Crítica / Música

Oviedo Filarmonía, de cine

Gran éxito de la proyección de "Tiempos modernos", de Chaplin, con música

La orquesta Oviedo Filarmonía puso el viernes el broche de oro a una semana dedicada al cine de Charlie Chaplin, gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento y la Universidad de Oviedo -a través de su Extensión Universitaria- que, desde hace unos años, impulsa unas jornadas de estudio multidisciplinar a través del séptimo arte, con un ciclo de conferencias que tiene como colofón la proyección de títulos significativos del cine con música en directo.

Hay que reconocer el reto que supone para una orquesta un proyecto de estas características, tanto a nivel organizativo como artístico. La música y el sonido en el cine son inseparables de las imágenes. Es el lenguaje audiovisual. Lo que oímos no sólo recrea lo que vemos de forma sonora, sino que lo representa e incluso aporta nuevos significados a las imágenes.

Chaplin fue consciente de ello, y el polifacético actor y director británico diseñó (aunque no compuso directamente) el discurso sonoro de películas como "Tiempos modernos", que es uno de los grandes clásicos del cine de 1936, clave en el paso al cine sonoro. Así lo explicaba esta semana el director Helmut Imig, experto en la materia y encargado del podio de Oviedo Filarmonía en esta cita tan especial en la agenda de la orquesta.

"Tiempos modernos" deja un sabor agridulce, detrás del genio de Charlot, a través de esa crítica social en los años 30, recreando la crisis de la sociedad de consumo y la deshumanización del trabajo fabril. Por eso las máquinas se alzan protagonistas, sin concesiones para los personajes, cuya voz no escuchamos si no es a través de la tecnología que traspasa la pantalla. De ahí la famosa escena de "Charabia", donde Charlot entona aún sin la chuleta su canción: inventándose la letra, en idioma desconocido. Pura expresión y significado al fin.

La música y los efectos sonoros se mezclaron en la interpretación de Oviedo Filarmonía, que se fundió con otros efectos grabados, en la versión original de Chaplin, arreglada en 1936 por Edward Powell y David Riskin, y reeditada en 2000 por Timothy Brock. Todo un reto así para la orquesta -bravo, la percusión-, con Imig al frente, para cuidar al milímetro la correspondencia de sonido e imagen, tanto en el tiempo como en el carácter, y transmitir los mensajes del filme.

Hay que destacar la respuesta de la orquesta, con la sección de percusión en el escenario, por razones de espacio y de acústica del foso del Auditorio. En este proyecto la orquesta mostró de nuevo su flexibilidad como formación, que incluso subrayó Imig. Escenas de la película como la del carrusel son muestra de ello, mientras la música acompaña al movimiento y a la esperanza de la chica de la barraca. Risas con sabor agridulce.

Pero siempre con una sonrisa por delante. Así se despiden Charlot y su chica carretera a través. Y así te sientes tras ver "Tiempos modernos", en una jornada donde el Auditorio lució a rebosar, con el interés que siempre despiertan este tipo de iniciativas. Queda por plantearse si convendría aligerar el acceso al espectáculo, de entrada libre, de forma previa, como con el reparto de invitaciones en días anteriores a la proyección, para mayor comodidad del público.

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