Gracias, maestro Conti

Decía Marzio Conti recién llegado a Asturias para tomar la batuta de Oviedo Filarmonía, en el año 2011, que dirigir a Beethoven, Debussy, "Aida" o "Falstaff" -él utilizaba esos cuatro ejemplos- es como poder meter en casa durante una semana un cuadro de Monet. La belleza de la música, y no sólo de la clásica, ilumina por dentro. Conti, florentino, excelente solista de flauta antes de decidirse por la dirección, ha tratado en estos cinco años de que la orquesta, que ha crecido con él, se fusionara con la ciudad. Acercándola a la calle, con conciertos al aire libre, interpretando otros géneros musicales, como el jazz o las melodías cinematográficas, programando autores populares. Los dos conciertos de Año Nuevo, los pasados 1 y 2 de enero, con un Campoamor abarrotado, y sus sentidas palabras llamando a la unidad y el diálogo en una Asturias, una España y una Europa convulsas tienen el aroma del artista que no se rinde y reivindica la potencia de la música como instrumento de armonía. Gracias, maestro.

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