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Barrer para casa

"Se visitan museos al viajar fuera y no se va a los de casa"

"La creación de museos para atraer turismo fue una plaga en España y Europa, no sólo en Asturias, se los metió en un territorio que no es el suyo"

Juaco López, en el Museo del Pueblo de Asturias. ÁNGEL GONZÁLEZ

"Maravilloso museo. Máquina del tiempo entrañable. Me ha encantado" .

Del libro de visitas (agosto 2017).

El Museo del Pueblo de Asturias (MPA) cumplirá el 4 de agosto cincuenta años desde que inició su actividad en Gijón justo el día que abría ese verano la Feria de Muestras. La mitad de ese tiempo ha estado dirigido por Juaco López (Cangas del Narcea, 1960). Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense, su compromiso con el patrimonio cultural de Asturias es innegociable y conserva, nunca mejor dicho, el mismo entusiasmo con el que en sus años mozos exploraba desvanes en busca de tesoros del pasado o escuchaba las voces de quienes lo vivieron.

- ¿Ha visto llorar a visitantes mayores al encontrarse con su pasado?

-A personas mayores y no tan mayores, y sobre todo he visto a muchas personas emocionarse ante ciertos objetos, cartas y fotografías. La fotografía tiene un poder de evocación muy grande. En la sala donde proyectamos los audiovisuales de fotografías estereoscópicas o 3D se han enjuagado muchas lagrimas. Esa sucesión de imágenes tan reales activa la memoria y hace recordar a abuelos, padres y la propia infancia; lo que fuimos y lo que pudimos haber sido?

- ¿Qué llama más la atención a los foráneos en el Museo?

-Quedan muy sorprendidos de nuestras instalaciones, recinto y diversidad de exposiciones. No es fácil encontrar un museo como éste en España.

- ¿Qué pediría a los Reyes Magos?

-Más personal y presupuesto para adquisición de patrimonio cultural.

- ¿Qué distingue al MPA respecto a otros museos de España?

-Respecto a otros museos similares (ámbito regional, y museos de antropología, etnografía, historia, artes y costumbres populares), se distingue principalmente por dos cosas: la diversidad de sus colecciones (objetos de todas clases, fotografía, artes gráficas, música, memorias orales, documentación escrita: correspondencias de emigrantes, archivos de comercios y empresas...), y la singularidad y belleza del recinto del museo con edificios de épocas y arquitecturas muy diversas (chozos, corro, hórreos y paneras, casonas de los siglos XVII y XVIII, Pabellón Expo 92, el Tendayu...) y un espacio verde que no es frecuente en los museos españoles (prados, árboles, charca, aves acuáticas salvajes...). También nos distingue una actividad intensa de exposiciones y publicaciones.

- ¿Falta educación en Asturias sobre la importancia de visitar un museo como éste?

-En Asturias, como sucede en general en España, no está extendido el habito de visitar museos con regularidad. Se va a los museos cuando se viaja fuera, pero no se visitan los de casa. Es, sin duda, un problema de la educación que recibimos, pero también de los que trabajamos en los museos y de los medios de comunicación.

- ¿Qué le duele de Asturias?

-Me duelen muchas cosas. Pero no hay sitio para tratarlas todas. A mí por estudios e intereses me ha tocado trabajar en un museo y en la medida de lo posible he intentado curar una de esas dolencias, la que afectaba a los museos de Asturias. El MPA estaba agonizando hace veinticinco años y hoy sigue vivo y con cierta lozanía. Desde de él colaboramos con otros museos asturianos y también españoles, con el fin de mejorar la situación de los museos.

- ¿Sufrimos la plaga de museos creados para atraer turistas?

-La creación de museos para atraer turistas fue una plaga que padeció España y Europa, no es exclusiva de Asturias. Se pensó que los museos podían ser un motor de desarrollo local y se construyeron muchos, a los que después del día de la inauguración se les dejaba con sólo una persona a su cargo y sin presupuesto. Lógicamente, ese motor no funcionó y a continuación llegaba la decepción y la consideración, tan generalizada, de que los museos son algo inútil. Se metió a los museos en un territorio que no es el suyo. Los museos, como las bibliotecas, las escuelas y los hospitales, tienen que hacerse sobre todo para la comunidad no sólo para los turistas.

- ¿Hay mucho patrimonio aún oculto en manos particulares que sería una bendición para el Museo? ¿Cómo se podría llegar a él?

-No me preocupa el patrimonio cultural que esta en manos de particulares que lo estiman, valoran y lo conservan, y si además lo ceden para su estudio y difusión, miel sobre hojuelas. Eso no es un problema, al contrario es una señal de civilización. La labor del museo es estar alerta y contar con los medios suficientes para adquirir y conservar ese patrimonio cuando este corre peligro, se quiere destruir, se tira a la basura, sale a la venta o simplemente sus propietarios quieren deshacerse de él. Ahí es donde el museo y la administración publica tiene que estar a la altura de las circunstancias. Por otra parte, el patrimonio cultural es algo que hay que construir. Los museos tienen que hacer exposiciones para mostrar. Muchas personas no saben que un cartel o unos negativos fotográficos del abuelo son un patrimonio valioso.

- ¿Los asturianos ya saben la diferencia entre un hórreo y una panera?

-Los asturianos distinguen un hórreo y una panera sin ningún problema, lo que desconocen o dudan es a la hora de definir esa diferencia. Llevó casi cuarenta años respondiendo a esta pregunta. Del hórreo y la panera se sabe mucho, aunque todavía faltan muchas cosas por investigar, pero ese conocimiento no ha llegado a la mayor parte de la población. ¿Cuántos asturianos saben que hay hórreos en pie del siglo XVI y paneras del XVII? ¿Cuántos los han visto? Y esto es grave porque la mejor conservación del patrimonio etnográfico se logra con la implicación de la población, que tiene que conocer, valorar e identificarse con él. Si no se prestigia ese patrimonio no hay nada que hacer. Se perderá, como así está sucediendo. La historia de la política de conservación y difusión de hórreos y paneras, que comenzó en 1973, es bastante triste y muy significativa de muchas cosas.

- ¿Qué atrapa la atención de los niños?

-A los niños hay que atraerlos y enseñarles con actividades didácticas concebidas y realizadas para su edad e intereses. Por el MPA pasan cada curso entre 10.000 y 14.000 alumnos (de 3 a 18 años) por los talleres y visitas que se organizan. Les gusta mucho la posibilidad de viajar en el tiempo y descubrir como era la vida de sus abuelos. En el MPA disfrutan mucho con la naturaleza y los edificios que hay en el recinto. Las actividades se organizan para que ellos descubran, investiguen y busquen por si mismos en ese entorno. Los niños hacen de puente entre los museos y sus familias, y no son raras las visitas de familias los domingos atraídas por los comentarios de sus hijos sobre el museo. Me exaspera cuando escucho que el público escolar es un publico cautivo o se menosprecia su paso por el museo. La labor educativa es una de las funciones básicas del museo.

- ¿Aún piensa mucha gente que sólo abre cuando la Feria de Muestras?

-Cada vez menos, pero sí, todavía hay personas que piensan que sólo abrimos durante la Feria de Muestras. Y somos un museo abierto todo el año.

- Durante once meses usted fue director general de Patrimonio del Principado con Emilio Marcos Vallaure antes de hacer mutis por el Foro. ¿Pisó muchos chascos?

-Recuerdo la primera vez que estuve en la Junta General del Principado durante una intervención del consejero. Yo pensaba que la gente iba a debatir, a plantear cosas, proyectos, a escuchar, a construir. Y me encontré con un lugar con políticos dedicados a acosar, a derribar, a insultar. Escuché cosas que te daban ganas de levantarte e irte. ¿Pero esto qué es, una broma?, me preguntaba. Recuerdo también una comisión de cultura para defender los presupuestos y fue terrible, decían unas cosas rarísimas. Algunos que no me conocían de nada se ponían a hablar de los hórreos, me tenía que pellizcar, ¿no sabían que me dediqué un montón de años a estudiar hórreos y paneras? Fue una decepción como asturiano y ciudadano. De vez en cuando miro el periódico y debe seguir parecido. ¿Dónde están los proyectos? Queremos gastar dinero en esto y esto. Además, Asturias debería afrontar una reforma de la administración, hay personal excesivo en unos sitios y en otros escasez. Yo venía del ayuntamiento de Gijón, una administración moderna, y ahora no sé cómo estará pero entonces había demasiadas cosas obsoletas, sobre todo en cuestiones informáticas.

- ¿Pesca algo interesante en las redes sociales?

-Difundimos la labor del MPA. Muchas personas fuera de Asturias sólo nos conocen por estas redes. Gracias a ellas hemos recibido donaciones importantes.

- ¿Cómo sienta la mediana edad al Museo?

-Está ahora mismo en un buen momento, una etapa de madurez en la que esta recogiendo el fruto de un trabajo continuado e intenso en los últimos veinticinco años. Tiene un equipo de trabajadores muy bueno, recibe a estudiantes en practicas, el número de consultas de sus fondos es muy alto, las donaciones que recibe son constantes y numerosas, hace muchas exposiciones fuera de su sede, tiene una lista de colaboradores que ayudan en muchas cosas, inauguró en mayo de 2016 un edificio de servicios (espacios de trabajo, biblioteca, almacenes...), utiliza el sistema de gestión de colecciones DOMUS y este año, como el resto de los museos municipales de Gijón, incorporó estas colecciones a la red CERES del Ministerio de Cultura, es decir, pueden consultarse en cualquier parte del mundo.

- ¿Es justo que Ronaldo o Messi ganen en un día lo que el Museo gasta en un año?

-Es la sociedad que tenemos, que se ha ido engordando más y más en las últimas décadas y a la que han contribuido muchas cosas, especialmente los medios de comunicación. ¿Es justo el espacio que dedica a Ronaldo o Messi un periódico o una televisión en comparación al que dedica a museos, archivos o bibliotecas?

- ¿Qué aportó el Pabellón de la Expo, en 1994?

-Un problema. Fue una decisión política. Yo me enteré por el periódico. Lo idóneo en esa fecha hubiese sido construir un edificio adaptado a las necesidades del museo. No se hizo así y con esa decisión hubo que adaptar el museo a un edificio. Fue el detonante para redactar un plan museológico en el que se establecieron los usos de los espacios del museo y de las construcciones. El museo actual es el resultado de aquel plan. Eso tenemos que agradecérselo al Pabellón de la Expo92. Pero el problema sólo se solucionó en parte, porque este Pabellón es un edificio con un mantenimiento complicado y muy costoso.

- Imagino que la parte viajera le atrae más que la de oficina? ¿Se siente una especie de Indiana Jones del patrimonio asturiano?

-No me siento un Indiana Jones. No concibo el trabajo sin más personas alrededor. El trabajo en equipo y la colaboración son la clave para poner en marcha y dar continuidad a una institución. Mi mayor interés en estos años ha sido formar una institución que estudie, conserve y difunda el patrimonio cultural, que atienda los intereses de los investigadores en el pasado de Asturias, que sirva para formar a jóvenes (este año tuvimos en el MPA más de 20 estudiantes haciendo practicas) y que difunda entre los visitantes nuestro patrimonio. Y para hacer esto han colaborado muchas personas. Un museo exige compaginar trabajo de oficina, de biblioteca, de archivo y salir a tratar con muchas personas y a buscar patrimonio cultural. Si te quedas sólo en el trabajo de oficina, malo.

- ¿Se le cae la baba cuando viaja por otros museos de Europa?

-Cuando visito museos fuera de España me asombra las colecciones que tienen. La cantidad de objetos y documentos que guardan de su pasado, lo que les permite hacer exposiciones de toda clase de asuntos, que aquí son impensables porque las colecciones de los museos asturianos tienen muchas lagunas. Conservamos muy poco de lo que nuestros antepasados fabricaron, fotografiaron o escribieron. Muchos museos europeos y de EE UU llevan más de un siglo acumulando y conservando objetos, y, en cambio, nuestros museos etnográficos tienen como mucho cincuenta años y con una vida llena de luces y sombras.

- ¿Con qué pieza se haría un selfie?

-Con muchas. Me resulta difícil escoger una. El museo es el conjunto de sus colecciones y todas tienen su interés histórico y cultural. Personalmente tengo muchos intereses. Tendría que hacer un bodegón con una nasa de pescar truchas, la xipla de Francisco de La Viliella, las cartas de un emigrante en América, un cartel, una mesa revuelta con fotografías de Suárez, Montoto, Krüger, Rojo Borbolla, Valentín Vega, ?, periódicos y revistas, el libro de miembros de la Congregación de Covadonga de Madrid,?

- ¿Podemos, el partido, corre peligro de ser una pieza de museo?

-Ser una "pieza de museo" no es ningún peligro, al contrario, es un honor para esa pieza que ha sido elegida para perdurar y ser un testimonio de la sociedad. Espero que Podemos este guardando sus carteles, pegatinas y documentación para que se conserven, y algún día acaben en el Archivo Histórico de Asturias o en el MPA. Así lo hizo el desaparecido MCA, que donó todos su carteles y archivo e documentos a estas dos instituciones.

- Para despedir el año, ¿sidra achampanada o cava catalán?

-Yo sumaría también el vino de Cangas.

- Asturiano, ¿cooficial?

-En el museo, el asturiano se usa con normalidad. Consideramos que es un patrimonio cultural. La exposición permanente de asturianos en la cocina tiene los textos en castellano y en asturiano. Y un cartelón enorme anuncia el Museo en asturiano. Lo que yo pido es respeto. Respeto al pasado y a nuestros antecesores. Cuando oigo que Asturias tiene ahora la generación más formada de la historia me indigno. Antiguamente había gente muy formada y, si no, quién hizo las fábricas, quien abrió las minas, quién construyó las casas y palacios, quién diseño pueblos, quién organizó el paisaje. Pienso lo mismo sobre al asturiano. Respeto.

- ¿Su infancia en Cangas del Narcea marcó su destino?

-Viví allí hasta los 17 años. Mis primeros intereses nacieron allí, conocer el entorno, el nombre de las calles, por qué esto es así, cómo se construyó esa iglesia. Me gustaba buscar fotos antiguas, entrar en desvanes, investigar. Nadie del instituto nos llevó a conocer el entorno, la biblioteca apenas tenía libros. Yo lo fui descubriendo por mi cuenta. En los desvanes de unos primos de mi abuela que fueron al exilio descubrí papeles que hablaban de sus vidas y circunstancias, y me di cuenta de que esas cosas podían desaparecer y que de ese mundo no quedaría nada. Nadie hablaba de eso. Empecé e a leer, a buscar explicaciones. Y es lo que sigo haciendo. Mis primeros maestros eran gente anónima de Cangas: ferreiros, carpinteros, campesinas... Con sus historias empezó mi historia.

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