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Ángel Cardín | Economista y sociólogo

"En un mitin, Sartre me dio un corte tremendo"

"En las movilizaciones de Mayo del 68 estuve en primera fila; fue un movimiento espontáneo, no había dirección"

Ángel Cardín, en Pontevedra, donde reside en la actualidad. GUSTAVO SANTOS

Ángel Cardín Toraño (Infiesto 1942), licenciado en Ciencias Económicas en Bilbao, completó sus estudios en París, donde disfrutó de una beca durante dos cursos: 1966-67 y 1967-68. Posteriormente impartió clases en universidades de Madrid y Galicia, y fue ejecutivo en un banco público. Especialista en temas de vivienda, banca, investigación de mercados y demografía. En el libro "Le Temps des Cerises (la vida en la prisión naval de El Ferrol del Caudillo 1968-69-70)", en el que relata su experiencia en prisión tras retornar a España desde París.

En la capital francesa, Cardín -que hoy reside en Pontevedra- vivió en primera persona el mayo de 68. Unas vivencias que relata en esta primera entrega de sus memorias, centradas específicamente en esos años convulsos de la década de los sesenta del pasado siglo.

Bilbao. "Llegué a estudiar a Bilbao en el 61. El Sindicato Español Universitario (SEU) era una organización totalmente vertical, en la que los estudiantes no pintábamos nada. Tras una gran lucha se había conseguido elegir a los delegados de curso e incluso hasta los delegados de facultad. Pero por encima ya no era posible, y había una gran insatisfacción. El SEU se iba quedando pequeño, y nos tenía asfixiados. En 1965 se produjo el ´Expediente de Madrid´, cuando expulsaron a Tierno Galván, José Luis Aranguren, Aguilar Navarro y todo eso. Se armó un gran pitote que aceleró la ruptura con el SEU, que a su vez se rompió".

Capuchinada. "En marzo del 65 participamos en una reunión de coordinadores de estudiantes, de los ocho distritos más importantes de España. Se decidió convocar un congreso constituyente. Ya en marzo del 66 se creó en Barcelona el Sindicato Democrático de Estudiantes: fue la famosa ´capuchinada´, porque la reunión se celebró en un convento de capuchinos y fue interrumpida por la policía armada".

París. "Cuando se creó el Sindicato Democrático de Estudiantes yo ya llevaba tres años como representante de alumnos de la Facultad de Económicas de Bilbao y, como iba a irme a París a estudiar dos años, los cursos 66-67 y 67-68. Me eligieron como la voz en el exterior del sindicato, su representante. Cuando llegué a París, en octubre del 66, quedé deslumbrado. Yo venía de Infiesto, de mi pueblo, y después conocía Bilbao, que era una ciudad muy burguesa, muy clásica, en la que nadie levantaba la voz. Madrid o Barcelona eran más efervescentes, pero Bilbao no. París, en todo caso, era otra cosa: tenías la Cinemateca, que ponían todo el cine mundial; había varias librerías con temas españoles y libros que aquí no encontrabas; aquellos museos€ todo era impresionante. Me instalé en el barrio Latino, en una habitacioncita. No podía permitirme nada más porque tenía una beca muy modesta. En los veranos hacía visitas para turistas por París y descargaba frutas, aprovechando que estaba en forma: había sido siete años seguidos campeón de Asturias de lanzamiento de peso".

La Sorbona. "Cuando ibas a clase, era como ir a misa. Los profesores eran auténticas figuras mundiales: Pierre Bourdieu en Sociología, Alfred Sauvy en Demografía, o Pierre Vilar en Historia, que además era un hombre importantísimo para todos los que veníamos de España con becas o a hacer estudios de doctorado. Teníamos unos profesores y una gente, allí en el entorno de La Sorbona y en la Escuela de Altos Estudios, que era una cosa asombrosa. Pero hablando ya de política, yo tenía que representar a los estudiantes españoles y tenía que ir a todos los mítines. Estaba en contacto con la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF) y me llevaban a todo. Estaba allí en una silla, la destinada a los alumnos españoles, que antes de llegar yo estaba vacía. Eran mítines ante 3.000 o 4.000 personas, yo tenía que decir unas palabras, un ´speech´ de uno o dos minutos, y me volvía a sentar. Decía: ´Los estudiantes universitarios tenemos un sindicato democrático, y queremos colaborar con la democracia en España. Vamos a luchar para que en España venga la democracia´".

Sartre. "En un mitin, Sartre me dio un corte tremendo. Fue por inocencia. Sartre se había portado muy mal con la izquierda, había usado muy mal el poder y en esos momentos se estaba recolocando. Había tenido un diálogo en la radio francesa con Daniel Cohn-Bendit y luego dio una conferencia en La Sorbona. Era imposible entrar, pero yo tenía un amigo en France Presse y me metió de ayudante con él. En el turno de preguntas levanté la mano y, como era barbudo y joven, me dio la palabra. Quise meterle en un compromiso. Y el hombre contestó, con aquella voz de ultratumba. ´¡Ah! Esa es una triste y larga historia´. Hay que ser indocumentado para pensar que lo iba a meter en un compromiso, yo, a Jean-Paul Sartre".

Efervescencia. "Aquel era un momento de efervescencia mundial. En abril del 67 fue el ´golpe de los coroneles´ en Grecia; en octubre del 67 murió el Che Guevara; ya en el 68 hubo unas revueltas estudiantiles en Berlín, anteriores a las de París; la Primavera de Praga, que empezó en enero; en América había protestas contra la guerra de Vietnam; en abril del 68 asesinan a Luther King€ Todo aquello, los movimientos por los derechos civiles, era un caldo de cultivo ideal. El mundo estaban en una conmoción continua desde hacía unos años, desde el asesinato de Kennedy y la muerte de Juan XXIII. Los partidos y los sindicatos estaban muy anquilosados. Pero aquel sindicato francés, aunque era muy potente, era muy gris. Estaban todos muy calladitos. Nadie sospechaba que podía estallar lo de mayo".

Nanterre. "Todo empezó y se desenvolvió de una forma muy natural, no había nada programado. Había habido unas protestas en Nanterre, y habían detenido a ocho estudiantes. El 3 de mayo, que iban a declarar, nos juntamos unos miles de estudiantes en la plaza de La Sorbona, en solidaridad con ellos. El rector, Roche, era un hombre muy dubitativo, que no sabía que hacer. Que hay que decir que nadie lo sabía. Al final, llamó a la policía, que entró en la universidad y detuvo a 500 estudiantes. A partir de ese momento empezó todo el follón, mes y medio de gran lío en París, que yo viví muy en contacto con la UNEF. Pero no había un plan premeditado, fue todo acción-reacción".

Utopía. "Lo que se defendía, ya desde un primer momento, eran cuestiones no exclusivamente estudiantiles. Fue un movimiento muy espontáneo y muy utópico, que para Francia fue importantísimo. Fue el origen de la ecología, del feminismo, del pacifismo. Recuerdo que Sarkozy decía, cuando se presentó a las elecciones, que había que acabar con el legado de Mayo del 68. Pero él, un hombre divorciado e hijo de inmigrantes, no hubiera sido presidente de la República de no ser por Mayo del 68".

Barricadas. "Uno de los días más famosos, de aquellos, fue el 13 de mayo. Había una huelga general y se pusieron unas barricadas muy fuertes. Pepe Arrastia, un estudiante español, perdió un ojo en las barricadas de esas semanas. Los españoles teníamos que tener mucho cuidado, porque si te detenían te enviaban de vuelta a España, y aquí no te recibía con los brazos abiertos. Pero ese día desfilamos por París más de un millón de personas, con muchos estudiantes y obreros. Y ocupamos La Sorbona mes y medio".

Colegio de España. "Los estudiantes que nos movilizábamos, de entre los españoles, éramos los pobres. Luego había lo que se llamaba el Colegio de España, que estaba en la universidad en una zona apartada de París. Los que estaban allí, los ricos, eran unos rácanos que no querían saber nada, se salieron. El Colegio de España lo tomó un chico llamado Pons, un catalán que vestía de verde oliva y debía de ser procastrista o algo así. Llevaba una mochila con unos bultos: no sabíamos qué llevaba, igual eran unos bocadillos, pero nos tenía acojonados. El tipo llegó al Colegio y empezó a dar un discurso: ´Para que las chachas y los trabajadores y la gente pobre que vive en París pueda venir aquí a coger cultura´ y no sé qué. Un mitin muy bonito, como era todo aquello, muy idealista. Le contestó el director del Colegio de España, Camblor, que era asturiano, de Piloña, un buen hombre. Le contestó una respuesta bonita: ´Muchacho, cómo se ve que la vida te ha maltratado, pero qué bondad de ideales tienes´. Así se tomó el Colegio de España, que después, como castigo, estuvo cerrado 10 o 15 años".

Asambleas. "En La Sorbona hacíamos unas asambleas enormes. Eran a las siete, y nos reuníamos tres o cuatro mil personas. Recuerdo que había muchos emigrantes, y también muchas chachas españolas. Recuerdo un día que estábamos como 3.000 tíos en una reunión y llegó una señora de 45 años, española. Subió arriba y empezó: ´Yo estoy hasta el gorro ya de todos vosotros, llevo 15 años aquí y tengo que presentar unos papeles y tengo problemas´. Era una carta de residencia que tenían que sellar cada poco, y la pobre estaba en precario. Así que decidimos reformar la Constitución francesa allí mismo, el Artículo 1. Y acordamos que dijera: ´Es francés todo el que viva y trabaje en Francia´. Para que a aquella pobre señora, al día siguiente, le dieran la nacionalidad francesa. Lo votamos y lo aprobamos. Era lo bonito de todo aquello. Teníamos ese idealismo, esa espontaneidad, también el despiste. Pero si en esa época de 23 o 24 años no tienes nada de eso, eres un gilipollas. Para qué sirves si no quieres cambiar el mundo a esa edad, y más con lo que estaba pasando. Cada mes había una cosa que cambiaba el mundo. Nos conmovía, estábamos asombrados".

Barrendero. "Yo estaba en primera fila, en las sentadas, las movilizaciones, las marchas de 25 kilómetros en las que éramos 15.000 o 20.000 estudiantes. Cuando llevábamos veinte días, casi un mes, querían hacer pequeños incendios en La Sorbona para que entrasen los bomberos y nos echasen a todos a la calle. Montamos unas brigadas e íbamos a las doce de la noche a barrer y limpiar un poco todo aquello. A mi me tocó dirigir una ´troupe´ de cuarenta o cincuenta tíos barriendo. Yo bromeaba con que me iban a nombrar barrendero mayor de París".

Enfrentamientos. "Como no había dirección política no nada, la cosa tenía que ir arreglándose. Todos sabíamos que aquello tenía que terminar, aunque hubo enfrentamientos con la policía hasta el último día. El 24 de mayo hubo otra gran barricada, y una noche de mucha pelea. Pero a partir del día 26 o 27, De Gaulle comenzó a hablar con los sindicatos, que querían negociar. Disolvió la asamblea y, aunque quedaban las huelgas, fue poco a poco, bajando el pistón".

Legado. "Mayo del 68 fue un momento en el que se puso en tela de juicio la autoridad. La palabra ´contestación´ que utilizamos mal en España, viene de ahí. Su herencia dejó en Francia una profundísima huella cultural. Creo que cambió la mentalidad, cambiamos el mundo. Aunque hoy hay gente que lo mira con una motosierra en la mano".

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