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Necesitas un año entero para ver todas las series que se emiten

La "época dorada" de las ficciones televisivas dispara la oferta hasta límites imposibles de abordar por el espectador; para ver toda la oferta de Netflix, incluidas las películas, hacen falta 171 vidas

Si el cine es el séptimo arte, las series de ficción se han convertido en este siglo XXI en el octavo. Su poderío ya se aprecia en la calidad de los relatos -a la altura, o más, que los mejores de Hollywood- pero también en su cantidad. La oferta audiovisual es tan amplia y variada que sería imposible visualizar todo el contenido en una vida mortal.

Tomemos como ejemplo a Netflix, la plataforma digital líder en el mundo, con más de 100 millones de suscriptores en 190 países. El catálogo completo suma más de 125 millones de horas, entre películas, series y documentales; verlo entero supondría un reto inalcanzable para cualquiera que no fuera Matusalén, ya que harían falta 14.269 años.

Teniendo en cuenta que la esperanza media de vida en España es de 83 años, una persona tendría que vivir 171 vidas para amortizar este servicio al cien por cien. No obstante, si nos ceñimos solo a las series, la inmortalidad no sería un requisito indispensable. Se puede vivir para verlo. Aunque habría que hacer un ejercicio extremo. Obviando la categoría infantil, Netflix cuenta con 362 ficciones (cifras del mes de mayo). En este caso, la cadena no tiene datos sobre el total de horas, pero si nos basamos en una media de tres temporadas con 10 capítulos de 35 minutos, "tan solo" necesitaríamos dedicar 264 días, en sesión non-stop. Si además no queremos perdernos las 129 series de HBO, utilizando la misma media anterior, tendríamos que añadir 94 días más. Es decir, emplearíamos 358 días en un maratón seriéfilo ininterrumpido para ponerlos al día de la gran mayoría de las series que ahora mismo están "en cartelera". Casi un año frente a la pantalla. Sin descansar ni un segundo.

Puesto que tenemos, entre otras cosas, que dormir y trabajar, no queda otro remedio que elegir bien las series a las que dedicar nuestro tiempo. Por ejemplo, los seguidores de "Juego de tronos" (HBO) -acaso la serie de mayor fama global- que hayan visto sus seis temporadas han pasado un total de 50 horas de su vida profundizando en las conspiraciones de Poniente. Un poco más de tiempo han dedicado los fans de "The Walking Dead", casi 70 horas, en acompañar a Rick y compañía en su lucha por la supervivencia en un apocalipsis zombi. Si queremos estar al día con la serie de moda sobre el suicidio de una adolescente, la estadounidense "Por trece razones", necesitaremos unas ocho horas, mientras que si optamos por la ficción española de Netflix, "Las chicas del cable" nos exigirá once.

Es una realidad que el consumo de televisión ha cambiado y la forma de ver las series, también. "El equipo A", "La casa de la pradera", "Falcon Crest"..., aquellos grandes mitos de la televisión de los 70 y los 80 tenían capítulos fijados en una parrilla estática para el espectador. Casi todas proponían aventuras independientes sin seguir necesariamente un hilo de continuidad. Ahora, aparte de que el espectador puede elegir el horario y el ritmo de visionado, se nos presentan relatos con una historia que abarca múltiples temporadas, sustentadas en un guión más complejo que el de un largometraje "hollywoodiense". Sobre una trama de raíz van saliendo miles de historias a modo de ramificaciones, componiendo en algunos casos relatos corales que nada tienen que envidiar a las mejores obras literarias. Escritores como Vargas Llosa han dicho, por ejemplo, que la serie "The Wire" está a la altura del mejor Shakespeare.

En algunos casos son relatos kilométricos y alambicados. Una dinámica que arrancó a raíz del estreno de "Los Soprano", en 1999, y, especialmente, de "Perdidos", en 2004. No obstante, aún no se ha logrado superar el récord que estableció la estadounidense "Guiding light", emitida entre 1952 y 2009, con 945.720 minutos o, lo que es lo mismo, 15.762 capítulos. En la actualidad, "Los Simspon", con sus 618 capítulos, encabeza el ranking de las series más longevas en emisión. Si quisiéramos hacer un maratón de las aventuras de la familia de Springfield, se necesitarían cerca de 230 horas para disfrutar de ella al completo. En España, el récord lo ostenta "Cuéntame cómo pasó", con 19.740 minutos repartidos en 329 episodios. Hacían falta casi 14 días con sus noches para verla entera.

En lo que respecta al aspecto económico, los presupuestos de estas nuevas ficciones ya no tienen nada que envidiar a las grandes producciones cinematográficas. "The Crown", la exitosa creación de Netflix centrada en los primeros años de reinado de Isabel II de Inglaterra, costó 120 millones de euros, llegando a convertirse en la serie más cara de la historia. Una cifra que supera con creces al presupuesto total de una de las referencias de culto del cine de ciencia ficción: la primera trilogía de "La guerra de las galaxias", cuyo coste fue el equivalente a 56 millones de euros. "Juego de tronos" tampoco se queda corta. Solo en su sexta temporada, cada capítulo costó una media de 10 millones de dólares.

Estas inmensas cantidades de dinero también se ven reflejadas en los actores de estas ficciones. Aquí es ahora donde se forjan las estrellas. Hoy en día, Jim Parsons, quien da vida al excéntrico doctor Sheldon Cooper en "The Big Bang Theory", puede presumir de ser el intérprete que más cobra en el mundo de la televisión: 25,5 millones de dólares por temporada. Y su compañera de reparto, Kaely Cuoco, tampoco se queda corta, con un salario de 24,5 millones. No obstante, la palma se la lleva Sofía Vergara, una de las intérpretes de "Modern Family" con sus 43 millones de dólares, según los datos publicados por Forbes. Cantidad que se aleja bastante de los 1,8 millones que recibía Chalie Sheen hace tan solo siete años y que le convirtió en su momento en el actor televisivo mejor pagado de la historia por la comedia "Dos hombres y medio".

Al ritmo que se mueve la industria audiovisual, es muy probable que las cifras y los ranking varíen en pocos meses. El reloj avanza, la producción de series no cesa y el contenido se acumula a velocidades de vértigo, engrosando una oferta ya de por sí interminable. Como no se puede luchar contra el tiempo, algunas las disfrutaremos y otras tendremos que dejarlas para la jubilación. Parafraseando a John Lennon, la vida es aquello que te sucede mientras estás viendo series...

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