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El Museo Antón de Candás exhibe el arte que produjeron las conservas de pescado asturianas

Mariano Moré y Germán Horacio son algunos de los artistas de la región que trabajaron en la publicidad de una industria que tuvo mucha competencia

Portada del catálogo de precios de las conservas Cabo Peñas

La neutralidad española en la I Guerra Mundial fue un gran negocio para la industria conservera asturiana, que pudo vender sus latas a ambas trincheras.

A lo largo de la costa de Asturias llegó a haber cuarenta empresas conserveras que después de enlatar el pescado lo empaquetaban, envolvían y publicitaban de la manera que creían más conveniente para resultar atractivo al consumidor y distinguirse de la competencia.

"El arte enlatado. La publicidad de las conservas de pescado en Asturias (1911 a 1937)" es la exposición que ofrece el Centro de Escultura Museo Antón de Candás hasta el 17 de septiembre.

La muestra recoge una gran cantidad de ese tipo de material gráfico, desde bocetos, pruebas y diseños realizados en los talleres litográficos y metalgráficos hasta los trabajos finales de etiquetas, envoltorios, estuches, carteles, etcétera.

La exposición se completa con la proyección de una película publicitaria rodada a mitad de los años veinte del pasado siglo en la fábrica que tenía Pesquerías Asturianas en Luanco, un documento en los inicios del medio, mudo y en blanco y negro, de buen nivel técnico y cuya copia ha sido digitalizada.

Según Manuel Ramón Rodríguez, comisario de la exposición y autor de su catálogo, puede tratarse de la primera filmación hecha en Luanco. Muestra la villa en época veraniega y ofrece panorámicas de los lugares más destacados de "uno de los más bellos rincones de España", según aparece en una de las cartelas de la película.

La película en sí misma habla de que no sólo había dinero en esta industria, sino un sentido de modernidad, parte del cual está también en la adaptación de las mejores técnicas de reproducción de entonces y en la sintonía del lenguaje publicitario y cartelístico con el arte del momento, que era el de la eclosión de las vanguardias.

Algunos artistas identificados como autores de carteles y anuncios son muy conocidos en Asturias y están representados en los museos de la región.

Mariano Moré (Gijón, 1899-Oviedo, 1974) hizo un cartel para la citada Pesquerías Asturianas. Ahora mismo pueden verse más carteles suyos en la exposición del Antiguo Instituto "Líneas al vuelo. Ilustración y diseño gráfico en Asturias, 1879-1937", algunos de sus retratos familiares en el Museo Nicanor Piñole y los murales de la tienda de Mango en la calle Corrida, todo ello en Gijón.

Lo mismo sucede con Germán Horacio (Gijón, 1902-México, 1975), el gran cartelista republicano, que trabajó para Conservas Villarías, una firma de Santoña (Cantabria) con factorías en Gijón, Lastres y Ribadesella. El hijo de Pachín de Melás fue el autor de los carteles de las grandes películas de Hollywood que se estrenaban en México, país donde se exilió hasta su muerte.

La exposición del arte de esta industria también habla de la industria misma, desde sus inicios a finales del siglo XIX hasta la culminación de su esplendor en la crisis bursátil de 1929, a la que no pudo ser neutral.

La costa asturiana ofrecía una muy buena pesca de sardina, bonito, besugo y calamar. Las conserveras ofrecían también latas de mariscos como la que se ve en la etiqueta de La Flor, viuda de Moro, de Candás, que anuncia la langosta al natural que tanto demandaban Francia e Italia.

Los salazones y escabeches locales aprovechan la línea de tren Gijón-Oviedo-León, inaugurada en 1884, para abrir nuevos mercados. La primera industria de conservas de pescado asturiana que se inscribe en el registro de marcas es La Flor, propiedad de la candasina Germana González-Posada García del Caleyo, viuda de escabechero palentino Manuel Moro Díez. Era 1895.

En el Museo de Candás, que guarda el recuerdo y la obra de Antón, el escultor ayuda a organizar el discurso de la muestra. El periodo que recoge la exposición se cierra en 1937, en cuyo mes de octubre termina la Guerra Civil en Asturias.

También fue el año de la temprana muerte del artista (Antonio Rodríguez García, Candás, 1911-Murias de Candamo, 1937), fusilado en un campo de trabajo. Hace 80 años.

Hay una selección de obras de Antón que reflejan la influencia que ejerció esta publicidad en su trabajo.

La obra de Antón tampoco se puede desvincular de la industria conservera. El artista procedía de una familia humilde y su mecenas fue Alfonso Albo Abascal, gerente de Albo.

El horario de visitas es de martes a domingo, de 12 a 14 horas y de 18 a 21 horas. Entrada gratuita.

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