La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lo que amansa a las fieras

El zorro "Zogui" de los Lagos es el último caso conocido en Asturias de un animal salvaje que ha perdido el miedo al hombre, una conducta que admite diversas explicaciones

"Mansín" FERNANDO RODRÍGUEZ

¿Qué me pasa, doctor? La pregunta -que da título a una divertidísima y desenfrenada comedia de Peter Bogdanovich-, bien podrían hacérsela los animales salvajes que han dejado de serlo, es decir aquellos que, en vez de rehuír al hombre, que es lo suyo, buscan su cercanía, su contacto, incluso su compañía. El último caso divulgado puertas adentro de Asturias es el de "Zogui", un zorro que se acerca a los visitantes de los Lagos de Covadonga cada atardecer e, incluso, posa para las cámaras. El más famoso de nuestros animales salvajes "amansados" sin mediar imperativo humano, "Mansín", un hermoso macho de urogallo de los bosques de Caso, confraternizó con los vecinos de varios pueblos y habitó entre ellos hasta que su temeraria actitud lo condujo a un desenlace fatal, muerto por un perro que no entendía aquella anómala empatía con la aldea. También hubo "famosos" en el mar, dos delfines mulares, "Enol" y "Ercina", largo tiempo afincados en la ensenada de Cueva, en Valdés, donde nadaban con quien quisiera acompañarlos. Son tres casos representativos, cada uno con sus motivaciones: el primero fruto de la necesidad (alimentaria) o simplemente del oportunismo inherente al raposu; el segundo, producto de la situación del urogallo cantábrico, al borde de la extinción y con una fuerte desproporción de sexos a favor de los machos, que no tienen a quien cortejar y salen a los caminos, o a los pueblos, a expresar su ardor a quien quiera que se tropiecen, y el tercero, cuestión de carácter, de la conocida sociabilidad de los delfines, un rasgo geográficamente universal y muy extendido, igualmente, entre los diversos miembros de la familia.

"MANSÍN", el "urogallo loco" de Tarna

El urogallo común no es, precisamente, un ave sociable. Sin embargo, algunos ejemplares desarrollan conductas anómalas que los impulsan a acercarse, incluso en exceso, a los humanos. Parece que estos "urogallos locos" expresan así su desamparo, su sensación de estar fuera de lugar en zonas periféricas de su área de distribución o en aquellas donde su población se ha debilitado en exceso, su frustración por no encontrar hembras con las que aparearse. El macho conocido como "Mansín" se hizo muy popular por sus recurrentes visitas a Tarna y otros seis pueblos de su entorno, entre mayo y septiembre de 2008. Sus correrías terminaron trágicamente: apareció muerto en las calles tarninas. Otro "urogallo loco" obligó a cortar un camino en Somiedo.

"ENOL" y "ERCINA", los delfines de Cepesma

La sociabilidad de los delfines hacia las personas se manifiesta particularmente en el delfín mular, la especie habitual en los delfinarios y a la que pertenecía el televisivo "Flipper". En otras latitudes hay ejemplares o grupos que interactúan con la gente, pero aquí es una conducta inusual. "Enol" y "Ercina", pareja y residentes en la desembocadura del Esva durante varios años, son la excepción, pues se prestaban a nadar y jugar con los curiosos. Para asegurar su bienestar nació en 1996 la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma).

Pájaros de comedero a mesa puesta

¿Qué impulsa a un pájaro a acudir en busca de alimento a un comedero artificial? La respuesta obvia es la correcta: la oportunidad, la comida gratis, sin esfuerzo. Es una elección entre invertir tiempo y energía buscando el sustento o recurrir a la mesa puesta. Ley del mínimo esfuerzo, que toda la fauna salvaje aplica a rajatabla. Pero, en otras ocasiones, el motor de esa conducta es el hambre, la supervivencia: el comedero es entonces el último recurso, el salvavidas. En tales circunstancias, los pájaros pierden recato y se vuelven tremendamente confiados o atrevidos: se posan en la mano para recoger el alimento que se les ofrece, entran en viviendas (algunos también lo hacen sin verse en situaciones extremas, por curiosidad y/o desinhibición) y hasta recurren al hurto, convertidos en ladronzuelos al descuido. Los carboneros y herrerillos (veraninos), y el petirrojo europeo o raitán son los comensales más asiduos a los comederos, pero la nómina de invitados al banquete es muy extensa y variopinta, especialmente en otoño e invierno.

"MANSÍN", el "urogallo loco" de Tarna

El urogallo común no es, precisamente, un ave sociable. Sin embargo, algunos ejemplares desarrollan conductas anómalas que los impulsan a acercarse, incluso en exceso, a los humanos. Parece que estos "urogallos locos" expresan así su desamparo, su sensación de estar fuera de lugar en zonas periféricas de su área de distribución o en aquellas donde su población se ha debilitado en exceso, su frustración por no encontrar hembras con las que aparearse. El macho conocido como "Mansín" se hizo muy popular por sus recurrentes visitas a Tarna y otros seis pueblos de su entorno, entre mayo y septiembre de 2008. Sus correrías terminaron trágicamente: apareció muerto en las calles tarninas. Otro "urogallo loco" obligó a cortar un camino en Somiedo.

"ZOGUI", el zorro amistoso de los Lagos

El zorro o raposu se adapta bien al hombre y a los hábitats modificados por éste; a veces tolera e, incluso, busca el contacto. Eso sí, siempre yendo sobre seguro, cuando no percibe amenaza en la relación. Así, diversos espacios naturales protegidos cuentan con zorros sociables, bien de forma permanente bien circunstancial (por hambre, inocencia juvenil, decrepitud, lesiones), algunos tan descarados como "Zogui", el ejemplar que, desde hace varios meses, frecuenta al atardecer el entorno de los lagos Enol y Ercina para mendigar de los turistas algo que llevarse a la boca. Confiado, pero también vigilante, listo para saltar al menor indicio de peligro.

Compartir el artículo

stats