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Científicas, una carrera de obstáculos

Las mujeres que trabajan en los centros del CSIC en el Principado relatan las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral y acceder en igualdad de condiciones a puestos de mando respecto a los hombres

Las estadísticas desagregadas de la Comisión Europea arrojan un resultado demoledor: las mujeres obtienen en torno a dos tercios de los títulos universitarios de la Unión Europea, pero apenas suman un tercio de los contratos de investigación. Un porcentaje, este último, que se nutre principalmente de las figuras menos estables de la carrera investigadora: a más responsabilidad (y mayor sueldo), menos mujeres. Esto es lo que se ha dado en llamar el "techo de cristal" de las mujeres en la carrera científica. Una barrera, invisible pero real, que discrimina a unos investigadores respecto a otros no por su capacidad o sus resultados, sino únicamente por su sexo, y contra la que se celebra, cada 11 de febrero, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

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Para conocer la realidad de las científicas en Asturias, nada mejor que visitar los cuatro centros de investigación que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene en Asturias: el Instituto Nacional del Carbón (Incar), el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA), la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (UMIB) y el Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN), los dos últimos fruto de la colaboración con la Universidad de Oviedo.

Del centenar de investigadores que integran la plantilla del Incar en Asturias, algo más de la mitad son mujeres. Son mayoría entre los técnicos pero su presencia mengua a medida que se avanza en la escala de mando. La trayectoria de los investigadores en este campo, independientemente de que sean hombres o mujeres, es siempre la misma: no menos de quince años desde que inician la tesis hasta que logran acceder a la plaza de científico titular, en torno a los 39 años. "Realizando tesis hay más mujeres que hombres", confirma Ángeles G. Borrego, delegada institucional del CSIC en Asturias. "El hecho de que la industria seleccione más hombres que mujeres hace que ellas opten por alargar esa etapa", añade. Después toca ir al extranjero, para mejorar el currículo. "Pero son edades en que por cuestiones familiares ir al extranjero supone un esfuerzo personal grande", coinciden todas las investigadoras.

Ángeles G. Borrego aplaude el interés con el que los escolares acuden a sus instalaciones durante la celebración de la Semana de la Ciencia. Ahí no hay sesgo de género. Sin embargo, el número de mujeres en puestos científicos se ha visto incrementado aunque la proporción de catedráticas (universidades) y profesoras de investigación (CSIC) no llega aún al 25%. Y en ocasiones, las mujeres científicas y tecnólogas son invisibilizadas por la sociedad. "Cuando preguntas a los niños por sus referentes científicos mujeres te pueden nombrar a Marie Curie y poco más. En hombres, muchos más", apunta Ángeles G. Borrego. La falta de referentes hace que las niñas no tengan modelos en los que reflejarse. De ahí que el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia se haya convertido en principal elemento de apoyo para visibilizar el papel de las féminas en investigación.

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