Tino Pertierra

Cayó el muro de Bertín

Bertín Osborne, que tiene apellido bravo, dijo por activa y por pasiva que no llevaría a políticos a su casa. No contaba con que estamos en fase electoral y los que le pagan cobran por limar astas. Así que le impusieron a Sánchez y a Rajoy. En el caso del robotizado aspirante socialista se moderó un poco, pero con el "presi" Bertín se abrió cual mejillón al vapor y se pasó de la raya. Una cosa es ser cortés y amable en un programa fluflú y otra usar tanto jabón que al final del partido de futbolín sólo le faltó gritar: "¡Mariano, tengo ya el voto en la mano!". No descubrimos nada de Rajoy. Es como es: soso hasta decir plasta, pero a los presidentes nadie les pide que sean la alegría de la huerta, basta que la cuiden bien y arranquen las malas hierbas. El escaso ingenio que hubo en el soso (y mal editado) show lo puso él mientras el devoto anfitrión le hacía la ola en un programa impúdico en una tele pública. Es un fenómeno, dijo Bertín, y se quedó tan a gustín.

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