-Nací en La Vera del Camín (Turón), en 1950, hijo y nieto de mineros, rodeado de minas y escombreras. No tengo hermanos, pero sí dos primos que vivían al lado junto a mis tíos y mis abuelos maternos.
- Su padre, José Suárez Lavandeira.
-Quedó sin padre muy joven y a los 12 años empezó a trabajar con un cantero sin dejar de ir a la escuela. A los 14 entró de pinche en la mina y por la tarde iba con el cantero. Estaba silicótico al final de la vida y yo quería que cuidara la dieta. Me dijo: "Con 18 años comía garbanzos cocíos en agua con un pocu sebo. ¿Vas decime que no coma ahora? Como lo que me sale de los cojones".
- ¿Cómo vivían en su casa?
-No pasé hambre, teníamos vaca y huerta, pero me bañé en un balde. Mi padre fue el primero que tuvo agua en casa porque hizo un pozo de 8 metros dentro, con dinamita.
- ¿Cómo era su madre, Carmen Marcos?
-Mi padre tenía carácter fuerte pero mandaba mi madre. Mi hijo Alejandro dice que tenía una diplomacia vaticana e imponía su criterio sin reñir. No daba mimos. Cuando acabé selectivo de Técnicas volví a casa emocionado con matrícula de honor en Cálculo y varios sobresalientes. Preguntó si había aprobado, contesté que sí y dijo: "Hacía falta que te cambiaras y fueras a ayudar a tu padre, que ta palotiando en la huerta".
- ¿Entendían lo que valían las notas?
-Sí, pero no lo decían. Cuando murió mi padre vacié sus bolsillos y llevaba mis papeletas de la carrera en la cartera. Una vez que estuvo en el hospital lo vi tan jodido que me acerqué a darle un beso y lo rechazó.
- ¿Tenían ideología?
-Más comunista que socialista. Mi madre votaba lo que decía mi padre. Luego votaron a Felipe. Cuando la OTAN me dijo "había que votar que no pero voy votar que sí".
- ¿Creían en Dios?
-No, aunque mi madre rezaba por las noches. Tengo sentimientos religiosos desde pequeño, soy católico y voy a misa. Estudié en el colegio de los Hermanos de La Salle, que pagaba Hulleras de Turón a los hijos de mineros y algún enchufado.
- ¿Qué rapaz fue usted?
-Estudiaba muy bien, obedecía, jugaba en la carretera y en la escombrera enfrente de casa. Iba por agua a la fuente, hacía astillas y lloré por un triciclo que nunca tuve. Mi padrino me regaló una bici de quinta mano que tenía el manillar soldado. Al bajar la cuestona de Urbiés quedé con él en la mano. Llegué sangrando y con el pantalón roto. Me encantaba el banco de carpintero de mi padre. Él se quejaba si le estragaba un formón pero, a la vez, le gustaba.
- Los abuelos.
-Hablaba más con ellos que con mis padres. Con mi güela Juana salía a castañes monte arriba y me contaba histories de la familia. Mi güelu Segundo hablaba poco pero todo de política. Trituraba los "Cuadernos para el diálogo" que traía yo. Había estado condenado a muerte, por nada, en el Puerto de Santa María. Se lo convalidaron por trabajos forzados 8 años en el pozo San Mamés.
- ¿Sabía qué quería ser?
-A los 14 años mi obsesión era entrar en Escuela de Capataces de Minas de Mieres porque iban a ir mis primos. Mi padre dijo que "a la mina, de ninguna manera". Cuando acabé Preuniversitario mi padre me dijo: "Que te dejen un mono; mañana vas a ir conmigo a la mina". Fui unos días y me preguntó: "¿Estás convencido de que no tienes que venir a nada?". No lo estaba pero le hice caso.
- ¿Por qué tenía esa oposición a la mina?
-En su época hubo muchos accidentes y la gente moría pronto. Cuando se jubiló, con 53 años, fuimos a la huerta y me dijo: "Voy morrer, tu madre ta delicada, tienes que hacer esto y esto". No le pasaba nada pero aceptó que todos morían a los 50, como su padre y su hermano. Vivió hasta los 80.
- ¿Su padre quería que estudiara?
-No. Los domingos bajaba al mercado en Mieres. En Casa Villa, cerca del parque, veía a los viajantes. Me dijo que tenía que hacerme viajante porque "viven muy bien, tienen coche y comen en sitios buenos. No sé qué faen pero faite eso".
- ¿Cómo siguió la carrera?
-En Lasalle se repasaba mucho porque si no aprobabes te caíen hosties. El instituto me pareció bien pero fácil, y mi padre me dijo que fuera al colegio de marianistas de Pola de Lena. Saqué la reválida de sexto y dije: "Ya tengo Bachiller". Él contestó: "Pues hay que seguir". Ya se ganaba más en la mina. Quise pedir una beca salario y mi padre sentenció: "Los estudios págotelos yo, no tengo que pedirlo a nadie". Eso es una educación.
- Hizo Preu en los Maristas de Oviedo.
-Era la primera vez que salía de casa, vivía en una pensión enfrente de la Universidad y comía en un bar grande al lado del Vasco. La primera semana noté que por la tarde en el colegio me sentía mal, como si me durmiera. A las dos semanas mi padre me llevó a un médico en Oviedo que dijo que no tenía nada. Fuimos a comer. Cuando eché mano al vino mi padre dijo "¿qué faes?". En la pensión me ponían media botella y yo lo tomaba. Mi padre me explicó que mi cansancio venía del vino y añadió: "¿Qué crees que yes mineru?".
- ¿Qué tal en Oviedo en 1966?
-Tenía libertad para decidir, me impresionaba todo y me di cuenta de que la gente tenía cosas y yo nada. Mi sueldo eran las clases particulares que daba durante los veranos desde los 14 años. Mi padre quería que se lo diera a mi madre, pero yo me lo quedaba.
- ¿Sabía qué quería ser?
-No, mi problema era que tenía notas muy buenas, me interesaba todo. Hice selectivo de Ciencias en Oviedo, estaba en boga la nuclear y elegí Físicas.
- ¿Qué cursó en Valladolid? ¿Cómo era?
-Tenía un ambiente estudiantil más libre que Oviedo. Había dos edificios de estudiantes que se llamaban Sodoma y Gomorra. Cubría todo el noroeste de España, la Facultad de Medicina era inmensa... Estaba chupado ligar. Me encantaba estudiar con luz y me gustó Castilla. Los estudios me resultaban llevaderos y daba clases particulares.
- ¿Se metió en política?
-En casa me decían "no te apuntes a nada que ya jodieron bastante a la familia". En tercero y cuarto empezó a interesarme, vi carreras, fui a asambleas, empecé en el ajo, en los cine fórum. Era de izquierdas sin afiliar.
- Acabó la carrera en 1973.
-Y quedé en la Universidad con una beca de investigación que daban por buen expediente, dotada con 10.000 pesetas al mes. La complementé con la ayudantía mientras hacía la tesis sobre contaminación ambiental. Al nacer en Turón, donde era difícil llevar una camisa blanca, consideraba que la contaminación era normal. Soy de los primeros españoles que hicieron un modelo matemático de dispersión de contaminantes en el aire.
- Se hizo profesor no numerario ya casado y con un hijo.
-El líder de los "penenes" era Julio Bueno de las Heras. En 1976, mi jefe, José Casanova Colás -un hombre del XIX a la vez muy moderno-, me dijo que había salido una plaza en Avilés de jefe del servicio de control de contaminación atmosférica y que tenía que presentarme. Me cabreé, pensé que quería echarme. Me hizo una carta de presentación suya. Saqué la plaza. Llegué a Avilés el 10 de agosto de 1976.
- ¿En qué contexto?
-Un decreto de 1975 desarrolló la ley de 1972 de protección atmosférica, por la que en lugares muy contaminados había que crear una oficina de control. Me recibieron Ricardo Fernández Suárez, "Rico", y el secretario, Jaime Fernández Villanueva, persona extraordinaria. Me preguntaron "¿qué vas a hacer?". Yo iba a ver qué me mandaban. Pedí una semana para ver que hacían en el centro de contaminación en Madrid. Me dieron dos.
- ¿Y a la vuelta?
-Pedí 15 días más para situarme en Avilés. Todo empezaba en En: Empresa Nacional, Ensidesa, Enfersa... En la terraza del Café Colón se ponía el plato encima de la taza para que no te entrara el polvillo de la Térmica. A la entrada por carretera estaba la empresa de Harinas de Pescado, llamada "la Fedionda", que hacía vomitar a los viajeros.
Segunda entrega mañana, lunes:
"En la Administración se fue perdiendo la larga vista y así no hay quien gobierne"
