Tino Pertierra

Dedicatorias con mirada

Las ferias de libros están bien como rincón de papel desplegado con mucho talento a la espera. También hay bastante mediocridad, claro, pero ahí está el encanto de la exploración. Lo que nunca me gustó es la idea de encerrar a un autor como si fuera un vendedor de crecepelo. La cola para autógrafos suele ser inversamente proporcional al valor literario del firmante. No siempre. Pero sí a menudo. También hay autores que no firman nada y son mediocres, pero se arriesgan a quedarse solos. De someterse a ese desafío, el escritor debería coger el libro por los cuernos y asumir su condición de reclamo para vender yendo con un carro de la compra cargado de libros y una pancarta que dijera: "Tal vez no te guste el libro pero la dedicatoria te alegrará el día". Sí, escribir dedicatorias como si fuera un género literario, sin repetirse, intentando encontrar en la mirada de quien ofrece el libro una inspiración para juntar media docena de palabras singulares.

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