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BELARMINO FERNÁNDEZ LORENCES | Valdesano, propietario del grupo Arcallana y empresario del año de Paraguay

"El éxito empresarial es una mezcla de atrevimiento, esfuerzo y suerte"

"América del Sur se recuperará en este 2017 después de cuatro años de deceleración, pero México aún está bajo el shock de incertidumbre sobre las consecuencias de las nuevas políticas de EE UU"

Belarmino Fernández Lorences.

Belarmino Fernández Lorences recibió en Asunción el último premio al mejor "Empresario del año" de Paraguay. Nació hace 72 años en el pueblo valdesano de Arcallana, que da nombre a su grupo empresarial, un conglomerado que incluye Urba Inmobiliaria, especializada en la gestión de terrenos; Arcallana Constructora, dedicada a la construir y rehabilitar viviendas y edificios corporativos; Flex, empresa financiera; Terra, dedicada a la fabricación de productos cerámicos, y Astur Air, que cuenta con una flotilla de aviones para ejecutivos.

- Es usted "Empresario del año", pero sospecho que los inicios en un país que no era el suyo no fueron fáciles.

-Fueron muy difíciles. En esto no creo que sea una excepción. Emprender es complicado y el éxito viene por una mezcla de atrevimiento, empeño, esfuerzo y muchas dosis de suerte.

- ¿Qué le llevó a Paraguay?

-Llegué a América a finales de los años setenta como subcontratista de la antigua empresa constructora Huarte, con la que había trabajado en la construcción de la autovía Campomanes-León, para participar en la de la autopista que une el centro de Buenos Aires con el aeropuerto de Ezeiza. Fueron un par de años muy provechosos que me permitieron disponer de un capital con el que inicié mi aventura empresarial paraguaya. Vine a Paraguay un poco por casualidad y otro poco atraído por lo que había sido mi experiencia profesional en España en la industria maderera.

- ¿En qué invirtió el dinero?

-En esa época Paraguay era un país lleno de bosques y me pareció una buena idea invertir en el sector que más conocía. Construí un aserradero muy importante, pensando en la exportación a países entonces pujantes como Argentina y Venezuela. En tres años lo había perdido todo.

- ¿Y qué hizo entonces?

-Empecé en el sector inmobiliario y lo compaginé con cuanto negocio se me ponía por delante: industria alcoholera, ganadería, agricultura, hostelería, bancos... Pero poco a poco me di cuenta de que lo mío es lo inmobiliario y en eso es en lo que me hice fuerte.

- ¿La crisis global no ha afectado al sector en Paraguay?

-La mayoría de mis negocios están vinculados al sector inmobiliario. De las dos principales empresas que tengo, una de ellas realiza una actividad inmobiliaria tradicional, esto es, adquirir propiedades con el objetivo de obtener rentas mediante el alquiler o plusvalías tras su venta. También me especialicé en adquirir edificios emblemáticos en Asunción, que estén muy deteriorados, restaurarlos y alquilarlos a entidades públicas o privadas que buscan una cierta representación para el desarrollo de su actividad. Aquí mezclo mi intención de proteger el patrimonio edilicio de la ciudad con el negocio. Y funciona muy bien.

- ¿Y el otro negocio del que habla?

-Es el de las urbanizaciones para clases populares. Esta actividad consiste en adquirir propiedades rústicas, convertirlas en urbanas y, tras su parcelación, venderlas como parcelas financiadas a largo plazo en cuotas mensuales accesibles a las economías más modestas. También aquí combino un negocio interesante con una función social. Si no fuera por esta actividad la mayoría de los paraguayos no podrían acceder a una vivienda.

- La economía de Latinoamérica lleva varios años desacelerando. ¿Confía en que recupere el dinamismo?

-América del Sur se recuperará en 2017 después de más de cuatro años de desaceleración. En México ha impactado de lleno el shock de incertidumbre sobre las consecuencias que pueden traer las políticas del nuevo Gobierno en Estados Unidos. La diferente respuesta frente a este hecho marcará la divergencia en la dinámica de crecimiento en las dos áreas de América Latina, México y América del Sur. Se estima un crecimiento de la región para 2017 del 1% y del 1,7% para 2018.

- La crisis de la caída de los precios de las materias primas, ¿aún se nota?

-Después de la abrupta caída registrada desde 2014, se observa una recuperación gradual de cara al futuro, si bien no se estima volver a los niveles que alcanzaron al principio de la década actual. El precio del petróleo puede aumentar más rápido de lo esperado, situándose en el entorno de los 60 dólares. El cobre puede registrar un alza mayor consolidándose por encima de los 5 dólares debido al aumento previsto de la demanda. Y por último el precio de la soja se podrá establecer en los 350 dólares, que si bien está lejos de los 600 que llego a alcanzar, es un precio más que razonable para impulsar la economía de los países productores.

- ¿La recuperación de Argentina y Brasil es clave para toda la región?

-Naturalmente, debido al tamaño de esos dos países, especialmente Brasil, su recuperación es clave para toda la región. Sin embargo, las previsiones de los analistas apuestan por un interesante, aunque no extraordinario, 3% de crecimiento para el 2017 y 2018 en Argentina. Mucho menos optimista es la previsión para Brasil, un modesto 1% anual para el periodo mencionado, lo que resulta insuficiente para hablar de una decidida recuperación. Hay que resaltar que Brasil parte de la mayor recesión registrada en los últimos 50 años motivada por una crisis política sin precedentes.

- En todo ese contexto, ¿Paraguay se ha fortalecido?

-La economía paraguaya muestra una gran resistencia frente a un entorno externo muy volátil definido por los ajustes al alza de la taza del dólar por parte de la Reserva Federal, la concentración de la economía brasileña y la caída del precio de la soja. A pesar de este contexto tan desfavorable, la economía paraguaya fue capaz de crecer a una medida anual de 4,8% durante el periodo 2011-2016, lo que significa el mayor crecimiento registrado por un país en la región. Las causas que favorecieron este resultado fueron el mayor uso de la capacidad hidroeléctrica instalada, debido a las favorables condiciones hidrológicas; el mayor faenamiento de ganado, que impulsó las exportaciones de carne y cueros; el repunte de la inversión en infraestructuras del Estado, y la prudente política del Gobierno en el manejo de déficit y la deuda pública.

- La nueva política de Donald Trump en Estados Unidos, ¿qué efectos tendrá en la región?

-Es pronto para poder evaluar los efectos de un cambio de política en Estados Unidos con la llegada de Donald Trump. Primero habrá que ver cómo se va a articular una política de bajadas de impuestos con los fuertes incrementos de gasto público que anuncian. También habrá que estar atentos al impacto sobre el crecimiento y la inflación que puede provocar el previsto estímulo fiscal y por último cómo quedarán definidas las anunciadas políticas proteccionistas, cuándo se aplicarán y qué consecuencias tendrán dentro y fuera de los Estados Unidos. Además habrá que ver cuál será la reacción de los países más afectados por la nueva política, especialmente China y otros países asiáticos.

- ¿Y en América Latina?

-Se observarán tensiones a corto plazo especialmente financieras. Lógicamente después de diez años de tipos de interés excepcionalmente bajos para la región y de fuertes entradas de capital internacional, tendrá que volver a una realidad internacional más competitiva. En este contexto se verán grandes diferencias entre los países que aprovecharon el favorable viento de cola, como Paraguay, Chile, Perú y Colombia, y los que dilapidaron una coyuntura tan positiva impulsando políticas de gasto expansivas y no sustentables en el futuro.

- ¿Sigue siendo Latinoamérica en general, y Paraguay en particular, atractiva para la inversión española?

-Cualquier país es interesante para la inversión en general, siempre que se acierte en el sector, la coyuntura y se hagan las cosas con rigor y profesionalidad. Naturalmente, para los españoles América Latina representa una oportunidad única debido a la gran ventaja que significa compartir el idioma y a las similitudes culturales y sociales entre España y la mayor parte de América.

- ¿De qué depende el éxito?

-De muchas cosas. A mí me gusta decir que el éxito de un inversor en Paraguay, y por extensión en cualquier país del mundo, se decide en el aeropuerto. ¿Quién te espera en el aeropuerto? Si la persona que te espera es honesta, con experiencia y buenas intenciones, te irá bien. Si por lo contrario quiere engañarte, te va a costar mucho tener éxito. Otra cosa que siempre digo a cualquier inversor compatriota que me consulta es que trate de entender cómo funciona el país. Las teorías de la vieja y querida Europa no sirven en Paraguay. Que no traten de cambiar el país al que llegan, sino que cambien ellos y cuanto antes mejor. Y, por último, les diría que estén presentes en el país. Eso de venir cada tres meses a ver cómo va la cosa y dejar todo en manos de terceros no funciona.

- ¿Cree que las empresas asturianas pueden encontrar oportunidades de negocio en países como Paraguay?

-Me remito a lo dicho. A pesar de la fiebre de regionalismo-nacionalismo que vivimos en España, los empresarios son empresarios, sin apellidos ni nacionalidades. Lo que necesitamos en Paraguay son empresarios serios, formales, exitosos. Que estén dispuestos a aplicar su experiencia y conocimientos en Paraguay y además ganen dinero en este país. Porque ése es el fin de un empresario, generar beneficios para mantener sus empresas sostenibles en el tiempo y que esos beneficios redunden en la sociedad.

- ¿Cómo ve Asturias desde la distancia?

-Asturias la veo como un pasado lejano. Nací en Arcallana, en Luarca, en 1945 y estudié el Bachiller interno en el famoso colegio San Luis de Pravia. Empecé a trabajar muy joven, con apenas 16 años, en Trevías, dedicándome al transporte. Incluso anduve un tiempo en la actividad maderera en Camerún, en África. Llevo casi 40 años en Paraguay y aunque mi esposa, Argentina Menéndez, también es asturiana, nuestra vida también está aquí. De hecho ella es medico ginecólogo y practica su profesión con gran éxito y reconocimiento en Paraguay. De mis cuatro hijos, tres viven en Paraguay y dos son paraguayos. Tengo nietos paraguayos y todos mis intereses están aquí.

- ¿Visita su tierra natal con frecuencia?

-Me gusta visitar mi tierra, compartir con los pocos amigos que, por cuestión de edad, me van quedando, pero al cabo de un par de semanas, no veo el momento de volver a mi querido Paraguay.

- ¿A qué achaca su éxito empresarial, cual es su receta?

-Sería muy arrogante si le dijera a que se debió a mi éxito. Creo que a lo largo de la entrevista le conté varias cosas y usted mismo puede sacar conclusiones.

- ¿Responde a una planificación?

-No fue nada planificado. No creo que el éxito empresarial, en general, pueda planificarse. Al menos de salida, luego ya sí. Cuando uno tiene un negocio con masa crítica, con tamaño, ahí sí se puede planificar la gestión, definir una estrategia, elaborar unos presupuestos, estar atento a los negocios complementarios o a la innovación. Pero eso es otra cosa. La chispa del emprendimiento, del éxito, no tiene recetas. Sucede o no sucede, pero como decía Picasso con la inspiración: que te pille trabajando.

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