Con la disculpa de celebrar el día de los solteros, tan abundantes en China gracias a aquellas erráticas políticas de natalidad del hijo único, el gigante del comercio electrónico internacional Alibaba cosechó recientemente miles de millones en una frenética jornada de ventas on-line a la que los chinos se sumaron con un ímpetu que deja en nada las aglomeraciones de los españoles en las rebajas de enero. Más que la fiesta de los solteros, se celebró la orgía del consumo en busca de la mejor ganga. Hay quien piensa que son las secuelas de tantos años de austeridad y autoritarismo las que se esconden tras la desaforada entrega a la compra on-line. Puede ser, pero lo que sí demuestra tanto mercadeo compulsivo es el ineficaz empeño de poner puertas al campo. Las barreras siempre acaban cayendo y hoy los emprendedores chinos están al frente de las grandes transacciones mundiales. Si Mao levantara la cabeza.
