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LUIS RUBIO | Exdirector del aeropuerto de Asturias

"El palo de mi vida fue que el Ejército me mandó a casa por suspender Navegación"

"Tuve oportunidad de hacer carrera de cantante en Madrid, pero tenía 16 años y mis padres me dijeron que acabara de estudiar, lo que me sentó fatal"

Luis Rubio, ante el Ateneo Jovellanos de Gijón. JUAN PLAZA

-Nací en Navamorcuende (Toledo) en 1944, pero a los 2 años trasladaron a mi padre a Córdoba, donde viví hasta los 18. Me gusta hablar andaluz. Mi hermana María Divina es año y medio mayor y mi hermano Carlos diez más joven. Mi padre, David, era guardia civil, pero nunca lo vi de uniforme. Estaba destinado en la Renfe y trabajaba de administrativo en la estación. Mi madre, Arsenia, era ama de casa. Provenían de Omaña (León) y en los veranos escuché a mi abuela muchas palabras que volví a oír en Asturias.

- Sus primeros recuerdos.

-Estudié en un colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle y en el instituto. Fui un alumno del montón, pero hice atletismo y jugué en la selección de Córdoba de baloncesto. A los 11 años te medían en una pared y si superabas una marca te elegían para baloncesto. Allí se practicaba muy poco deporte, nada que ver con Gijón. En los torneos siempre ganaban los del Norte.

- ¿Cómo era su padre?

-Fue el único varón entre ocho hermanas y mi abuela, muy religiosa, quiso que fuera cura o fraile. Estuvo con los agustinos y en la guerra lo movilizaron los nacionales. Pasó por Asturias sin pegar un tiro. Fue una bellísima persona, se preocupaba de formarnos, era cariñoso y religioso. Íbamos a misa y rezábamos el rosario. Yo sigo a gusto en esa línea.

- ¿Cómo era su madre, Arsenia Bardón?

-Fuera de lo normal, emprendedora y muy habilidosa. Si entonces las mujeres hubieran salido a trabajar habría llegado muy lejos. Veía un escaparte y sabía hacer la prenda y lo mismo arreglaba la luz que una silla. Era afectiva y lo mostraba. Estaba muy preocupada por que no nos pasara nada. Era menos religiosa y más crítica con todo.

- ¿En verano iban con los abuelos?

-Pasábamos de junio a septiembre en Vegapujín, cerca de Villablino, el pueblo de mi madre. El de mi padre está a tres kilómetros. Eran labradores. En esa zona todas las labores del campo son en verano. Aprendí a arar, uncir vacas, segar con gadañu y recoger hierba. Los chicos del pueblo no me consideraban veraneante.

- O sea, que estaba muy integrado.

-Iba a los bailes, a las reuniones y a las tertulias en el caleicho después del trabajo. Jugaba a los bolos bien. Siento León y mi carácter es leonés puro: serio, de palabra, al principio no tan comunicativo como un andaluz o un asturiano, pero consecuente.

- ¿Tenía interés por algo de adolescente?

-Era muy aficionado a la música. Fui tuno y tuve un grupo de rock and rol, "The Ryders", que cantaba rock y twist de "Los Llopis", Enrique Guzmán, los "Teen Tops" y Elvis Presley por colegios y pequeñas fiestas. Conocí al que había sido presidente de la discográfica CBS en México, prácticamente el descubridor de Raphael, me hizo una prueba en un puticlub y me dijo que si iba a Madrid me introducía en la música. Conservo una carta en la que dice que "Los Pekenikes" podían necesitar un cantante. Tenía 16 años y mis padres me dijeron que acabara de estudiar. Entonces me sentó muy mal. Cuando acabé, se me había pasado el arroz.

- ¿Sabía qué quería ser en la vida?

-Cuando trasladaron a mi padre a Madrid empecé Preu y a pensar en aviones. Fui voluntario a hacer el servicio militar en aviación, en Getafe.

- ¿Buena mili?

-Muy buena. Los suboficiales eran manifiestamente mejorables, pero soy disciplinado y no me molesta aceptar las órdenes por ser órdenes, no por su lógica. Me gustaban la instrucción y el compañerismo. Estuve tres meses, juré bandera, salió la convocatoria para entrar en la escuela elemental de pilotos de complemento, aprobé y entré.

- ¿Cuándo subió a un avión?

-A los 19 años, después del año de teoría. Antes, volar era una cosa de las películas y de los libros de Salgari y de Verne. Cuando lo pruebas te mete el vuelo en el cuerpo.

- ¿En qué volaban?

-En biplanos de Von Richthofen: de tela, sin cabina, sentados sobre el paracaídas, del que sólo nos decían dónde tirar de la anilla, con casco de tela y botas de la ayuda alemana de la Guerra Civil. No llevaban radio y las instrucciones eran visuales.

- ¿Cuándo voló solo?

-A los seis meses. Ese día ya no tienes delante al profesor y en vez de su nuca ves, por primera vez, el fondo. Empiezas a recordar todo lo aprendido. Los marinos, si la cosa va mal, quedan en el mar, pero en el aire no se ha quedado nadie. Es un circuito en soledad y dependes de ti durante quince minutos. Bajé bien pese a que son aviones difíciles de aterrizar porque el tren es estrecho, tiene patín de cola y tienes que rodar haciendo eses porque no se ve hacia delante hasta que, al despegar, se levanta la cola. Después aprendes a volar en formación, en patrulla y a hacer acrobacia, de la que soy entusiasta total.

- Usted empezó en un avión de la Guerra Civil española. Compárelo con los de ahora.

-En 1903 los hermanos Wright se levantaron 5 metros y volaron 150. Sesenta años después, ese vuelo se podría haber hecho en la barriga de un C5. Las dos guerras mundiales impulsaron la aviación. En la primera, los pilotos eran hombres extraordinarios por sus condiciones físicas, mentales y de valor. Tras la Segunda Guerra Mundial creció la aviación civil en Estados Unidos, primero correo, luego mercancías y más tarde pasajeros. Hoy, una chica sin potencia física puede volar un avión.

- ¿Se cree lo de los caballeros del cielo?

-Sí. Von Richthofen fue homenajeado por los enemigos cuando lo derribaron. Los primeros pilotos observaban el frente y daban la vuelta y cuando se cruzaban se saludaban militarmente. Casi todos eran nobles.

- ¿Cuándo empezaron los tiros?

-Con el primero que disparó su pistola; luego llevaban un mosquetón, hasta que se sincronizó la ametralladora con la hélice. En la segunda guerra el vuelo se tecnificó.

- Terminó en Granada y...

-Fui a la escuela básica de Salamanca, donde se vuelan aviones más grandes que disparan con ametralladora. Los pilotos de complemento teníamos dos fases de formación: estudiábamos Meteorología, Navegación, Instrumentos. El que no pasaba la teórica no podía pasar a vuelo. Los profesores eran extraños.

- ¿En qué sentido?

-Si había un accidente, al día siguiente, con todos los alumnos traumatizados, te hacían unas pruebas y si no pasabas ibas para casa. Un compañero dio una pasada a un pueblo y al aterrizar le dieron la ropa para que marchara.

- ¿La pasada era para presumir?

-Sí, en el aeropuerto tuve quejas de un piloto de F16 que daba pasadas en Llanes.

- ¿Aprobó?

-Suspendí Navegación y aunque tenía una media de 8 me mandaron para casa sin ninguna explicación. Fue el palo de mi vida. Me fui a Madrid y me licencié del Ejército.

- ¿Qué pensó hacer?

-Seguir en la aeronáutica civil. Para no gravar a mis padres, porque las horas de vuelo cuestan mucho, me puse a trabajar como técnico de laboratorio en Antibióticos, S. A., en Madrid. Estaba en el departamento de investigación y tuve un jefe muy bueno que quería que me quedara y que estudiara Químicas. Trabajaba hasta las tres y luego a iba al aeródromo de Cuatro Vientos a hacer prácticas de vuelo. Como necesitaba práctica en aviones de pasajeros fui a Spantax a Canarias a volar el DC3. Esos aviones tenían un piloto automático muy malo y los pilotos estaban ansiosos de que entraran los de prácticas para tener "machacas".

- ¿En qué año era y qué hacían?

-Era 1966 y llevábamos turistas de Las Palmas al Aaiún y Villacisneros. Cuando conseguí el título de piloto comercial mis compañeros de promoción me anunciaron que había una oposición para el cuerpo especial de oficiales de aeropuertos. Aprobé. Hice prácticas en los aeropuertos de Gerona y de Palma de Mallorca, me dieron el título y salieron los destinos. Había muchos aeropuertos recién hechos. Vine aquí por vivir en la costa y porque no conocía Asturias.

Segunda entrega mañana, lunes:

"Elegí seguir en Asturias porque me encanta y me enamoré de una chica de Gijón, mi mujer"

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