Siempre es un placer tener la oportunidad de escuchar a Jean Clottes hablar sobre arte paleolítico. Experto conocedor del arte rupestre mundial y extraordinario divulgador, contagia su entusiasmo por un patrimonio singular, el arte paleolítico de las cuevas, con cuya gestión ha mantenido fuertes vínculos, como asesor científico de arte rupestre del Ministerio de Cultura de Francia y de la Unesco. La última vez que tuvimos la oportunidad de escucharle fue en Santander, el pasado mes de abril, en el salón de actos del campus universitario, disertando sobre la cueva Chauvet, uno de los grandes sitios con arte paleolítico del mundo.

Parecía así una buena iniciativa contar con él para impartir una conferencia en el marco de los actos de celebración del centenario del descubrimiento de la cueva de La Peña de Candamo y que dicha conferencia fuese retransmitida por televisión e internet, dando la mayor cobertura posible a su presencia en Asturias. Sin embargo, lo que se presentaba como una oportunidad para mostrar la importancia del arte paleolítico en la región, los avances en la investigación y la preocupación por cuestiones de gestión y conservación, aspectos sobre los que la cueva de La Peña encierra importantes singularidades, fue organizado como una ceremonia mediática, bastante alejada de lo que creemos debe ser la gestión responsable del arte rupestre. Se decidió realizar la conferencia dentro de la cueva, convirtiendo el Salón de los Grabados en un estudio de televisión, con todo lo que esto conlleva en medios técnicos y humanos, incluyendo luces y cámaras. A este respecto, cabe recordar que la cueva de La Peña, como resultado de una desastrosa gestión a lo largo de sesenta años, hubo de ser clausurada durante más de una década y que, desde entonces, su estado de conservación es, cuando menos, delicado. Su reapertura pública en los años 90 del siglo XX fue posible precisamente por aquel cierre, tras el que se logró la recuperación de sus constantes ambientales y la disminución de la contaminación orgánica que la afectaba.

El estudio y seguimiento realizados entonces sobre su estado de conservación determinaron una reapertura con estrictas medidas de acceso en lo referido a periodos de apertura, número de visitantes y control de tiempos de visita, así como la limitación de luz al uso exclusivo de linternas portátiles.

Preocupados por los aspectos relacionados con la gestión y la conservación del arte rupestre paleolítico, no podemos sino mostrar inquietud por lo que consideramos una actuación irresponsable por parte de la Consejería de Cultura y de la Dirección General de Patrimonio Cultural, en una cueva donde, dados los antecedentes, se debe ser especialmente cuidadoso. Así, como guías de cuevas con arte rupestre y personal de la Consejería de Cultura, queremos desvincularnos expresa y públicamente de ese acto, con el que entendemos la Dirección General de Patrimonio Cultural, de la que dependemos orgánicamente, no ha hecho otra cosa que contravenir el modelo de gestión vigente.

Para terminar, nos gustaría recordar que, a pesar de la aparente originalidad del evento, no es la primera conferencia que se imparte en el Salón de los Grabados de la cueva de La Peña. Hay noticia de una más, impartida por Aurelio del Llano en 1921 para más de un centenar de personas. Eran aquéllos otros tiempos, caracterizados por el desconocimiento de lo que implica la presencia y actividad humana dentro de una cueva con arte rupestre. Dado que ahora sabemos mucho más, sería conveniente no volver a caer en errores pasados, con el fin de evitar que dentro de otros cien años en La Peña ya no haya nada que celebrar.