La belleza del "port de bras"

El Russian National Ballet ha dedicado su actual gira por España a la memoria de Maya Plisetskaya (1925-2015). No en vano, Sergei Radchenko, su director, fue el "torero" que más asiduamente bailó con Maya en la producción de "Carmen suite" (1967). Esta compañía rusa nos visita con frecuencia. Hace dos años vinieron con "La bella durmiente", cartel que repitieron en el Campoamor la noche del lunes pasado. Esta excepcional obra, que Petipa construyó con la intensa colaboración de Tchaikovsky, representa la danza académica en su expresión más pura. Su puesta en escena exige, entre otras cosas, monumentalidad y espectáculo por todo lo alto para reflejar el esplendor y boato de la corte de Luis XIV, en el que se ambienta la historia de la princesa Aurora y el hechizo que la llevó a dormir hasta que un príncipe la despertó con un beso.

Si realizamos una mirada amplia y general de la función, sin entrar en detalles, este grupo ruso, dentro de su categoría, ofrece una adaptación digna, acercándose con respeto y afecto al espíritu del ballet. Es una versión aligerada, pero están las escenas esenciales. "La bella" no exige una actuación dramática en sus intérpretes, sin embargo les demanda, en su máximo rango, la pureza de sus posiciones, la línea y el estilo con una exposición cristalina. Ahí está la única razón de este ballet. Aurora parece existir sólo en términos del movimiento académico. En cuanto a las actuaciones de esta noche, señalar que la cualidad más destacada de Maria Sokolnikova como la princesa Aurora es su "port de bras". La plástica de sus brazos y manos fue lo que más gocé de la noche. En el baile alcanzó su mejor momento en la variación del "pas de deux" de las nupcias. Durante el famoso "adagio de la rosa", uno de los clímax de la representación, hubo un desmayo en el público que desconcentró a parte de la audiencia. En el desfile de hadas destacó Olga Gudkova como el Hada de las Lilas. Estuvo técnicamente segura, mostrando su autoridad con encanto y elegancia. El Príncipe y el Pájaro Azul (el programa no nos da sus nombres) cumplieron con las exigencias coreográficas.

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