Maxi Rodríguez

Sumiller

Maxi Rodríguez

Vino natural

Artesano, ecológico, orgánico, biodinámico y ahora natural. Diferentes acepciones que hacen confundir, en la mayor parte de los casos, al consumidor de vinos no iniciado, es decir, la gran mayoría. ¿Vamos a seguir poniéndole trabas al pobre consumo del vino en España? Total ¡qué más da! Hace años, los despachantes nos aficionamos a ofrecer vinos artesanos a nuestros clientes. Yo nunca tuve muy claro que es lo que mis clientes pensaban sobre lo que era un vino artesano. Probablemente y de manera inconsciente, el término artesano se asocia a cortas producciones, todo muy rudimentario y sin asomo de tecnología. Si eso es lo que entendemos por artesano, yo me bajo en la próxima.

Lo ecológico y orgánico, en la mayor parte de los casos son considerados sinónimos, cuando realmente existen diferencias. En cuanto a lo biodinámica que roza lo esotérico, los franceses de Borgoña, llevan años practicándolo y no presumen de ello, ni lo citan en sus espartanas contraetiquetas y tienen el mejor vino del mundo. Ahora, los enteraos de turno nos anuncian a bombo y platillo el asunto de los vinos naturales y ya se me han puesto los pelos como escarpias. Quizás me equivoque pero suelen definir a los vinos naturales como aquellos a los que no se les añade nada: puro zumo de uva fermentado. Sinceramente, la mayor parte de vinos naturales que he probado hasta ahora los he dejado en la copa y me decanté por una cerveza.

Como dijo el gran Groucho, si no le gustan mis principios, tengo otros. No me gustaban los vinos naturales pero ahora tengo otro. Desde que probé Tragolargo, mi manera de pensar sobre los vinos naturales, empieza a variar. Tragolargo se define como un vino sin sulfitos, sin roble, con levaduras del propio viñedo, sin filtrar, sin clarificar y procedente de agricultura orgánica. Un buen vino, elegante, con fruta, entero y lo que es más importante, sin los defectos a los que nos acostumbran este estilo de vinos.

Compartir el artículo

stats