El Hematocrítico de Arte ha hecho realidad la pesadilla de cuantos, laicamente, lamentan que, por falta de formación religiosa, los jóvenes ya no puedan entender la temática de la mitad de los cuadros del Museo del Prado (sin lamentar, paganamente, que tampoco entiendan los de la mitología griega y romana). El Hematocrítico se ríe de la pintura que miramos con doble sacralización.
El Hematocrítico no es un chavalete ignorante, sino un profesor coruñés que mira como un extraterrestre la pinacoteca universal. Lo que es capaz de ver en lo que está a la vista no lo ve nadie más. Y es pila desopilante.
Las librerías reciben "El Hematocrítico de ArTres", la tercera antología de una obra abierta en el blog, "El Hematocrítico", donde las pinturas clásicas son retituladas en pies de foto únicos. Sí, únicos. Un beneficio marginal de entretenimiento (como pintar con lápices de colores los tebeos de los años sesenta) es tapar ese pie de foto para imaginar por dónde irá. Remedar la mirada hematocrítica es muy difícil.
El Hematocrítico retitula las obras en español perfecto pero al renombrarlas en la lengua materna del pintor (inglés, francés, italiano y alemán) su poliglotonería deficiente es muy divertida.
Perdidos los simbolismos y oculto el título original, queda extraña la imagen de "La creación y la expulsión del paraíso", un cuadro de Giovanni di Paolo datado en 1445 que exhibe el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York en el que aparecen Dios, el arcángel San Miguel, Adán, Eva . Por eso gana sentido -y sinsentido- cuando lo retitula "Dios repartiendo vajilla gigante en una boda nudista" ("Il regalo divinni desproporcionatto").
Lo que se deja ver del Hematocrítico es que se llama Miguel Ángel López, es profesor en La Coruña, tiene perfil de Twitter y blog, tumblrs temáticos (Drama en el portal, A-cero azul, vamos a morir todos), escribe en blogs como Cinemanía y tiene sección en "Cuore" y "Ser Padres". Le gustan los Hermanos Marx, "The Beatles" y las tiras de "Calvin y Hobbes". Popularizó la palabra polisémica y asémica "tróspido", que había escuchado en una conversación marujera en gallego ("pódeste casar co teu primo pero sáenche os fillos tróspidos"). Tiene una hija pequeña y ha escrito el libro para niños "Feliz Feroz".
Su obra hematocrítica está en internet y en este libro donde los santos dejan de serlo, a los mártires no parece afectarles el dolor y las figuras celestiales hacen cosas más corrientes que las tan raras y propias de esos seres etéreos.
