La añada de este vino quizás ya no se encuentre en el mercado, pero es la que he probado hace pocos días y tanto me ha gustado que corro gozoso a contarles mi experiencia. Viña Meín es una pequeña bodega boutique enclavada en el Ribeiro más auténtico, en las afueras de Leiro, justo a un puñado de metros detrás del monasterio de San Clodio. Una bodega que desde sus comienzos fue un ejemplo a seguir por las miras tan claras que tenía. Propiedad de Javier Alén, un abogado madrileño reconvertido a agente de viajes, hotelero, bodeguero y no sé cuantas cosas más. En el Casal de Meín incluso se instaló un pequeño hotel rural donde es apasionante dormir rodeado de viñedos de Treixadura. Ricardo y Visita sus fieles guardianes le atenderán de lujo si reservan un fin de semana.
En la bodega se elaboran tres vinos y algún aguardiente de manera simbólica. La mayor tirada se hace de un ribeiro blanco, Viña Meín, que probablemente sea el vino con mayor regularidad de la zona, siempre exquisito y con altos parámetros cualitativos. En pequeña escala se elabora un tinto que parte de variedades autóctonas y este blanco fermentado en tino de roble que hoy les presento y que tanto me gustó. Los Viña Meín tienen una clara tendencia a envejecer de cine, tengo la experiencia de haber probado viejos vinos de la bodega y manifiestan una madurez encomiable, no les digo nada de la expresividad del Viña Meín Barrica porque es un ejercicio que deberían practicar ustedes en directo.
Elaborado con mostos procedentes íntegramente de las dieciséis hectáreas que tiene la bodega en propiedad, encabezado por la legendaria treixadura como base y distintas proporciones de otras variedades gallegas autóctonas como godello, loureira, torrontés y albariño. Es un vino equilibrado, fresco, seco y muy expresivo. Fue fermentado y criado seis meses en barricas de roble francés. Puedo anunciarles que este año Javier Alén ha llegado a un acuerdo con los chicos de Comando G para que lleven el peso de la viticultura y elaboración de los vinos de la bodega. Sin duda, un tándem perfecto para colocar definitivamente a Viña Meín entre las grandes bodegas españolas.
