Robert Langer, Premio Príncipe de Asturias de Investigación 2008, desarrolla sofisticados biomateriales que hacen el papel de "andamios", persuadiendo a las células para que se depositen sobre ellos. En definitiva, actúan como "factores de crecimiento" que definen la forma. Puesto que son biodegradables, una vez concluida su misión desaparecen y lo que resulta es un trozo de piel, un órgano o un tejido funcional.
¡Nos adentramos en una fascinante y esperanzadora era en la que será posible crecer órganos y tejidos en el cuerpo del paciente, a partir de un cultivo de sus propias células! Evitamos de esta manera los posibles problemas derivados de un rechazo inmunológico, así los interminables tiempos de espera por el órgano de un donante, que en muchas ocasiones nunca llega.
