Tino Pertierra

Crítica

Tino Pertierra

El amor en tiempos de cólera

Un "West Side story" en la Bruselas más oscura que se derrumba tras un buen arranque

Una verja en primer plano.Al fondo, borrosa, una escena de horror. Violencia sin fin. Estamos en la (aparentemente) sosegada Bruselas. Las últimas noticias sangrientas han desmontado esa imagen y la película lo corrobora: nos mete en los barrios donde pandillas salvajes imponen su ley ante la impotencia de la policía. Al ritmo de la música callejera, los más fuertes trituran a los más débiles. Un adolescente roba el bolso de un coche y huye. Se sabe todos los atajos para escapar de su perseguidor. Unas chicas roban en un supermercado. Sin despeinarse. En el metro hay una paliza brutal y por los pasillos de la comisaría entran los detenidos y vuelven a salir. Black tiene un arranque ciertamente potente. Inquietante. Con un reparto no profesional en su mayor parte que aporta una autenticidad extraordinaria, los directores se ganan la atención del espectador con un estilo contundente y eficaz, mostrando sin contemplaciones las entrañas más desconocidas de la llamada capital de Europa.

Poco a poco se va desarrollando un romance imposible a lo Romeo y Julieta con reminiscencias evidentes de West Side Story. Ella pertenece a una banda, él a otra. Amor en medio de la cólera. Y la película sigue funcionando con destreza. Pero algo empieza a cambiar. Poco a poco. La escena tórrida entre los amantes es tan hortera y relamida como las que se hacen en Hollywood. El mismo montaje, con perdón, los mismos encuadres, la misma estética. Y lo que antes era veraz y potente empieza a ser previsible, vulgar, carne de cliché. Los directores se dejan llevar por la estela de Ciudad de Dios (no es una suposición, lo han confesado, además de mostrar su admiración por Spike Lee y Scorsese) y empiezan a volcarse en el preciosismo de las imágenes dejando el desarrollo de los personajes para otra ocasión. No faltan ni los ralentís en los bailes de discoteca ni los planos enrevesados para que nos fijemos en lo muy estilosos que pueden llegar a ser. Los directores ya han tenido reuniones en Hollywood con grandes productoras para dar el salto y se nota. Vaya si se nota. Incluso una escena de violación está rodada con un toque efectista que casa mal en una cinta que quiere dejar bien claro los oscuros elementos machistas que supuran ese tipo de pandillas. El desenlace, que recuerda en su planteamiento Los amos de la noche, de Walter Hill y resuelto con el punto de vista cenital de Brian de Palma, resume los aciertos y tropiezos de una obra que prometía mucho y resulta decepcionante. Al parecer los directores han sido fichados por la misma agencia que tiene entre sus clientes a George Clooney, Tom Hanks, Will Smith y Steven Spielberg. Suerte, chicos.

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