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Los peligros del "running"

Conviene correr con más cabeza que corazón

Especialistas en Medicina Deportiva defienden los beneficios del ejercicio por encima de las estadísticas sobre fallecimientos

Una persona corre por el Parque de Invierno, en Oviedo. Miki López

Hace poco más de una semana, el especialista en cardiología deportiva Josep Brugada verbalizaba en Asturias una sensación extendida en los últimos tiempos: "Cada fin de semana enterramos a un runner". Un colega asturiano de profesión, Nicolás Terrados, introducía un matiz: "En España fallecen 35 personas cada semana por incidentes cardiacos. Una de ellas corre". Los dos expertos sí coinciden en un punto: hay que correr con cabeza para que no falle el corazón. Y eso no siempre ocurre porque sólo un pequeño porcentaje de las personas que hacen ejercicio regularmente toma medidas de precaución. Es el inconveniente de una actividad para la que sólo hacen falta unas zapatillas, una camiseta y un pantalón. Y a correr. Para José Antonio de la Fuente, traumatólogo y uno de los pioneros de la medicina deportiva en Asturias, crea adicción: "Han venido a verme familiares de pacientes para que les dejase correr porque estaban insoportables".

Que el "running" engancha lo corroboran las últimas estadísticas, que cifran en tres millones de personas en España que corren al menos una vez a la semana. "Se ha pasado de correr por hacer deporte, para encontrarse bien y relajado, a tener una adicción", señala De la Fuente, que ha estudiado un fenómeno que ha llevado hasta su consulta a miles de personas: "En la década de los setenta Baeckeland y Morgan, de la Universidad de Wisconsin, ya hablaban de adicción, mientras que Bailey y Hailey, en 1982, lo denominaban dependencia. Se inicia entre la clase media-alta estadounidense. Algunos lo llamaban el 'nuevo golf'. Los ejecutivos quedaban para hablar mientras corrían".

El fenómeno llegó a España, donde año tras año ha ido aumentando el número de personas que se entrenan y participan en carreras populares, a estas alturas por encima de las 3.500 al año. La mayoría, con una cuota de inscripción que convierte una actividad de ocio en un negocio. Algunos corredores no se conforman con carreras de seis o doce kilómetros. Quieren hacer medias maratones o maratones, lo que les obliga a entrenarse a diario. Candidatos a sufrir "runnorexia".

José Antonio de la Fuente recalca que "las personas que necesitan salir a correr todos los días son adictos. El 'running' o el 'yogging', como se le llamaba antes, es un deporte aeróbico que produce dependencia. Los practicantes tienen necesidad de hacer ejercicio incluso lesionados, antes de los compromisos sociales, laborales y personales".

La edad media de los atletas populares en España está en torno a los 28 años. De la Fuente apunta que "esta dependencia hace que en caso de sufrir una lesión y no poder correr desemboque en problemas incluso familiares. Están irritables, de mal humor, incluso deprimidos. En ocasiones algún familiar ha venido a verme para que lo deje correr porque está insoportable. La explicación es que, con la falta de ejercicio, se han dejado de liberar las endorfinas a nivel cerebral".

Nicolás Terrados, jefe de servicio de la Unidad Regional de Medicina Deportiva, en el Quirinal (Avilés), lleva años pregonando los beneficios del ejercicio físico para la salud. Así que, para puntualizar a su colega Josep Brugada, defiende que el problema no es el deporte, sino el corazón. Y que muchas de esas muertes que alteran de vez en cuando las pruebas populares podrían evitarse con un mínimo de prevención.

"Para hacer deporte, sobre todo a partir de los 35 años, conviene someterse a un reconocimiento que incluya un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo. Pero siempre teniendo en cuenta que hay dolencias que son muy difíciles de diagnosticar. Diego García, el maratoniano campeón del mundo, estaba controlado por todo tipo de pruebas, pero su muerte súbita fue imposible de prever".

Diego García pertenecía a ese pequeño porcentaje de la población predispuesta genéticamente a sufrir algún accidente cardiaco. "Esas personas podrían morir sentados en el sofá, subiendo unas escaleras o corriendo una maratón", recalca Terrados, que tiene claro hacia dónde inclinaría él la balanza: "Son tan evidentes los beneficios del ejercicio para muchísima gente que no debe haber dudas sobre la conveniencia de hacer deporte".

En la Unidad de Medicina Deportiva que dirige en Avilés, Terrados y su grupo de colaboradores llevan años aportando ese valor añadido a los practicantes de la comarca. "Las personas vinculadas al deporte municipal ya hacían el reconocimiento. Ahora vemos a muchísima más gente que lo solicita para hacer deporte por su cuenta. Se nota que se está haciendo más deporte y que las personas están concienciadas de que hay que cumplir con unas pruebas básicas de prevención".

A mayor edad, más motivos para un seguimiento médico de los deportistas. Según José Antonio de la Fuente, "por encima de los 40 años, gente que ha empezado tarde y no tiene un control sufrirá lesiones mecánicas, musculares y riesgos de infarto o muerte súbita".

Un caso extremo es el de Santiago Díaz, un ovetense al que le dio por empezar a correr con 53 años. No tenía antecedentes deportivos, ni siquiera con el socorrido fútbol: "Empecé a correr para combatir el estrés laboral", explica Díaz, que quince años después acaba de proclamarse subcampeón de España de veteranos de maratón en la categoría de 65 a 70 años.

Con la perspectiva que da el tiempo, Santiago Díaz casi se lleva las manos a la cabeza: "Aunque no había hecho deporte, nunca empecé a correr sin pasar ningún reconocimiento médico y sin informarme sobre el material adecuado. De hecho, al principio corría por la playa de Rodiles y descalzo porque había leído que era muy bueno".

De Rodiles pasó a la pista del CAU, donde se produjo el proceso de socialización, uno de los atractivos de esta actividad. "Al principio daba vueltas yo solo, hasta que Alberto Tamargo, que corría siempre con un grupo, me invitó a sumarme a ellos". Aumentó la intensidad y la frecuencia hasta que, a los tres años, asomaron los primeros problemas físicos: "Tuve una lesión en la rodilla derecha y me recomendaron un especialista, el doctor Hernán Silván. Lo primero que me preguntó era qué zapatillas utilizaba".

De la preocupación por el material pasó, con el tiempo, a mirar por la salud: "A raíz de un problema que no tuvo nada que ver con el deporte, la rotura de un vaso sanguíneo en una pierna, empecé a hacer un reconocimiento médico al año, que incluía un electrocardiograma, una prueba de esfuerzo y, últimamente, lo más importante, un ecocardiograma".

Santiago Díaz sabe que su caso no es significativo: "Igual hay un 60 por ciento de la gente que corre que no hace ningún tipo de prevención". Algo que, por otra parte, no le extraña si se tiene en cuenta que una batería de pruebas como la suya puede suponer un desembolso de entre 300 y 400 euros.

El modelo a seguir, en opinión de Nicolás Terrados, es Italia: "Es el país de Europa con menos muertes relacionadas con el ejercicio físico. Allí es obligatorio un reconocimiento a la gente que haga deporte. Cualquiera que tenga una licencia deportiva tiene que pasar unas pruebas médicas".

Como fisioterapeuta y deportista, Manuel Barreto puede sumarse al debate con mejor perspectiva. Por sus manos han pasado miles de deportistas profesionales y aficionados. Y, al mismo tiempo, ha sufrido en una de sus rodillas las consecuencias de la actividad continuada. Le hubiesen venido bien los consejos que él da a cualquiera que se proponga hacer ejercicio con regularidad: "Yo empezaría caminando fuerte. Después caminaría fuerte tres minutos y trotaría uno. Así los primeros días. Después hay que ir progresivamente para prevenir lesiones". Para los "runners", precisa Barreto, es importante "fortalecer el tren inferior porque los músculos son los que sujetan la articulación".

Barreto acepta el eslogan "Deporte es salud", pero con las precauciones que él mismo no tomó en su momento para evitar la artrosis de rodilla que le ha obligado a replantearse sus hábitos deportivos: "Jugaba al fútbol, pero lo dejé a los 22 años porque sufría de la rodilla. Entonces empecé a correr y esa rodilla acabó con una artrosis. Fui un poco imprudente". Sobre todo por la parte competitiva: "Si corres moderadamente al trote, pues muy bien. Pero si te juntas con alguien e intentas ir a su ritmo, eso ya es competir. Cuando competimos, la salud se queda a un lado, se convierte en agresividad".

Entre otras cosas, el doctor Brugada sostenía que el goteo de muertes en pruebas de larga distancia se debe a que muchas personas sobrepasan los límites: "Ahora parece que si no haces cuatro maratones al mes no eres nadie". Para Nicolás Terrados, "muy pocas de las muertes que se producen en las carreras se deben a un problema de corazón por un esfuerzo extremo. Tienen más que ver otros factores, como la deshidratación, o los niveles de sodio y potasio en sangre".

En el alarmismo que se crea con las muertes en competiciones deportivas también influye el conocimiento generalizado y casi inmediato, puntualiza Terrados: "Hace unos años fallecía alguien en una carrera en Orihuela y no nos enterábamos. Ahora, con los medios de comunicación y las redes sociales, hasta tenemos un vídeo".

Los especialistas consultados coinciden, en cualquier caso, en que mucho mejor la actividad física que el sedentarismo. "Esto es como los antibióticos. Son buenos para la salud, pero siempre en las dosis adecuadas", informa Terrados. "A partir de cierta edad, lo recomendable es correr tres o cuatro días a las semana, unos 35 o 40 minutos, y controlar que las pulsaciones estén entre las 120 y las 140", añade De la Fuente.

Nicolás Terrados tampoco ve ningún inconveniente en un ejercicio más intenso, siempre que previamente haya un reconocimiento médico para comprobar que no hay problemas cardiacos que lo desaconsejen: "Está bien el ejercicio moderado cinco días a la semana, pero también funciona la alternativa con menos días un poco más intenso. O el entrenamiento interválico, que es muy entretenido".

"Estaría bien que hubiera una estadística que recogiera la gente que muere un fin de semana por llevar una vida sedentaria", propone Santiago Díaz para compensar el alarmismo sobre las consecuencias del ejercicio físico. Díaz es testigo de la avalancha de practicantes del "running" en los últimos años, lo que necesariamente eleva los porcentajes de lesiones relacionadas con el deporte e incluso de fallecimientos. Y destaca como síntoma de este siglo la imparable incorporación de las mujeres.

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