas de 13 o 14 años que ya están deseando que su trabajo sea el de 'influenciador', tener muchos seguidores y vivir de ello. Vivir de una vida que creen que es así y no lo es". Flavia, aunque tiene tantos seguidores como el que más, explica que a veces sube imágenes de su vida cotidiana sólo para que se vea que es normal. "Para que vean que el estudio en el que trabajo es pequeño y compartido, que sigo compartiendo piso, y que mi gato está gordo".

Rechaza la vida con filtro que ofrece Instagram, una vida en la que todos somos "perfectos y ñoños". "Me refiero a eso que nos dicen: todo es tener un sueño y lograrlo, tienes que enamorarte y darlo todo, y esa relación durará para siempre? Toda esta historia. Yo soy de la liga antiñoño. Hemos visto demasiadas películas, hemos visto demasiados instagrams". Flavia dibuja mucho, repite hasta que le sale, pero también tiene la pasión de lectura. En sus personajes, la belleza está en la cabeza. Dentro. Lee, sobre todo, novelas. Pero advierte de que hay que tener cuidado y no dejarse llevar por las ficciones para que la vida no se convierta en pura novelería. Flavita Banana dibuja mujeres porque "anatómicamente" le resulta más fácil. Pero no le gusta nada que la encasillen como viñetista para mujeres. "Yo estoy hablando de sentimientos y de cosas que pueden ocurrir a los dos sexos". Es feminista, pero "en el sentido único que debería de tener", precisa. "Lucho por que se nos considere iguales. Todo lo que nos puede hacer diferentes es aprendido a la fuerza. Nos crían de manera distinta y nos hacen creer que funcionamos de manera distinta. Y es falso".

Flavia, que mira las relaciones humanas en busca de su verdadero sentido, encuentra a veces falsos relatos feministas. "El otro día estaba viendo la película 'Escuadrón suicida'. Superheroínas, bien. Superheroínas malas, bien. Por fin. Parece que la tipa (el personaje de Harley Quinn) había pasado página, pero, en los últimos cinco minutos de la peli, el Joker vuelve a por ella. ¿Por qué no puede terminar así la película: el personaje femenino encuentra su sitio y decide estar sola?", se pregunta esta ilustradora. "Tengo esperanzas con 'Frozen'. A ver qué pasa en la segunda parte. Seguro que le van a enchufar un príncipe a la protagonista".

¿Y qué decir de Bridget Jones, otro relato supuestamente feminista? Flavia lo tiene claro: "Esto va de: venga, vamos a sentirnos identificadas en nuestras desgracias, vamos a lamernos nuestras heridas todas juntas mientras estemos solas y nuestra meta será reponernos para encontrar a otro hombre nuevo que nos rescate de esta situación patética de estar sola. No todo el mundo es igual, no todo el mundo tiene por qué terminar la vía de dos en dos".

Flavia Álvarez tiene muy analizadas, viñeta a viñeta, las relaciones de amor y desamor y ahora le gustaría abrirse "un poco más a la política", en el sentido amplio. "La relación medios-audiencia, poderes-pueblo. No la política de la actualidad en España, a eso no le encuentro humor alguno".

Viñeta. Una pareja. Él la mira a ella. Ella permanece absorta en el móvil. Él: "Me gustas cuando hay wifi porque estás como ausente". Flavia Álvarez.

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