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La temporada del salmón abre este año con un objetivo: favorecer el relevo generacional

Un menor de hasta 14 años podrá pescar en los cotos bajo la tutela de uno de los titulares

La temporada del salmón abre este año con un objetivo: favorecer el relevo generacional

Ya se respira ambiente de pesca. A una semana de la apertura de la temporada del salmón, el pez de mayor tamaño que puede hallarse en los ríos asturianos y la pieza más codiciada por el pescador deportivo, son muchos los ribereños que se acercan a comprobar el estado de los cauces. Los ríos están bien, muy bien si se compara con los últimos años, gobernados por la sequía. Este año presentan mucho caudal y hay reservas: bastante nieve en las montañas para cuando el calor apriete. Aunque, visto desde otro punto de vista, los ríos bajan como deben por estas fechas, en sintonía con los parámetros derivados del invierno asturiano... antes de que empezara a sentirse el cambio climático en los cauces.

Asturias suma este año menos de 20.000 licencias, 8.000 para salmón, a las que habría que añadir otras 2.000 de pescadores con permisos interautonómicos. Hace veinte años había más de 30.000, pero la elevada media de edad de los practicantes y la falta de relevo generacional hacen que cada año vaya a menos el número de deportistas. De ahí la novedad más destacada para esta temporada: en los cotos se permitirá que un menor de edad, de hasta 14 años, con licencia de pesca en vigor pesque bajo la tutela de uno de los titulares del permiso del coto. Si un menor captura un salmón se computará como pescado por el titular del permiso que actúe como responsable y la pieza será guiada a su nombre, debiendo abandonar la pesca de salmón a partir de la captura ambos, pues el cupo máximo vuelve a ser un ejemplar por pescador y día, cuatro por pescador y temporada. Permitiendo pescar a menores, una práctica tradicional en los ríos asturianos, se persigue que crezca la afición en las nuevas generaciones.

Las capturas han caído en picado en los últimos años. Lejos quedan los 6.893 salmones capturados en 1969. El año pasado se precintaron 484, la tercera peor cifra de la historia. ¿La razón? No sólo que hubo poca agua y demasiado caliente: visto que las capturas han bajado en todos los ríos de Europa, la conclusión es que el problema está en el mar. Quizá se pesca (está prohibido), tal vez afecta el cambio climático y ha empeorado su hábitat o puede que haya pocos ejemplares de las especies de las que se alimenta. O todo a la vez. "No se sabe", admiten los expertos. Pero cada vez entran menos salmones en los ríos; de ahí la pesca sin muerte y todas las acciones encaminadas a proteger el río y la especie.

Román Herrero, presidente de la sociedad Fuentes del Narcea, destaca que los ríos están "ideales" para el pescador porque han recibido agua todo el invierno. Eso, unido a que en Cantabria se han capturado dos ejemplares -la temporada comenzó allí el día 1-, apunta a que habrá salmones. Herrero echa de menos una normativa común en todas las comunidades, y destaca que las actuales "no están pensadas para proteger al salmón" y se quedan en las "buenas intenciones". Sí alabó a los rectores de la Viceconsejería de Medio Ambiente, que por primera vez en muchos años "escuchan", "entienden" y "hacen caso", porque "saben que somos los primeros interesados en proteger los ríos".

Pablo Osendi, coordinador de proyectos y comunicación de la asociación de pescadores El Banzao de Tineo, destaca que el ciclo migratorio del salmón ha provocado siempre años de escasas capturas. También influye la freza, pues si se ve alterada por riadas, estiajes o depredación excesiva, provocará una mala temporada años después. Y otra "multitud de factores". Destaca que lo ideal es la repoblación natural, pero que si se hace necesario por la "caída en picado" del estocaje de peces, hay que recurrir a la artificial para "compensar las pérdidas".

José Luis Álvarez, presidente de Hostelería y Turismo en Asturias (Otea), resalta que la pesca es un "recurso turístico de primer orden", que no está debidamente diseñado ni explotado, al contrario que en países como Canadá. Aboga por un "debate serio" en el que Administración, Universidad, pescadores y empresarios se sienten y debatan con rigor sobre la pesca como recurso y como negocio, para "ponerlo en valor". Comparó los ríos con la montaña, donde "no basta que haya nieve, se requieren infraestructuras y servicios para que los hoteles ofrezcan paquetes y la gente venga". Pues lo mismo en los ríos: "No hay que quedarse en la visualización del campanu y su valor, irreal en el mercado", añade.

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