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En primera línea contra Satán

Roma convoca a trescientas personas, entre sacerdotes y laicos, para realizar un curso de exorcismo, una responsabilidad que en la Archidiócesis de Oviedo recae en Benito Gallego, deán de la Catedral

En primera línea contra Satán

Sobre las técnicas de exorcismo, conjuro contra el demonio lo define la Real Academia, hay escasa visibilidad. Es tradición que así sea, pero los tiempos cambian. Esta semana se celebró en Roma el Curso de Exorcismo y Oración de Liberación, con unos 300 participantes, en su mayoría sacerdotes pero también laicos interesados y con el aval de sus respectivas diócesis.

El curso ya lleva trece ediciones y busca precisamente formar exorcistas, esa primera línea eclesial frente a Satán, ese "antidiós" en el que no todo el mundo cree dentro de la Iglesia. Está organizado por la asociación universitaria Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, dirigida por la congregación religiosa de los Legionarios de Cristo.

Una semana de conferencias y debates, 35 lecciones que tocan palos académicos tan dispares como la psicología, la medicina, la teología o la criminología, y al final un diploma de aprovechamiento que no convierte al beneficiario o beneficiaria (hay mujeres inscritas en el curso), pero que es prueba de capacitación de cara a la diócesis correspondiente.

Cada una tiene su responsable de exorcismos. En Asturias esa responsabilidad le corresponde al deán de la catedral de Oviedo, Benito Gallego Casado. "Conozco la convocatoria, en principio no me genera recelos, pero lo cierto es que yo nunca he ido".

La convocatoria del curso, por el que había que pagar unos 350 euros, ha despertado el interés mediático. El asunto se presta a exhibicionismos y a banalidades. Una de ellas es esa que dice que se puede hacer un exorcismo desde la distancia, a través del móvil. Lo consigue un sacerdote en la película documental "Libera Nos", premiada en Venecia hace un par de años.

La mayoría de ponentes del curso romano lo dejan claro. El móvil puede servir para muchas cosas, pero no para realizar un exorcismo, pero una de las grandes estrellas del seminario, el cardenal albanés Simoni, de 89 años, asegura que él lo practicó con su iPhone.

La prudencia en sus declaraciones guía al exorcista de la diócesis asturiana (es un nombramiento directo del Arzobispo). Benito Gallego se sonríe con lo de los exorcismos a través del móvil. "No, no es posible". Además, la Iglesia lo prohíbe. Explica que la primera duda estriba en si la persona afectada lo está por mediación directa del demonio o por sufrir problemas psiquiátricos "que deben ser tratados por los médicos" y, en todo caso, con una "ayuda moral" por parte del sacerdote.

Algunas fuentes calculan que la Iglesia católica lleva a cabo medio millón de exorcismos cada año. No se les da publicidad. A veces son sencillos y rápidos y otras veces requieren insistencia. En Roma los candidatos a exorcista escucharon a Simoni, uno de los grandes expertos mundiales en esta lucha contra el demonio, al que dice mantener a raya, contar experiencias con tanta naturalidad que parecía que los exorcismos eran parte de su trabajo cotidiano.

El exorcismo es lo que se conoce en la Iglesia como un sacramental, un remedio eclesiástico destinado a sanar el alma. Simoni pedía a los candidatos ser explícitos y contundentes, hablarle al diablo con frases terminantes. Un ¡Cállate, Satanás! nunca viene mal, por citar una de las expresiones utilizadas por Simoni. Y, por supuesto, "rezar mucho" a lo largo de todo el proceso.

Desde hace unos cuatro años existe una Asociación Internacional de Exorcistas, y el Vaticano tiene desde finales del pasado siglo XX algo parecido a un protocolo de actuación. Los Evangelios explican en varios pasajes cómo Jesús ejerce de exorcista, con éxito como no podía ser de otra forma. Pero muchos de los síntomas que las Sagradas Escrituras entienden como posesiones diabólicas podrían ser hoy explicadas por un aprendiz de psiquiatra desde el punto de vista puramente médico.

Faltan exorcistas, claman los Legionarios de Cristo. Exorcistas bien formados, con técnica y habilidad. En estos tiempos en los que los conceptos de demonio e infierno parecen diluirse, los organizadores del curso han pedido más educación sobre demonología en los seminarios. El propio Papa Francisco pidió en una de sus alocuciones que sería un error "pensar que el diablo no existe o no está al acecho para obrar mal". El problema está en que los sectores más conservadores de la Iglesia de Roma no tienen muy claro si el Pontífice argentino cree de verdad en ese demonio que -dicen- tanto nos martiriza y que además, están seguros los organizadores del Curso de Exorcismo y Oración de Liberación, sabe utilizar como nadie las nuevas tecnologías.

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