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El parque nacional / 4

Una pica en Flandes

El alpinismo, la escalada, el senderismo y la observación de fauna definen el destino Picos de Europa en el mercado turístico internacional

Picos: 237.000 usuarios al año. C. T. R.

"Una de las mejores zonas de España para senderismo y uno de los escenarios de montaña más espectaculares de Europa". Así define la muy seguida guía "Lonely Planet" a los Picos de Europa. Y no es solo un lugar atractivo y muy "vendible" para los amantes de caminar y admirar los paisajes de montaña; desde mucho antes representan un afamado destino para montañeros y alpinistas, y en los últimos años ha cobrado pujanza como observatorio de fauna: desde las mariposas, muy abundantes y variadas, hasta los grandes mamíferos cantábricos, pasando por una completa representación de las aves de la alta montaña y los bosques de la región Eurosiberiana europea. Todo ello define una potente oferta turística, realzada por la "marca" del Parque Nacional y paralela (en realidad, cruzada) al destino cultural, histórico, religioso y gastronómico que envuelve al espacio protegido, con Covadonga como "gancho" principal y punto de confluencia. Este "paquete" no cesa de ganar popularidad, en España y en otros países.

El destino turístico Picos de Europa está bien implantado en el mercado internacional, donde suscita un interés creciente. Los "Dolomitas españoles", como los definió el periódico británico "The Guardian", que también destacó su idoneidad para las vacaciones en familia por la coincidencia del tiempo atmosférico "óptimo" con las vacaciones escolares, juegan la baza de su impresionante paisaje de alta montaña, la peña, y de una naturaleza envidiada en el resto del continente por su riqueza de flora y de fauna y por la persistencia de elementos tan emblemáticos como el lobo y el oso pardo.

Más de dos millones de personas visitaron el Parque Nacional en 2016. De ellas, casi la mitad se dirigieron a los Lagos Enol y Ercina, uno de los iconos del macizo, junto con el picu Urriellu, una meca de la escalada, y la apabullante Garganta del Cares, una justamente afamada ruta de senderismo. Esos tres puntos y el teleférico de Fuente Dé, la vía de acceso rápido al corazón de la alta montaña (aunque la mayoría de los usuarios de la cabina se limita a dar un paseo por el entorno de la terminal), captan el grueso de la masa de turistas que acude a la zona, y todos ellos ganan afluencia de año en año. El resto del sistema recibe cifras moderadas de visitantes y abundan los lugares por donde es posible disfrutar de la montaña en soledad.

La oferta de naturaleza, de observación de flora y fauna, un mercado emergente y con un gran potencial de futuro, se nutre en buena medida de visitantes extranjeros, que buscan aquí especies que no se encuentran o resultan difíciles de ver en otros lugares de Europa, como el treparriscos y el gorrión alpino, dos pájaros vinculados a los ambientes de alta montaña, a los roquedos y, el segundo, también a los neveros. Las mariposas, con 124 especies registradas, son otro recurso en alza, por si solas o combinadas con otros tipos de fauna o con las flores. La escasa presencia del oso pardo en los Picos y la dificultad de observación del lobo restan dos ases importantes al Parque Nacional, si bien el segundo posee buenas zonas de observación en la montaña leonesa limítrofe, que puede considerarse casi un recurso asociado. Por otra parte, el regreso (asistido) del quebrantahuesos ha incorporado otra especie con mucho tirón. El miedo al mal tiempo hace que muchos de los viajes organizados se programen al final del verano, en septiembre, a pesar de que es una fecha tardía.

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