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La curuxa sufre la crisis rural

La lechuza común, "Ave del año" 2018, ha disminuido un 13 por ciento desde 2005 debido al abandono de los pueblos, donde anida, y a los cambios en los medios agrícolas, en los que caza

La curuxa sufre la crisis rural

Hace vida nocturna. Vista por debajo, en vuelo (absolutamente silencioso gracias a las plumas de bordes desflecados), es de un blanco resplandeciente, fantasmal. Su rostro, un disco facial de forma acorazonada, en el que destacan dos grandes ojos negros situados en un plano frontal, le otorga una inquietante apariencia humanoide. Y emite un grito escalofriante, acompañado de una retahíla de chirridos, siseos, silbidos y chasquidos. Con estas credenciales, no es de extrañar que en el mundo rural, tan dado a la superstición, la coruxa, la lechuza común, haya estado considerada un ave de mal agüero; una mensajera de la muerte: se decía que oír su grito era un aviso de un inminente deceso. También se creía que sorbía el aceite de las lámparas en las iglesias, que frecuenta porque es un ave muy ligada al hombre, a sus construcciones (donde hace su nido) y a sus campos (donde caza roedores). Precisamente, el abandono de los pueblos (que acarrea la ruina de muchas edificaciones) y la transformación de los paisajes agrícolas (antes un mosaico de cultivos, prados, sebes y bosquetes, frente a la tendencia actual al monocultivo intensivo, a un ambiente más uniforme en el que se pierde biodiversidad: se reducen las poblaciones de insectos, de roedores y, por añadidura, las de sus respectivos depredadores) es una de las causas principales de la crisis demográfica que afronta esta especie, afectada también por el uso masivo de plaguicidas y productos fitosanitarios (que la envenenan) y por las colisiones con vehículos (tiene la mala costumbre de volar bajo sobre las carreteras) y tendidos eléctricos. Los socios de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) la han votado como "Ave del año" . Una llamada de atención.

Todavía común y extendida en Asturias, desde la costa hasta la alta montaña (con una densidad baja a partir de 800 metros de altitud), no obstante la lechuza común ha disminuido, como lo ha hecho en toda España. El descenso se ha cifrado en un 13 por ciento de media desde 2005, que en la región Cantábrica se eleva a un 15 por ciento, y en gran parte de la España mediterránea alcanza el 50. Los datos proceden del programa "Noctua" de seguimiento de aves nocturnas de SEO/BirdLife, y sus responsables los interpretan como "un fiel reflejo del mal momento que atraviesa la avifauna ligada a las zonas agrarias", el cual, a su vez, "evidencia problemas como la pérdida de hábitat, los efectos del actual modelo agrícola y el despoblamiento rural", concluyen.

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