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Redefinir el lujo en el siglo XXI: las obras que llevaron a Patricia Urquiola a la élite en el mundo del diseño

Piezas como la cocina Salinas y la lámpara Bague son claves en la trayectoria de la ovetense, según Alicia Menéndez, autora de la primera tesis doctoral sobre la creadora

Sofá Lowland.

Creativa, versátil, intuitiva, genial. Patricia Urquiola (Oviedo, 1961) es una de las grandes diseñadoras de nuestro tiempo. Una mujer que ha sabido amoldarse a los cambios sociales y a los imperativos del mercado, sin perder por el camino ni su personalidad ni la inquietud por explorar ámbitos que, a priori, pueden parecerle ajenos. Porque la ovetense nunca ha dudado a la hora de afrontar un reto o de aplicar su creatividad a terrenos inexplorados. Una valentía que la ha llevado a desarrollar una proteica trayectoria, que la historiadora del arte Alicia Menéndez Martínez analiza en su tesis doctoral "El papel de la mujer en el diseño del siglo XXI, a través de la obra internacional de Patricia Urquiola", dirigida por Ana Fernández y presentada hace apenas diez días en la Universidad de Oviedo.

"Cada proyecto de Patricia Urquiola es único. Es camaleónica, tiene la versatilidad como característica incuestionable, y además emplea su imaginación y maneja múltiples referencias sobre arte al servicio de la creación", reflexiona Alicia Menéndez. Así, en el brillante catálogo de Urquiola se pueden encontrar desde piezas de cristalería fina hasta el diseño de interiores en establecimientos hoteleros, pasando por mobiliario de todo tipo o, incluso, la escenografía de una ópera junto a Emilio Sagi.

En el ámbito del diseño de muebles, Urquiola ha realizado piezas tan destacadas como el sofá Lowland, manufacturado por Moroso y presentado en el Salone del Mobile de 2000. "Patricia Urquiola presentó la originalidad de un respaldo que se podía desplegar o plegar al antojo del usuario, ensayado con gran éxito por Vico Magistretti en su icónico sofá 'Maralunga' de 1973 para la firma Cassina. A ello unió la posibilidad de componer un asiento 'a la carta' por medio de la combinación de módulos, convirtiéndose en una de las características más llamativas de este diseño", explica Alicia Menéndez.

"Las líneas suaves, redondeadas, de una estructura que quedaba al ras del suelo, la calidad y lo atractivo de su revestimiento conectaron de inmediato con el público, reportando a Moroso el producto más vendido de la marca hasta la fecha", añade la historiadora del arte, quien incide en que la diseñadora ovetense "ensaya en Lowland con los valores táctiles que presentarán todos los asientos proyectados para la marca en lo sucesivo, uniendo indisolublemente el sentido del tacto con la sensación de confort".

Otra pieza singular es la alfombra Visioni, manufacturada por la casa italiana CC-Tapis y presentada en el Fuori Salone de 2016, en Milán. "Urquiola ideó dos modelos Visioni A y B, basados en la tridimensionalidad de las formas geométricas que aparecen delineadas en negro, haciendo un fuerte contraste sobre distintas gamas cromáticas muy suaves. La riqueza y el brillo de la seda natural y la suavidad de la lana pura conceden un brillo y una suntuosidad a estas alfombras que se nos muestran como objetos preciosos y como si de piezas únicas se trataran", reflexiona Menéndez.

En su dilatada trayectoria, la diseñadora ovetense ha obtenido además diversos reconocimientos. Con la lámpara Bague, un diseño firmado por Urquiola junto con Eliana Gerotto y manufacturado por Foscarini, se alzó con el premio "Good Design" concedido por The Chicago Athenaeum en 2003. "La diseñadora acometió el trabajo como un estudio y una reflexión sobre la luz. El resultado obtenido es un efecto lumínico muy suave que baña la estancia, a la vez que pone de manifiesto la presencia del objeto. La pieza alberga un espacio vacío que le otorga una dimensión escultórica, al mismo tiempo que recuerda a una joya de bisutería, concretamente a un tipo de anillo geométrico de lucite -un material termoplástico transparente-, puesto de moda en los años sesenta, que pudo servirle de inspiración", explica la historiadora, que añade que la pieza se incorporó en 2005 a la colección permanente del Museum of Modern Art de Nueva York (Moma).

Otro ámbito que Urquiola ha trabajado con singular fortuna es el de la vajilla y la cristalería. En 2008, la casa alemana de objetos de porcelana Rosenthal propuso a la diseñadora realizar una vajilla, dentro de su innovadora Línea Estudio. El resultado sería la colección "Landscape", que consiguió los premios al mejor diseño de Elle Deco (Japón) y el Good Design de The Chicago Athenaeun. "Ante el peso de la historia de una firma con más de 135 años de andadura, Patricia Urquiola acometió el encargo con valentía y responsabilidad, un proyecto que le supuso cuatro años de investigaciones. La diseñadora rompió todos los esquemas de la compañía alemana y diseñó unas piezas con bajorrelieves que van erosionando los bordes, produciendo asimetrías. Es lo que la diseñadora denomina invasiones asimétricas", explica Menéndez.

En otro de sus ámbitos de actuación, el diseño de interiores, Urquiola diseñó en 2014 la cocina Salinas, denominada así por el arenal asturiano que marcó la infancia de la diseñadora. "La cocina Salinas para Boffi, la primera para Patricia Urquiola como diseñadora, representa un compendio de ideas que la ha guiado hasta el lugar destacado en el que se encuentra hoy en día como profesional del diseño. En Salinas encontramos el recurso a la memoria, tan importante en su producción. La preocupación por el ecodesign es evidente: Salinas está fabricada exclusivamente en materiales ecosostenibles", analiza la historiadora.

Profundizando en el diseño de interiores, Urquiola se ha destacado por sus creaciones para establecimientos hoteleros, una vía que comenzó a trabajar en 2004. Sólo el año pasado, la diseñadora asturiana inauguró tres hoteles en Italia (uno de ellos, "Villa Pliniana", en el lago de Como, aún tiene partes en proyecto) y otro en Singapur. "La característica común a todos ellos, salvo excepciones como el hotel Room Mate Giulia de Milán, es la nueva definición de lujo encerrada en cada espacio y en cada detalle de los mismos. Urquiola se convierte, así, en una de las encargadas de definir el lujo del siglo XXI y para ello su punto de vista irá variando y adaptándose al terreno, es decir, al continente en el que se vaya a desarrollar el proyecto y al marco en el que va a estar encuadrado. Para la arquitecta, un hotel emplazado en Europa en un ambiente urbano habrá de ser radicalmente opuesto a un resort en las playas del Caribe", reflexiona Alicia Menéndez. Como en sus piezas de cristalería o en sus muebles, Urquiola muestra en estos diseños el mismo respeto por la ecología y la historia, reflejados aquí en su capacidad para amoldarse al entorno y el empleo de artesanía del lugar y materiales reciclados y reciclables. "Detrás de ese respeto, volvemos a descubrir el alto contenido cultural e intelectual que otorga a sus obras, que en el caso de la arquitectura es aún más notable", afirma Menéndez.

En virtud de esta versatilidad, de esta capacidad de aplicar su talento a los terrenos más diversos, a nadie extrañó que en 2010, y de la mano de Emilio Sagi, Patricia Urquiola se iniciase en el terreno de la escenografía, con la ópera "La coronación de Poppea", de Claudio Monteverdi, presentada en el teatro Campoamor de Oviedo y el teatro Arriaga de Bilbao. "Su puesta en escena sorprendió y triunfó en los ambientes operísticos con un concepto muy contemporáneo que, al mismo tiempo, respetaba los elementos originales de la obra", explica Alicia Menéndez. Un nuevo éxito en la carrera de una diseñadora genial que, cuando aún le queda un largo recorrido por delante, ya ha sido merecedora de una tesis a la altura de su talento.

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