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Los rostros de la segunda vida fuera de la cárcel

El fotógrafo Alejandro Zapico retrata a exreclusos reinsertados por la UTE y el escritor Julio Rodríguez aboceta sus vidas

Lázaro Blanco, Juan García Zapico, Giuseppe Vivaldi y José Luis Menéndez Devita. Estos cuatro hombres están unidos por la cárcel. Hay dos asturianos, un argentino y un madrileño. Tienen distintas edades, aunque cada uno representa más de la que tiene. Tres de ellos comparten un pasado enganchado a las drogas y los cuatro cometieron delitos graves y pasaron largos en-cierros penitenciarios.

También están unidos por la libertad. Ahora tienen vidas nuevas, con trabajo, familia, entorno social y estabilidad. Entre la condena y la libertad se sitúa la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE), surgida en 1992 en Asturias, un modelo alternativo a la cárcel tradicional, alejado del consumo de las drogas y de la hostilidad de la subcultura carcelaria.

Sus retratos, construidos con dos imágenes, una en la que se perciben las huellas de la vida que les llevó a la cárcel, otra en la que se presentan en su cotidianidad actual, son obra de Alejandro Zapico (Gijón, 1976), un periodista "free lance" que ha trabajado de enviado especial en la guerra de Afganistán y en Irak durante 2003.

Hizo su primer documental en 2003, titulado "La ciudad oculta (México DF)", y en 2005 realizó "Maras", sobre las violentas pandillas latinoamericanas. En 2008 estrenó su primer largo, "El astillero", dedicado al conflicto del sector naval, que se estrenó en el Festival de Cine de Gijón. Los textos que acompañan los retratos son del escritor Julio Rodríguez (Oviedo, 1971), poeta, novelista, profesor universitario, investigador y guionista. Entre sus premios están el "Vargas Llosa" de Novela y el "Emilio Alarcos" de Poesía. Su última novela se titula "Una mala racha" (2016).

Retratos e historias forman parte de "La vida tras la UTE", una exposición que conmemora los veinticinco años de la fundación de las unidades terapéuticas y educativas (UTE). Estuvo colgada en Gijón dentro de las actividades culturales de la "Semana negra" y está comprometida para otras localidades.

Lázaro Blanco Sabín

(Colmenar Viejo, Madrid, 1960)

Cuida ancianos después de pasar por 27 cárceles

La vida de Lázaro Blanco, marcada por la miseria y el delito, transcurre en su mayor parte entre reformatorios y prisiones, hasta el punto de que ha pasado más de treinta de sus 55 años en veintisiete cárceles de toda España. Discriminación, drogas, soledad, enfermedad, partes disciplinarios, sobredosis, peleas, aislamiento, autolesiones, quema de celdas, caos? conforman su día a día durante años, hasta que en 1997 es trasladado a la prisión de Villabona y, poco después, ingresa en la Unidad Terapéutica y Educativa, donde termina por convertirse en uno de sus referentes. En 2011 recobra la libertad y, dos años después, se casa con Ana. Desde entonces trabaja cuidando ancianos, imparte charlas sobre su experiencia y participa activamente en diferentes movimientos sociales.

Juan García Zapico

(Langreo, Asturias, 1968)

Sale del mundo de la droga y vive con su segunda mujer y sus dos hijos pequeños

Juan García Zapico, "Zapi", fue uno de los miles de jóvenes españoles a los que la droga destruyó la vida en los años ochenta. Con 14 años empieza a trabajar y con 18 se casa y entra a trabajar en la mina. A los 21 años se engancha a la heroína. En Proyecto Hombre consigue desengancharse. Pero la droga tiene paciencia y, ocho años más tarde, sufre una recaída. Comienza entonces a traficar, cada vez con mayores cantidades, lo que le lleva a pasar tres años y medio en la cárcel de Villabona, donde descubre que la droga campa a sus canchas por los patios y a nadie parece importarle demasiado. Por eso decide ingresar en la UTE. Allí consigue salir definitivamente de la droga y encauzar su camino. En 2013 recupera la libertad. En la actualidad vive en Sama de Langreo, prejubilado, con su segunda mujer y sus dos hijos pequeños, alejado de las viejas amistades.

José Luis Menéndez Devita

(Prendes, Carreño, Asturias, 1959)

De traficante de droga a regente de su propio gimnasio

José Luis Menéndez Devita crece en una familia humilde. A los 13 años deja los estudios y empieza a trabajar en diferentes ocupaciones, compaginando su actividad laboral con su participación en competiciones de kárate, llegando a formar parte de la selección española. Tras abrir su propia escuela de kárate en el barrio de La Calzada de Gijón, monta una discoteca y otros negocios de la noche que acaban por acercarle al mundo de las drogas. En 1991 ingresa en prisión por tráfico de drogas, y allí aumenta su adicción a la cocaína. En los siguientes años pasa sin éxito por diversos centros de desintoxicación y vuelve a la cárcel en diferentes etapas, hasta completar doce años de condena. En 2008 ingresa en la UTE. En libertad desde 2013, en la actualidad vive en Gijón junto a su compañera y regenta un conocido gimnasio de la ciudad.

Giuseppe Vivaldi

(Paraná, Entre Ríos, Argentina, 1945)

De atracador a escritor de la historia de su vida

Giuseppe Vivaldi ha pasado más de 25 años en diferentes cárceles de Argentina y España. Abandonado por su madre y maltratado por su padrastro, su infancia, repleta de soledad, pobreza y desamparo, marcará el resto de su vida. Sin apenas salirse del camino de la delincuencia, no tarda en convenirse en atracador a punta de pistola, entrando en una espiral de robos e ingresos en prisión. Huyendo de la justicia, a principios de los ochenta llega a España, donde prosigue con su carrera delictiva, lo que le llevará a la cárcel Modelo de Barcelona en 1983. Su vida continúa entonces entre atracos y cárceles, hasta que en 2008 ingresa en la UTE de Villabona. Desde que en 2014 es puesto en libertad, reside en Gijón; entre otras ocupaciones, pasea perros para sacarse algún dinero mientras escribe la historia de su vida: la que tuvo y la que tiene.

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