Impresionante "Holandés" en el Auditorio madrileño

La verdad de la ópera sobre un escenario en una versión levemente escenificada

En este mundo "operístico" cada vez más confundido en lo teatral, reconforta ver y oír de vez en cuando la verdad de la ópera sobre un escenario, aunque sea en una versión en teoría de concierto, es decir no escenificada. Y digo en teoría porque la leve escenificación que el pasado viernes vimos en el Auditorio Nacional de Madrid del "Holandés errante" fue mas real y adecuada al drama con el que Wagner comenzó a cimentar su fama, que la mayoría de las versiones que de esta ópera se ven hoy por los escenarios de todo el mundo.

Unos discretos cambios en la intensidad lumínica del escenario y de la propia sala, y el movimiento de los cantantes igualmente en el escenario y por el patio de butacas, propiciaron que los espectadores creyeran asistir a una representación operística en toda regla mas que a una ópera en concierto. Por ende, la soberbia actuación tanto de los cantantes como del Coro y Orquesta, dirigidos por un sorprendente y joven director, David Afkham, titular de la Orquesta y Coro Nacionales de España, convirtió la representación del "Holandés Errante" en un éxito que el público que llenó hasta los topes el recinto refrendó a su término con una prolongada ovación, que duró varios minutos.

Poco importó, ante la magia del directo y la entrega de todos los intervinientes, que el director hiciera sonar por momentos a la orquesta de manera un tanto truculenta, ni que Torsten Kerl (Erik) tuviera algún problema puntual en el agudo, ni que Andreas Bauer (Daland) pareciera mas el hermano mayor de Senta que su padre, tanto por su aspecto como por su voz, demasiado lírica para la parte, ni que Ricarda Merbeth (Senta) necesitase si acaso un registro grave algo mas consistente para estar de matrícula de honor, ni que el mismísimo Bryn Terfel (el Holandés), principal reclamo del cartel, tuviera, tras un gran primer acto, algunos problemas con su garganta en el segundo y tercero, actos que se dieron sin interrupción tras el descanso. El Coro estuvo sobresaliente en todas sus intervenciones, muy sonoro y, a la vez, muy musical, y hasta la intérprete de Mary, la contralto Pilar Vázquez, única española del reparto, lució a gran nivel. Me alegra sobremanera resaltar esto último, pues el que esto escribe vivió muy de cerca sus primeros pasos en la lírica, tanto en Oviedo como en otras poblaciones asturianas.

En definitiva, una representación para no olvidar, en la que afortunadamente no hubo que soportar las genialidades de ningún "moderno" director de escena, y en la que vimos y oímos a grandes figuras de la ópera, con Terfel y la Merbeth a la cabeza, al lado de unos notabilísimos coro y orquesta, por la ciertamente modesta cantidad de veintiséis Euros, en la primera fila del patio de butacas.

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