Carmen Pérez Novo

Descalcificación ósea

Todas las personas que vivimos en este planeta Tierra, o al menos una gran mayoría, deseamos permanecer aquí el mayor tiempo posible. Pero, indudablemente, con un buen estado de salud. En esto, creo que la mayoría estamos de acuerdo. Sin embargo, gústenos o no, tenemos que admitir que, con el paso de los años, van apareciendo achaques propios de la edad. Uno de ellos es la osteoporosis, patología que se caracteriza por la pérdida progresiva de la sustancia ósea; lo cierto es que se forma menos cantidad de la que se destruye y, como consecuencia de ello, los huesos se vuelven más frágiles y quebradizos; el resultado es que las fracturas se pueden producir ante el mínimo traumatismo. Su frecuencia es mayor en el sexo femenino, a partir de la menopausia, cuando cesa la actividad ovárica y disminuye la producción de estrógenos; a partir de esta fecha, se produce un desequilibrio entre los procesos de formación y reabsorción ósea, a favor de estos últimos, dando lugar a un incremento de la pérdida ósea. El varón no está ajeno al problema, aunque su disminución de masa ósea empieza más tarde y evoluciona más lentamente.

Ahora bien, debemos tener presente que las medidas preventivas van a ser primordiales y lo ideal es llevarlas a cabo desde la infancia, estimulando un buen desarrollo óseo, y manteniéndolo a lo largo de toda la vida, con una actividad física, adecuada a cada edad, y una dieta equilibrada, rica en calcio, mineral necesario a lo largo de toda la vida. En una mujer postmenopáusica, la cantidad oscila en torno a los 1300 mg/día, siendo sus fuentes principales, los derivados lácteos, pescado azul, vegetales verdes oscuros y los frutos secos.

Por tanto, aparte de la alimentación rica en este mineral, el ejercicio físico va a desempeñar un importante papel a lo largo de toda la vida y, sobre todo, a partir de la menopausia. Por una parte, todos ellos son excelentes para beneficiar el sistema cardiovascular y, por la otra, aumentan la flexibilidad y el tono muscular. Otra cosa a tener en cuenta es el cuidado de las posturas corporales: mantener la espalda erguida y alineada al estar sentada, evitar los asientos blandos y los que no tengan respaldo, utilizar colchón y somier firmes y rectos y, algo muy importante, a la hora de transportar pesos, deben ir repartidos por igual entre ambos brazos, procurando llevarlos semiflexionados.

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