Carmen Pérez Novo

El poder está dentro de nosotros

La necesidad de recapacitar sobre la propia actividad mental y la conducta

Me ha parecido muy interesante una entrevista, que he leído en este diario, de María Belon, la mujer que inspiró la película "Lo imposible". Ella decía que las personas somos más fuertes de lo que pensamos. Ya lo dice el dicho "que no te den lo que puedas aguantar". "El problema radica en que nos ahogamos en un vaso de agua y no entendemos que, quizás, estamos aquí para vivir experiencias, aventuras, descubrimientos". En definitiva, "para amar la vida", y que es todo lo contrario de lo que estamos haciendo. Sufrimos sin cesar. Por casi todo lo que nos sucede. Vivimos en un permanente estado de ánimo negativo. Y necesitamos todo lo contrario. Y lo curioso del asunto es que nosotros podemos dominar la propia actividad mental y la propia conducta

Y es que, señoras y señores, los expertos hacen hincapié en que nuestra mente posee un enorme potencial y que es el medio por excelencia para ayudarnos a resolver problemas; o sea que en nuestro interior están las capacidades que nos permiten transformar nuestra vida y tomar el control sobre ella. Además, añaden que todo pensamiento es magnético, porque emite su propia energía y que cada uno se convierte en aquello en lo que piensa habitualmente.

Por tanto, se hace necesaria la educación subjetiva de nuestras facultades y sentidos internos. Necesitamos orientarnos al encuentro de nosotros mismos, entrar en nuestro propio espacio para avanzar hacia el autoconocimiento y de ahí abrirnos a relaciones significativas con los demás. Porque es dentro de nosotros mismos donde se encuentran las respuestas que tantas veces buscamos desesperadamente en el exterior.

Ahora bien, para lograr eficacia en todas las tareas que emprendemos, es necesario que aprendamos a pensar, a dirigir y manejar nuestros pensamientos, siendo conscientes y vigilantes. Es fácil darse cuenta de que necesitamos mucho más esfuerzo para mantener un pensamiento sostenido y consecutivo, en algo que hayamos seleccionado, que en el mero hecho de dejarnos llevar por aquellos que nos son sugeridos por las apariencias. Y, sobre todo, cuando son contrarios a lo que tenemos ante nuestros ojos. Pero, el asunto, toma su tiempo ¿De cuanto estoy hablando? Pues de unos 21 días, que es, según los expertos, lo que tarda el caudal sanguíneo en renovarse y en impregnar todas las células del organismo, de la vibración del nuevo pensamiento.

Muy interesante, ¿no les parece? Quizás valga la pena que recapacitemos sobre ello.

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