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El día en que Pablo se quedó "embarazado" de Alba

Padre gracias a un vientre de alquiler, un asturiano de 36 años dice que fue la mejor decisión de su vida

Pablo García, con su hija, Alba, durante la conversación. MIKI LÓPEZ

"Me quedé embarazado hace poco más de un año, pero llevo luchando por ella desde 2015". Lo primero que llama la atención en la conversación con Pablo García -nombre ficticio a petición propia- es la insistencia en referirse a sí mismo como "embarazado". Repite esta palabra una y otra vez a lo largo de casi una hora de conversación y lo hace con total naturalidad. Su hija Alba -tampoco es su nombre real- nació gracias a la gestación subrogada. Esa ausencia de figura materna es lo que lleva a García a considerar el embarazo como suyo. El asturiano -36 años y trabajador autónomo- prefiere no desvelar su identidad para que su vida no sea pasto del cotilleo. "Algunos ya dicen que pagué 300.000 euros por la niña", cuenta. Pese a esa necesidad de discreción, García accede a encontrarse con un periodista de LA NUEVA ESPAÑA para defender un tipo de paternidad objeto de discusión en la sociedad española.

La iniciativa de Ciudadanos de legislar la maternidad subrogada ha abierto un debate a nivel nacional. No faltan voces en contra. De hecho, esta polémica ha conseguido algo extraordinario: unir bajo una misma opinión a la Iglesia católica y a las feministas, dos colectivos tradicionalmente enfrentados en lo ideológico. A unas y a otros el asturiano Pablo García les contesta desde su experiencia, con el mismo argumento. "Yo no forcé a nadie a hacer nada que no quisiera. La chica que contraté a través de la agencia es libre para hacer con su cuerpo lo que quiera", recalca. García no cree que la sociedad española esté en contra de esta práctica. "La gente tiene sobre todo curiosidad", sostiene.

La historia de su paternidad -y por tanto la de la existencia de la pequeña Alba-, comenzó "hace años". De hecho ni él mismo sabe precisar cuándo. "Siempre quise ser padre, pero no tenía los medios. No tenía dinero ni tiempo. Hace años, cuando estaba viviendo en el extranjero, empecé a mirar todo el tema de la gestación subrogada", cuenta. Los inicios no fueron fáciles. Tampoco lo fue el final del proceso, pero a eso llegaremos más adelante. "Cuando lo miré en el país asiático en el que vivía, justo lo prohibieron porque hubo un problema con una pareja de australianos. Tuvieron un niño con síndrome de Down y lo dejaron allí. La misma empresa con la que estaba en trámites tenía otra sede en México así que cambié de país", explica. De eso hace dos años.

García se desplazó a Centroamérica, la primera vez en 2015, para realizar la donación de semen y escoger un óvulo. "Te ofrecen un catálogo de mujeres. A mí me dejaron ver las fotos, pero eso no es normal. Habitualmente sólo te informa de los rasgos y de si sus padres tuvieron alguna enfermedad o no", explica. La primera vez las cosas no fueron como estaban planeadas. La in vitro no funcionó y la chica no tenía más óvulos, por lo que hubo que repetir el proceso.

Surge la pregunta: "¿No se sentía en ese momento muy solo o inseguro?". Responde: "Antes de meterte en esto buscas por internet y hablas con mucha gente. La empresa también te pone en contacto con padres que han pasado lo mismo que tú".

Que no funcionara la in vitro no fue lo único que resultó mal. Cuando Alba ya crecía en el vientre de la gestante el Gobierno mexicano decidió prohibir la maternidad subrogada a padres solteros. La nueva regulación entró en vigor sin periodo de transición y sin que la empresa con la que había contratado la práctica García se quisiera hacer cargo de la situación. La abogada del asturiano se puso en contacto con la Embajada en México. "Allí nos recomendaron que saliéramos de Tabasco. Es el único Estado mexicano en que es legal la gestación subrogada así que en cuanto veían a una joven mexicana con un extranjero se quedaban con el bebé y no te dejaban ni sacarlo del país. Nos fuimos a otro estado para no tener que dar tanto el cante y nos hicimos pasar por pareja", recuerda el padre asturiano. La pequeña tuvo que inscribirse en el registro civil mexicano como hija de ambos. Luego la gestante firmó un poder en la Embajada de España para renunciar a los derechos sobre la pequeña. Pero ahí no acabó todo. La limitación de la gestación subrogada en México obliga ahora a García a demandar judicialmente a la gestante por abandono de menores. Un "truco legal" para que se retire la patria potestad que aún tiene la mexicana.

"¿Qué siente cuando se habla tanto de la gestación subrogada?". No tarda en responder: "Lo que no sabe la gente es que si esto se aprueba en España no vas a poder hacer lo que yo hice en México. Esta forma de gestación se va a limitar a parejas con problemas de fertilidad que no puedan tener hijos. No va a ser un mercado abierto para todo aquel que tenga dinero. A mí lo que más me molesta es que se diga que es una explotación de la mujer. Ellas saben lo que hay desde un primer momento", explica con rotundidad. García asegura que la joven que gestó a su hija -a la que conoció una semana antes del parto- cobró apenas un diez por ciento de la cantidad que él desembolsó a la agencia que tramitó su "embarazo". Con ese dinero la joven se compró un terreno y una casa. "Ella ya había sido madre. Tenía dos hijos. Ésa es una de las condiciones que les ponen para que puedan acceder a la gestación subrogada: tienen que haber sido madres antes. Es todo un proceso muy pautado. Tampoco puede haber parto. Tiene que ser una cesárea programada porque si el niño nace sin que el padre haya llegado al país ni la empresa ni la madre se hacen cargo de nada", cuenta el asturiano.

García recalca que nunca se planteó la adopción. "Suena egoísta pero quería un hijo mío", reconoce. La única pregunta que no le plantea duda a la hora de responder es última de todas. "¿Mereció la pena?". Se siente orgulloso: "Ver su sonrisa en la cuna lo compensa todo. Fue la mejor decisión de mi vida", concluye.

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