El hombre que inventó América

En Umrika conviven dos películas. La primera, hermosa y, por momentos, conmovedora, se desarrolla en una aldea perdida de la India a la que llegan, periódicamente, las cartas que un joven emigrado a América -"Umrika" para los lugareños- envía a su familia. La segunda, más convencional y predecible, se sitúa ya en una ciudad, a la que llega el hermano menor de ese joven tratando de hallar su rastro.

Olvidémonos, siquiera por unos instantes, de esta segunda parte. Porque el auténtico meollo, el interés de Umrika, está al principio, en ese fascinante tramo inicial en la aldea de Jitvapur. El filme comienza con la partida de Udai (Prateik Babbak), el orgullo de su madre (Smita Tambe) y auténtico héroe de un hermano, Ramakant, que cuando crezca asumirá las facciones de Suraj Sharma. Udai se va a América, decíamos, y su madre se debate entre el orgullo y la pena. Pasan las semanas y no llega carta del retoño, lo que incluso genera una pequeña crisis marital. Pero de pronto, un día, comienzan a llegar las cartas de Udai, llenas de luminosas fotografías y de relatos fascinantes sobre ese país, más soñado que real, que es "Umrika". Unas misivas que el cartero lee a los fascinados (y analfabetos) vecinos de Jitvapur, arremolinados en torno a una hoguera.

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